martes, 21 de septiembre de 2010

Echaremos de menos a Labordeta

Jiménez Losantos descubre ahora que el cantautor era su segundo padre

Xavier Campreciós Periodista -EL PERIÓDICO DE CATALUÑA-21/09/2010.

El quiosco despedía ayer -abrió la primera página de Público, y asomó en las de EL PERIÓDICO, El País, El Mundo y Avui- a José Antonio Labordeta, cantautor, historiador, profesor, escritor y político de izquierdas aragonés. Y de qué manera. Al abuelo, como lo llamaban coloquialmente, lo loaban dos decenas de artículos en los diarios de Madrid y Barcelona de artistas y políticos de todo color, desde el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, a la exalcaldesa de Zaragoza y dirigente del PP Luisa Fernanda Rudi. Hasta el tertuliano estrella de la derecha Federico Jiménez Losantos homenajeaba a quien fue su profesor de Historia del Arte desde los 15 a los 20 años llamándole padre adoptivo: «Desde que murió el mío, [Labordeta] fue casi un segundo padre, aunque esto es lo que en la vida tardas en comprender», confesaba en su columna de El Mundo. 

Con todo, no se enrede y no pierda de vista que --como escribe Jesús Maraña, director de Público- «los que sacaban de quicio a Labordeta» eran precisamente «el ala más dura de la bancada de la derecha» del Congreso, a la que envió a la mierda desde la tribuna de oradores. La misma que estaría jaleando al «piquete mediático antisindical» -en definición de Isaac Rosa en el mismo diario- que se esfuerza «en superar el listón de la semana pasada» en su campaña antihuelga «con todo tipo de noticias sobre el lado oscuro del sindicalismo». Cruzada que sigue siendo el mar de fondo mayoritario de la prensa de derechas capitalina.

Y para muestra un botón. En La Razón, que servía otra encuesta propia sobre la huelga [conclusión: dos de cada tres trabajadores no la harán], se leía un delirante artículo de César Vidal, compadre de Jiménez Losantos: «Me consta que hay algunas personas que llevan años esforzándose por encontrar y difundir aspectos positivos en la herencia que Franco dejó a los españoles (...) Uno de los ejemplos más obvios es el de los sindicatos oficiales (...) No pasan de ser una parte de la administración estatal, profundamente ideologizada y costosísima, es decir, los sindicatos verticales de la época de Franco, pero con muchos más pesebres y costando muchísimo más». Ya lo sabe: con Franco vivíamos mejor que en democracia. ¿Cómo no vamos a echar de menos al abuelo Labordeta? 
 

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