sábado, 12 de marzo de 2011



El Acuerdo social y la Reforma de las pensiones.

José Manuel Marañón

El Acuerdo social  y económico para el crecimiento, el empleo y la garantía de las pensiones va mucho más allá del  tema de las propias pensiones aunque sea lo que más relevancia mediática y social esté teniendo.
Este Acuerdo global se inserta en el Pacto de Estado que desde el comienzo de la crisis estábamos proponiendo desde CC OO  con el objetivo de proteger a las personas,  cambiar el modelo de crecimiento y garantizar la pervivencia de nuestro Estado de Bienestar.
Por eso, se habla, en el Acuerdo, de temas que van desde las políticas activas de empleo hasta la pervivencia de las ayudas para parados/as que hayan agotado la prestación pasando por la recuperación de los ámbitos de interlocución en el sector de los empleados/as públicos.
El acuerdo acota, asimismo, los márgenes en los que se ha de desarrollar la necesaria reforma de la negociación colectiva, reforzando el papel del convenio sectorial y la participación sindical en los elementos de flexibilidad, flexibilidad que ha de verse no solamente desde el punto de vista de la empresa, sino, también, desde  el de los trabajadores y trabajadoras.
Pero, hablemos de pensiones. Y hablemos, fundamentalmente, de algunas medias verdades que a fuerza de ser repetidas parecen verdades con mayúsculas.
Vamos a céntranos en dos cuestiones aunque, lógicamente, podríamos hablar de algunas más. Se ha planteado, en primer lugar, que era necesaria una reforma en profundidad del sistema y que si los sindicatos de clase no nos aveníamos a ello era porque hacíamos una lectura alicorta de la situación. Absolutamente falso. Desde que se pone en marcha el Pacto de Toledo en 1995, CC OO ha firmado tres reformas del Sistema de Pensiones, en 1996, en 2001 y en 2006, reformas en las que se habían acordado cuestiones tan sustanciales como podían ser la ampliación de 8 a 15 años para el cálculo de la prnsión o la separación de fuentes. Por cierto, el no cumplimiento de la separación de fuentes implica que se está hurtando al fondo de reserva una cantidad de 4000 millones de € cada año.
En segundo  lugar tenemos que hablar de las previsiones demográficas  y como consecuencia de ello la relación cotizantes/pensionistas. Se ha hecho una simplificación sesgada para demostrar la insostenibilidad del sistema.
Hay algunos datos que son ciertos pero que nos pueden llevar a conclusiones diversas. Y otros que se basan en previsiones que no es la primera vez que fallan estrepitosamente.
Digamos que es cierto que a comienzos de la década de los treinta habrá 15 millones de pensionistas cuándo en la actualidad son 8 millones. Es cierto que aspiramos  a que cobren mejores pensiones y es casi seguro que la cobrarán durante más tiempo. De hecho, ahora, los pensionistas que entran al sistema cobran un 30% más que los que salen.
Y hay otro dato cierto. El gasto en pensiones está creciendo en los últimos años 2 puntos por encima de la inflación cuándo los ingresos solo crecen 0,6% por encima de esa inflación. Antes eso se plantea una reducción del gasto en forma de reducción de la pensiones. Pero, también se puede y se debe actuar sobre el gasto llevando a cabo la separación de fuentes, es decir pagando las pensiones no contributivas y los complementos a mínimos de los Presupuestos Generales del Estado y no de las cotizaciones de la SS. Hay que tener en cuenta que los 4000 € anuales que eso conlleva significan un 4% del total del gasto en pensiones del 2010, por ejemplo
Pero podemos y debemos actuar también sobre los ingresos. Y aquí a algún lector pensará aquello de que ya están los sindicatos planteando una subida de impuestos vía cotizaciones sociales en momentos de crisis. Sin descartar nada porque es evidente que tenemos que afrontar una reforma fiscal que haga  nuestro sistema impositivo realmente progresivo,  solamente tenemos que hablar, para comenzar, de cuestiones concretas como el destope de las cotizaciones máximas o de la integración de los regímenes especiales (agrario, Empleadas de hogar...) en el Régimen General. Pero sobre todo tenemos que hablar de mercado de trabajo, de más y mejor empleo. Porque si, en este país, tenemos más y mejor empleo mejorarán sustancialmente los ingresos del Sistema sin necesidad de incrementar la tasa impositiva. Es más si no cambiamos el modelo productivo y no creamos más y mejor empleo, el sistema de pensiones solo será una parte del problema. El problema central  será un modelo de desarrollo económico que  arrojará sistemáticamente a la marginalidad a una parte sustancial de nuestra población activa.
Por cierto, toda previsión demográfica más allá de los 15-20 años tiene mucho de virtual y poco de científico. No hay más que echar una ojeada a las previsiones  que algunos expertos hacían, a principios de lo 90,  para 2010. Nada que ver con la realidad actual. Baste decir que la población total, la activa y la empleada es un 20% superior a la que los antedichos expertos previeron.
Podríamos seguir desgranando más cuestiones en esta misma línea pero necesitaríamos   mucho más espacio que el lógico para una tribuna como ésta. Pero si hay que decir que la gran virtualidad del acuerdo es la preservación del Sistema Público de Pensiones como un Sistema de reparto. Y para ver la virtualidad de eso conviene también revisar escritos de expertos (El grupo FEDEA por ejemplo, al que ha pertenecido, por cierto, José Manuel Campa, Secretario de Estado de Economía), escritos en los que se propugnaba que parte de las cotizaciones sociales se desviaran a fondos de pensiones individuales. Por eso, este grupo de expertos publicó,  a mediados de enero, un artículo de opinión, titulado “Más vale reforma sin acuerdo que acuerdo sin reforma” cuando veían que  la posibilidad del acuerdo  desbarataba su planteamiento central que era la desnaturalización  del actual Sistema Público de Pensiones que, según ellos, debiera convertirse en un sistema subsidiario y de mínimos.
En resumidas cuentas, el Acuerdo ha supuesto en el tema de pensiones el mantenimiento de un Sistema Público lo que garantiza no solamente unas pensiones de fututo dignas sino un alto grado de cohesión social a la que una organización como CC O aspira en todo momento.


lunes, 7 de marzo de 2011

ENTREVISTA: JAVIER MASCHERANO Centrocampista del Barcelona

"Ahora corro menos"

LUIS MARTÍN - EL PAÍS - 06/03/2011
A Javier Mascherano (San Lorenzo, Argentina; 1984) le llamaron Jefecito, Monster Masc y El Pulpo, pero él prefiere que le llamen Javier. Empezó de delantero hasta que a los ocho años el entrenador, su padre, exfutbolista que llegó a jugar en la Segunda argentina, le puso de medio centro. Ha hecho carrera: jugó en el River, el Corinthians, cinco partidos en el West Ham y casi cuatro años en el Liverpool. Desde agosto, el capitán de Argentina juega en el Barcelona. Y cada vez mejor.
      Pregunta. Nació cerca de Rosario, pero empezó en River.
      Respuesta. Se dio así y nunca quise ir a un equipo de Rosario, aunque soy hincha de Central. A los 12 años entré en la escuela de Renato Cesarini, que se encarga de llevar jugadores a clubes de Buenos Aires. Seguramente terminaré mi carrera en Argentina y ojalá sea en River.

      P. ¿Por qué se fue a Brasil?
      R. River tenia la necesidad de vender y Corinthians ofreció mucho. Fue raro porque o nos íbamos Lucho González, Maxi López y yo o no se hacía la operación. Para mí, era bueno en lo deportivo. Al final, jugué un año y salimos campeones, pero las cosas se pusieron difíciles. La empresa que había comprado el equipo se estaba yendo, quiso recuperar el dinero y me vendieron al West Ham. Fue un cambio terrible y no tuve la ocasión de adaptarme ni de aprender. Fue un poco raro.

      P. ¿Cómo es lo de ser centrocampista en Inglaterra?
      R. Es de lo mejor que me pasó en mi carrera. Es fútbol en estado puro, no existe la trampa, es pura inocencia, jugar para ganar. Es el fútbol que uno juega de chiquito. Fue una reválida para mí, que empecé a jugar en la calle. Por eso de Inglaterra tengo un gran recuerdo. Disfruté muchísimo.

      P. Nada que ver con el juego brasileño, claro.
      R. ¡No! El brasileño es un juego muy abierto. Para el centrocampista y el defensor es difícil de jugar. Juegas siempre mano a mano. Es un duelo permanente. Si lo pierdes, es muy factible que pierdas el partido. Yo siempre tenía que pelear con gente muy rápida, en espacios muy grandes...

      P. ¿Qué le dio el Liverpool?
      R. Con Rafa Benítez perfeccioné lo táctico. Me dio la oportunidad de demostrarme que podía jugar en Inglaterra. Tácticamente, es muy bueno. Lee muy bien al rival, sus debilidades. Es muy trabajador. Le gusta que el equipo esté muy ordenado.

      P. ¿No encorseta en exceso a los futbolistas?
      R. No. Siempre nos dio libertad para jugar, pero en lo defensivo debíamos tener orden. En el Liverpool yo era el balance. Cuando llegué, estaban Sissoko, Gerrard y Alonso y lo primero que pensé es que, si no jugaba en el West Ham, por qué iba a hacerlo en el Liverpool. Pero me dio confianza. Gerrard pasó a mediapunta por detrás de Torres y jugué con Xabi Alonso. Él se encargaba de crear y yo le daba balance, jugaba con la escoba, daba las coberturas. En el Liverpool se dio mi renacer. En muchos aspectos me sentí más cómodo que en River. Siento que es mi casa, aunque no acabó bien. El Liverpool me quiso vender. Y el negocio es parte del fútbol, ya lo tengo claro.

      P. Su carrera era difícil de imaginar, pero es nada mala.
      R. Siempre di un paso adelante. Nunca imaginé mi carrera de esta forma, pero estoy conforme. Lo que logré lo gané por trabajo y sacrificio. Lo importante para mí es el fútbol y no lo que lo rodea.

      P. Jugó muchísimas veces contra el Arsenal.
      R. ¡Sí, muchas! En la Liga, les eliminamos en la Champions, jugamos la Copa de la Liga... Casi siempre empaté y me hicieron correr. Ellos siempre tenían el control y nosotros nos organizábamos en la defensa para ganarle a la contra. Aquel era prácticamente el mismo equipo que ahora. Jugaban Flamini o Denilson por Wilshere; estaban Kolo y Gallas. Y ahora hay estos chicos, pero básicamente es lo mismo. Intentan jugar parecido al Barça. Pero, físicamente, son más fuertes, aunque es difícil verles ganar con un pelotazo. Contra Cesc jugué mil veces. Tiene ese toque diferente, ese detalle que recuerda que es del Barça, ese modo de jugar tan de aquí.

      P. De niño, veía el fútbol europeo. ¿Vio algo parecido a este equipo?
      R. No. Jamás vi un equipo como el Barça. Vi el Ajax de Van Gaal y otros grandes, como la Juve de Lippi, pero no algo como esto. No hay un solo camino para jugar al fútbol, todos son válidos. A mí me tocó jugar, me tocó pegarle para arriba y le pegué. Uno juega a lo que puede. Por suerte estoy aquí y sé que hay otra manera de pensar, sentir y jugar al fútbol. Afortunadamente, he tenido la ocasión de conocerla. Lo más fácil era quedarme en el Liverpool. Tenía el sitio asegurado y nadie me iba a tocar. Era muy fácil quedarme. Pero quería vivir en un equipo que luchara por los títulos. Más allá de lo que se gane o no, vine para saber si podía jugar en un equipo como este, ser parte de un equipo que va camino de ser recordado por cómo juega, no por lo que gane. Y eso es más importante que los títulos. La gente recuerda a la naranja mecánica y no ganó. Eso tiene mérito. Hay gente exitista a la que le gusta solo ganar, pero el cómo es importante. Yo no desprecio ninguna manera de jugar, pero, obviamente, esta es diferente de todas.

      P. ¿Qué le pidió Guardiola, qué tuvo que cambiar?
      R. Que hiciera lo que siempre hice en lo defensivo y que en lo ofensivo fuera muy participativo, me ofreciera siempre, tratara de ser simple, de dar continuidad al juego... En el Barça, el juego posicional es muy importante. Ahora corro menos, pero siempre estoy cerca de la jugada. Trato de aprender y ser mejor cada día porque mi anhelo es mirar atrás y estar orgulloso de lo que hice. Guardiola, por el fanatismo con el que vive el fútbol, me recuerda a Bielsa. Los dos piensan más en el arco de enfrente que en el suyo, en cómo hacer daño al atacar. Marcelo es más directo, más vertical; el Barça busca más la pausa.

      P. Viendo los números, ¿no está jugando tan poco como podía suponer?
      R. En Argentina quieren dar a entender que juego poco, pero yo estoy contento, sobre todo teniendo en cuenta el mediocampo del Barça, que es el del campeón del mundo. Es de lo mejor que se ha visto en la historia. Así que debo ser respetuoso y consciente de que, si no juego yo, lo hacen Busquets, Keita... O Xavi e Iniesta, los mejores creadores del mundo, únicos e irrepetibles. Por desgracia para el fútbol, no volveremos a ver nada igual. Y, sobre todo, está Busquets, que es el jugador perfecto para este club. Sergio, que por su talento podría jugar en cualquier equipo, ha nacido para jugar acá. Tiene todo lo que debe tener el mediocentro del Barça: quite, buena técnica y un orden táctico perfecto. Yo le miro y trato de aprender, sacar cosas. Somos perfiles diferentes. Implicación siempre he tenido. Para ser campeón necesitas un grupo. Juegan 11, cinco esperan en el banco y seis lo ven en la tribuna. Pero para hacer buenos a los 11 necesitas una competencia sana y diaria. Y yo vine para eso.

      P. ¿Perdonó dinero?
      R. Lo dejamos para otro día.

      P. ¿Le tuvo que convencer Messi para fichar por el Barcelona?
      P. ¡Nooo! ¡Fui yo el quien le convenció para que me recomendara! En serio, creo que a Leo y a Gabi (Milito) les preguntaron por cómo era dentro, en el vestuario, como persona. Les agradezco, parece que hablaron bien, porque me ficharon.

      P. ¿Por qué a Messi le costó tanto ser reconocido en Argentina?
      R. Seguramente porque nunca jugó allí. A todos los futbolistas se nos relaciona con un equipo y a él no. Pero eso ya pasó. Tenemos la suerte de que el mejor jugador del mundo es argentino y la gente lo quiere disfrutar.

      P. En tanto que el mejor jugador del mundo, ¿ Messi está llamado a ganar un Mundial?
      R. De momento tenemos que afrontar la Copa América, que este año jugamos en casa. El fútbol argentino necesita ganar un título, porque hace mucho tiempo que no ganamos nada. La gente esta muy ilusionada, es hora de que Argentina vuelva a ganar algo.

      P. ¿Qué significa ser capitán de Argentina?
      R. Primero, un orgullo inmenso pero también una responsabilidad. Yo tuve la suerte de tener a Ayala cuando llegué, que me agarró de la mano y me ayudó a recorrer el camino. Uno trata, con mis características y mi manera de ser, de no de imitarle- Pero sí de dejar algo. La selección es dejar algo para los que vienen, que sepan que uno trató de hacer lo mejor.