sábado, 24 de agosto de 2013

Pegamento Mascherano


Pegamento Mascherano

Lesionado Puyol y sin minutos para Bartra, el argentino destaca de nuevo en el puesto de central del Barça. Los exzagueros Hierro, Ayala y Nadal analizan sus prestaciones


Mascherano protege el balón ante Jordi Alba y Villa. /ALEJANDRO RUESGA

lunes, 19 de agosto de 2013


A la velocidad de la luz

El Barcelona completa una actuación coral estupenda ante un remendado Levante



A los estrenos se les pide una cierta solemnidad, o al menos un punto de pasión, ni que sea para renovar los ánimos, sobre todo cuando juega el campeón y el resultado es previsible, como era el caso de ayer en el Camp Nou. La respuesta del Barcelona fue exquisitamente respetuosa con las exigencias de la jornada y consecuente con el guion de las dos últimas Ligas. No se pueden hacer concesiones cuando se necesitan 100 puntos y 100 goles para alcanzar el título. Los azulgrana abrasaron al Levante con un recital de fútbol colectivo que solo paró el obligado descanso (6-0). La novedad de la tarde estuvo en el protagonista del debut, que no fue Messi ni tampoco Neymar, sino Martino en tanto que técnico del Barça.

BARÇA, 7 - LEVANTE, 0

Barcelona: Valdés; Alves, Piqué, Mascherano, Adriano; Xavi, Busquets, Cesc; Pedro (Tello, m.76), Messi (Iniesta, m.71) y Alexis (Neymar, m.64). No utilizados: Pinto, Bartra, Alba y Song.
Levante: Keylor Navas; Pedro López, David Navarro, Héctor Rodas, Juanfrán; Simao Maté (Pallardó, m.46), Sergio Pinto (Adoua, m.46)); Xumetra, El Zhar (Ivanschizt, m.64), Rubén; y Barra. No utlizados: Jiménez, Vyntra, Nilos y Pedro Ríos,
Goles: 1-0. M. 2: Alexis. 2-0. M. 11; Messi. 3-0. M. 23: Alves, 4-0, M. 26. Pedro. 5-0. M. 42. Messi, de penalti. 6-0. M.45: Xavi. 7-0. M.72. Pedro.
Árbitro: Del Campo Grande. Amonestó a Adoua, Rodas y Neymar.
Camp Nou. 73.812 espectadores.
Los azulgrana recuperaron el sentido de equipo y ofrecieron una de sus mejores versiones contra un rival remendado como el Levante, incapaz de todas maneras de puntuar en su vida en el Camp Nou. Jugó el Barça con intensidad y precisión, con rotundidad, y también con la ambición de un aspirante, actitud elogiable en un plantel cubierto de trofeos y de figuras mundiales. Hasta Messi corría detrás del balón y apretaba a los centrales sin dejar de poner asistencias ni meter goles. El 10 dejó de recibir al pie y ejerció de líder y dignificó su condición de número 1. Neymar debió quedarse asombrado en el banquillo ante el despliegue de su ídolo y sus compañeros. Anémico, falto de peso desde que le quitaron las amígdalas, al brasileño le quedan todavía unos cuantos entrenamientos para jugar con la frescura de Pedro y Alexis.
Así lo cree Tata Martino y nadie se lo discutió después que la hinchada escrutara de entrada una alineación sin Neymar, Iniesta ni Jordi Alba. Un cambio por línea provocado a buen seguro por los partidos que vienen —la Supercopa y las visitas a Málaga y Valencia— y los que jugaron durante la semana España y Brasil y que para nada alteró el equilibrio del Barça. No era un día para las individualidades sino que se imponía el grupo y, por extensión, el juego asociativo. El equipo actuó con una velocidad y sincronía admirables, imposible de defender para el Levante. Aparecieron el compás de Busquets y la brújula de Xavi y para completar el triángulo de centrocampistas se descolgó estupendamente Cesc. El volante calzó tan bien en el equipo que participó prácticamente en la mitad de los goles para celebrar que se queda en el Barcelona.
El sentido de equipo, preciso, rápido y ambicioso, se impuso a los solistas
Muy juntos, los barcelonistas no pararon hasta que contaron la media docena de goles. El equipo presionó mucho y bien, desde el portero al extremo izquierdo, sin dar salida al Levante, como en los mejores tiempos de Guardiola. Los ataques fueron continuos porque la línea de recuperación se situó muy cerca del área del plantel de Caparrós. El Barça robaba la pelota pronto y la jugaba rápido. El balón silbaba por la velocidad de ejecución de la jugada. A un toque, por el interior y el exterior, a partir de triángulos o paredes, de manera coral y solidaria, los muchachos de Martino se enseñaron con el Levante.
Que el fútbol del Barça sea venerable o aborrecible depende de un metro y de un segundo, ni más ni menos, y ayer los jugadores conjugaron el espacio y el tiempo de manera matemática, como exige su libro de estilo y su carta de naturaleza. Resolvieron de forma fácil un partido sencillo por más que llegara preñado de incertidumbre por una pretemporada extravagante y por las discusiones que ha provocado la composición de la plantilla. La respuesta del equipo fue en cualquier caso excelente de la misma manera que la declaración de intenciones del entrenador resultó muy interesante por no decir convincente, sobre todo por la manera que manejó la alineación y los cambios, un anuncio claro de como funcionarán las rotaciones. Aunque la mayoría acabó de la misma manera, acompañando la jugada y el remate, los goles fueron muchos y repartidos, como demandaba la propuesta barcelonista. Y, una vez resuelta la contienda, el técnico movió el banquillo con tanta sorpresa como sentido común: sustituyó a Messi y aparentemente no pasó nada.
Messi ejerció de líder y se fue casi al mismo tiempo que entraba Neymar
Habrá que aguardar para constatar cómo funciona la cohabitación porque el 10 se fue casi al mismo tiempo que entraba Neymar, quien dejó constancia de su estreno por una tarjeta. Necesita vitaminas el brasileño, consciente de que el encuentro había quedado finiquitado antes de que pisara la cancha. El impacto de la primera parte dejó en anónima la segunda. Ya nadie discutía el liderato del campeón después de completar su mejor estreno en la Liga. Jugó bien y ganó el Barça, como pedía Martino, y volvió a sus orígenes para ser competitivo y jugar a la velocidad de la luz. Ayer goleó, como ya es norma y defendió como no era costumbre, porque cuando se presiona bien se evitan las concesiones y se olvida hasta el central que le falta.
Una buena noticia en un estreno radiante y pletórico. El partido fue tan bello y sereno que de momento la hinchada se impone celebrar que los solistas, con Mesi a la cabeza, se han puesto al servicio de la orquesta de Martino.

martes, 30 de julio de 2013

Fallece Ramallets a los 89 años


Fallece Ramallets a los 89 años


El célebre portero del Barça de 'les cinc copes' ganó 6 Ligas, 5 Copas y 5 trofeos Zamora al menos goleado

JOAN DOMÈNECH / El Periódico de Cataluña/ Martes, 30 de julio del 2013 

El Barça ha perdido otro de los nombres ilustres de su historia. Antoni Ramallets i Simon ha fallecido este lunes a los 89 años de edad. El célebre meta azulgrana, que fue apodado 'El gato de Maracaná' por sus portentosas actuaciones en el Mundial de 1950, ha sido uno de los mejores porteros del fútbol español. Un dato sirve para acreditarlo: cinco trofeos Zamora al portero menos goleado en una Liga Ese récord, vigente durante más de 50 años, lo igualó Víctor Valdésel pasado verano.
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Antoni Ramallets, en su etapa como guardameta del Barça.
Antoni Ramallets, en su etapa como guardameta del Barça. ARCHIVO
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Antoni Ramallets y Sandro Rosell, en un reciente homenaje al exportero azulgrana.
Antoni Ramallets y Sandro Rosell, en un reciente homenaje al exportero azulgrana. EL PERIÓDICO
Ramallets nació el 1 de julio de 1924 y fichó por el Barça cuando tenía ya 24 años. Empezó su carrera en el Europa a los 17, y pasó por el Mallorca, el San Fernando y el Valladolid antes de recalar en Les Corts. y formar parte del mítico equipo de les Cinc Copes, el más grande de la entidad hasta la irrupción del Dream Team de Johan Cruyff y el de Pep Guardiola.
Entre 1946 y 1962 disputó 538 partidos vestido de azulgrana. Se llevó, a su casa de Sant Joan de Mediona seis Ligas y cinco Copas como principales conquistas. Su retirada definitiva se produjo el 6 de marzo de 1962 en un amistoso frente al Hamburgo (5-1) y dejó el campo tras unaexcepcional parada a remate de Uwe Seeler, uno de los delanteros más estelares de la época.
Del mismo modo que se recuerdan sus actuaciones con la selección española en el Mundial-50, el peor momento lo vivió en la final de Berna, la primera de la Copa de Europa que perdió el Barça. Ante el Benfica, los azulgranas sucumbieron por 3-2, en una desgraciada tarde en la que estrellaron tres remates a los postes, pero en la que Ramallets, su último bastión, cometió un error,deslumbrado por el sol, que costó un gol.
El fallecimiento de Ramallets ha coincidido, en la fecha, con el aniversario de la muerte de Joan Gamper, el fundador del Barça, acaecida el 30 de julio de 1930
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viernes, 19 de julio de 2013

'Geluco'


'Geluco'

Por Jordi Guillot, Joan Saura y Jaume Bosch | Se ha muerto Anxo Guerreiro, político, articulista, pensador, activista cultural, compañero y amigo. 
 | 18 Julio 2013
Se ha muerto Anxo Guerreiro, político, diputado, articulista, pensador, activista cultural, compañero y amigo. Para los hombres y mujeres del PSUC, primero, y después de ICV, es una gran pérdida. Anxo fue siempre un firme aliado nuestro, de Catalunya y de sus aspiraciones nacionales. La enfermedad se ha llevado a un amigo y maestro de fuertes convicciones de izquierdas y galleguistas. Luchador clandestino durante el franquismo, protagonista en la transición gallega y en la construcción de su autogobierno.
Hablar del Geluco político es hablar de su firmeza y habilidad. De su pensamiento renovador. De su rechazo a los sectarismos, lo que le comportó tantos problemas con aquellos que todo lo sabían y a ninguna parte llegaron. De su voluntarismo en conseguir que en Galicia cuajara una izquierda abierta, útil, creíble y profundamente galleguista. Es hablar de su espíritu unitario. Anxo no tuvo el retorno político que se merecían todos los esfuerzos y sacrificios que realizó en su larga trayectoria política, tampoco lo esperó, ni nunca le oí quejarse. Él sembró y sembró, y algo parece que está creciendo en Galicia.
Hablar del Geluco, articulista y pensador, es hablar de un maestro y de un observador. Crítico, pero comprometido con Galicia y su izquierda.
Recordar a la persona es añorar su simpatía y su erudición, fruto tanto del estudio como de su larga experiencia. Era saborear su retranca y finura en la conversación. Pero sobre todo echaremos a faltar su optimismo. Si algo recordaré siempre de Anxo Guerreiro es su optimismo, hasta el punto que corrigió a Gramsci, casando el optimismo de la voluntad con el optimismo de la inteligencia.
Anxo, querido amigo: descansa en paz. A toda su familia, compañeros y compañeras un fuerte abrazo de todo el pueblo de izquierdas y catalanista.
¡Que la tierra te sea leve, Geluco!

lunes, 15 de julio de 2013

domingo, 26 de mayo de 2013

viernes, 24 de mayo de 2013



Hasta siempre, Compañera


Del blog de Javi Ramírez (casi un blog)



Pasado sin futuro

La historia suele cerrar sus ciclos con un candado invisible, y quienes se los saltan acaban pagándolo


El retorno de Aznar al ya de por sí tórrido escenario político español tuvo, como comentaron incluso algunos de sus propios correligionarios, un cierto aire de farsa. Como en la conocida cita de Marx, es lo que suele pasar cuando vuelven los grandes personajes de la historia. O los que así se consideran, claro. No seré yo, sin embargo, quien se encargue de abundar en ello. Contrariamente a lo que pueda acontecer en su partido, no creo que sea una cuestión que nos deba inquietar. La historia suele cerrar sus ciclos con un candado invisible, y quienes se los saltan acaban pagando por ello. Sobre todo cuando tratan de aplicar recetas de su tiempo a situaciones y contextos radicalmente nuevos. Y el que hoy nos concierne no pasa por rescatar antiguos líderes salvíficos. Ni tampoco, y esto ya me resulta más preocupante, regresar a modelos de sociedad que habíamos dado por superados, como ocurre cuando se trata de restablecer el valor de la asignatura de religión, la reversión de la ley del aborto o la vuelta a la disputa sobre las lenguas en el sistema educativo. Quizá, como decía el bueno de Tocqueville, porque son manifestaciones de la “desesperación de un pasado que se niega a arrojar luz sobre el futuro y deja que la mente humana divague en la oscuridad”.
Vivimos, en efecto, en tiempos oscuros. Y por nuestra ya larga experiencia histórica sabemos que suelen ser los más propensos a caer en la añoranza de las certidumbres pretéritas: los liderazgos firmes, los antiguos vínculos religiosos que nos soldaban a una eticidad común, el país vertebrado y de “una pieza”. Suele ser el tic del conservadurismo cuando siente el vértigo al cambio social. Pero, para bien o para mal, es el mundo que hemos perdido y que ya no puede recuperarse de nuevo. Y menos todavía recurriendo a la vía legislativa. La religión católica no se rehabilitará blindándola en el currículo escolar, sino por la acción de las familias de esta confesión y su colaboración con las parroquias. Y la forma más efectiva de combatir el aborto es facilitando medios a las madres solteras, ayudas por hijos u otros mecanismos de auxilio social, aunque al final la decisión última la debería tener cada mujer afectada. Nuestra idea de España, por otro lado, deberá corresponderse con aquello que deseen los españoles de hoy, no con la traslación, a modo de contrafáctico, de un modelo idealizado de lo que deba ser.
Sí hay, sin embargo, cosas que merece la pena conservar —o, en su caso, alcanzar— porque nos afectan a todos, no a alguna de las partes. A este respecto es imprescindible mantener la cohesión social, suturar las fracturas sociales creadas por la crisis y el desempleo masivo; gozar de un Estado eficaz y vertebrado a partir de la pluralidad; y sentar las bases para afrontar la cada vez más difícil competitividad económica sin renunciar a las prestaciones del Estado de bienestar. Y, como punto de atención particular, ofrecer una expectativa de futuro a los jóvenes, que son las grandes víctimas de la actual situación y el mayor ejemplo de nuestro fracaso colectivo. Sin ellos sí que no hay porvenir, porque son los únicos con capacidad para aportarnos las ideas que necesitamos para los nuevos desafíos; son el vínculo natural que conecta el presente al futuro. Cada nueva generación es un nuevo comienzo. Y este país no se podrá resetear hasta que esta generación de jóvenes, que amenaza con perderse en la historia, no recupere el protagonismo que le es debido. Sin ellos estamos condenados a perdernos en un presente con añoranzas de un supuesto pasado mejor, a vagar por la historia sin rumbo conocido.
Con todo, si pudiéramos volver a nuestra historia reciente para, como el buceador de H. Arendt, recuperar “las perlas y el coral”, ese algo “rico y extraño” que sí merece ser resucitado, ¿dónde lo buscaríamos? No en los viejos líderes ni en los “grandes valores” de nuestra tradición, desde luego. Tampoco en una supuesta cohesión nacional que nunca existió. Lo encontraríamos en el ejemplo humilde pero eficaz de un grupo de políticos, casi todos ellos neófitos en esas lides, que se pusieron la historia por montera y se sentaron a pactar un nuevo Estado y una nueva forma de organización política. El consenso de la Transición. Hoy habría de ser distinto, con otros desafíos y temores, y sin garantías de un acuerdo final. Pero siempre será mejor que la terapia que ahora se nos recomienda, los dictados de la mayoría absoluta, la persistencia en la división.


El porqué una ley de educación

Antonio Rubio Calín nuevatribuna.es | 23 Mayo 2013
Quien piense que Rajoy se equivocó nombrando a algunos de los ministros y ministras de este su primer (y esperemos que último) Gobierno, está muy equivocado. No podían ser otros. La mezcla de estulticia y mala baba está pensada al milímetro. Es el mejor equipo para acometer la empresa que les han ordenado sus patrones. Los mercados, por medio de la troika y su cancerbera, Merkel, tienen en De Guindos y Montoro a sus más leales servidores; ellos están siendo los encargados de desmantelar y empobrecer el país a mayor gloria del capital. Cuando acaben con su misión, habremos retrocedido más de treinta años en niveles de renta, la clase media se habrá empobrecido hasta lo inimaginable, con la consiguiente reducción del consumo interno; la clase obrera, las clases trabajadoras, se habránlumpemproletarizado convirtiéndose en un excelente caldo de cultivo para derivaciones xenófobas e insolidarias y en granero de votos para opciones populistas en el mejor de los casos, cuando no declaradamente fascistas. Por el contrario, ese uno por ciento de ricos y poderosos van a seguir siendo más ricos y poderosos, con lo que ello significa (hace unos días, un medio de comunicación hablaba sin rubor del mantenimiento, y crecimiento en algunos casos, del “mercado del lujo”; el único al que no afecta la crisis). Claro, el dinero no desaparece en tiempos de crisis, sólo cambia de manos. El Pacto de Rentas que estuvo en la base de la construcción del Estado del Bienestar ha saltado por los aires, junto con este, hecho añicos.
Por otro lado, el empresariado decimonónico y trabucaire español, y el nacionalista de diverso pelaje también, ha obtenido su recompensa de la mano de una reforma laboral que ha dejado sin empleo en los últimos 16 meses a más de un millón de personas. Esa reforma de la que dice sentirse tan orgulloso el presidente del Gobierno; y no es para menos: en menos de dos años se ha cargado todos los derechos laborales y sindicales por los que se ha estado luchando desde la dictadura y, después, durante los últimos treinta años; se ha reducido a papel mojado la fuerza del convenio colectivo, se están desestructurando a pasos agigantados las relaciones laborales, reduciéndolas cada vez más a los criterios arbitrarios e impositivos de patronales sin escrúpulos. Y todo ello capitaneado por una ministra que parece salida de una película de Berlanga y que pasará al Olimpo de la idiotez por méritos más que sobrados (capote de la Virgen del Rocío incluido).
Paralelo a ello corre el desmantelamiento de la sanidad pública, hasta hace nada espejo donde se miraban países mucho más desarrollados que el nuestro. Un sistema universal, gratuito y de calidad que le daba sopa con honda a lo privado y que está siendo atacado con saña, porque no es posible que las clases populares puedan tener acceso a una sanidad de calidad en igualdad de condiciones que quienes siempre la han tenido asegurada. ¿Alguien piensa que elegir para la misión a una señora apellidada Mato es una casualidad?
Pero nada de lo anterior tendría sentido si al tiempo no se destruye el sistema educativo, labor para la que se ha elegido al “Torete Wert”, un individuo pagado se si mismo, zafio, colérico, provocador e indocumentado, un liberal comme il faut, vamos. Para que la derecha, como brazo armado y expresión política del capital, cumpla con su cometido histórico necesita establecer un sistema educativo en el que el poder pueda sentirse cómodo, que le permita acceder al conocimiento en exclusividad y, por lo tanto, sin competencia; ¿el hijo del obrero a la Universidad? Pero ¿qué ocurrencia es esta?
A pesar de todos los pesares, este país nuestro se ha ido dotando de un sistema educativo público, que si bien deja mucho que desear, ha permitido reducir y mucho las diferencias de clase que existían hace poco más de treinta años. No solo se ha universalizado la educación sino que, y porqué no decirlo, se ha prestigiado y dotado de niveles de calidad impensables hace unas décadas. Es verdad que queda mucho por hacer. Es verdad que la reforma más ambiciosa de nuestro sistema, la LOGSE, nació con un déficit de financiación que malogró algunas de sus más brillantes aportaciones y que tras ella se han dado más palos de ciego que otra cosa.
Los recurrentes estudios comparativos entres sistemas, tipo PISA, incurren en lagunas y establecen comparaciones donde no se debiera comparar; pero aciertan y son contundentes en algo: Allí donde más se invierte en educación y esta es abrumadoramente pública, allí donde mejor se valora al profesorado y se le reconoce y remunera decentemente es donde mejores resultados se obtienen (Hace poco leía unas declaraciones del gran pedagogo, enseñante y dibujante, Franceso Tonucci, FRATO, que decía que si “la escuela no es pública, no es escuela”).
De estas cuestiones no se habla, ni se hace referencia. Se habla de fracaso escolar y abandono del sistema; un mantra que va calando. Estos discípulos aventajados de Goebbels han aprendido muy bien la lección: “Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”, “La fiesta se ha acabado” (¿Había alguna? porque yo no me he enterado), “El despido es muy caro en España”, “Tenemos un mercado laboral muy rígido”… axiomas que repetidos mil veces van calando en una sociedad que se desayuna con las finales coperas y el chascarrillo de bar. Pero nadie habla ni hace referencia de lo que ha significado en esta última década, en concreto de 1997 a 2008, la “llamada del ladrillo” para decenas de miles de jóvenes que atraídos por el dinero fácil abandonaban los estudios. ¿Fracaso escolar? No; fracaso social. Y los mismos que han estado detrás de la burbuja inmobiliaria, los mismos que han apoyado y promovido la especulación urbanística y el dinero fácil desde sus posiciones de poder político son los que ahora braman por un cambio de sistema educativo con el bastardo argumento de la “calidad”.
Hasta hace poco era lugar común el referirse a la generación de estudiantes, ya licenciados y licenciadas, que ha dado este país en los últimos veinte años como la generación mejor preparada de la historia de España (y sus comunidades). Vemos, incluso, como quienes en su día se marcharon al exilio investigador habían regresado dadas las oportunidades que empezaban a abrirse en la hasta hace poco oscura y analfabeta España; conocemos con orgullo como jóvenes investigadores, que se han formado en la España de la LOGSE, encabezan y trabajan en proyecto de capital importancia científica. A qué entonces tanto ladrido y esa imperiosa necesidad por acabar con el actual sistema educativo. Es muy sencillo. Se necesita mano de obra indocumentada, iletrada, fácil de someter para los planes del “nuevo reparto internacional del trabajo”, ese que ya nos tiene reservado un puesto como país de servicios tercemundista y mano de obra barata y sin cualificar; una vuelta a los ’60. Pero, además, se necesita adoctrinamiento y sometimiento ideológico. La criminal Conferencia Episcopal española estaba que rabiaba con tanto “laicismo y relativismo” que crea ciudadanos críticos y por lo tanto alejados de la superchería y el sectarismo dogmático de quienes se definen como católicos; es decir, “universales y auténticos”. “Hay que volver a llevar las sotanas a las aulas”, seguro que escupe más de uno al tiempo que se abrocha el disfraz de cuervo con bragueta interminable.
Esta nueva Ley para la Mejora de la Calidad de la Enseñanza (LOMCE) es la ley que necesitaban los curas y las patronales. Es una ley que va a consagrar y subvencionar la segregación, la mercantilización y el adoctrinamiento; es una ley recentralizadora y es una vuelta al pasado más lejano.
Pero de verdad hay alguien que piense que se gana en calidad de enseñanza aumentado las ratios, segregando al alumnado, devaluando la Formación Profesional, reinstaurando las reválidas y dándole a la superchería religiosa católica rango de asignatura fundamental, equiparándola a las matemáticas o la lengua.
Por eso es necesaria una ley de educación, para acabar bien el trabajo emprendido, que no es otro que la destrucción sistemática y total del Estado Social y de Derecho. Se deja a los padres y madres sin empleo gracias a la Reforma Laboral (ya vendrán después los minijobs y los contratos basura), se empobrece a la población, se eliminan prestaciones y se reducen las pensiones de los abuelos por debajo de la subsistencia en el horizonte de su cercana privatización, se cercena la sanidad pública y se remata la jugada con una ley que acabará privatizando la enseñanza y llevando de nuevo la cruz a las escuelas. Os pensabais que 1984 y Fahrenheit 451eran obras de ficción; pues no, simplemente premonitorias.
¡Joder, Mariano, qué bien lo estas haciendo, barbián!

domingo, 12 de mayo de 2013



Iniesta, de cabo a rabo

El medio manchego ha sido protagonista toda la temporada por la regularidad de su juego

Iniesta celebra el título y su cumpleaños. / @ANDRESINIESTA8

Andrés Iniesta no es el jugador del Barcelona que más minutos y partidos acumula en esta Liga. Tampoco quien ha marcado más goles, ha dado más pases, ha rematado más a puerta, ha forzado más tarjetas al rival ni el que ha recibido más faltas o intentado más remates. Excepto en asistencias de gol —14 desde que comenzó la temporada—, en el resto de facetas del juego siempre hay un compañero, al menos, que le supera, pero ninguno ha estado más presente en este título que el chico de Fuentealbilla. Si un jugador ha mantenido una línea regular durante el año, si alguien ha mantenido el tono de cabo a rabo, ese ha sido Iniesta.
El manchego ha vuelto a crecer y ha consolidado su jerarquía en el mundo del fútbol, en el camino que le ha llevado a ganar la sexta Liga con el Barcelona, el título número 20 de su carrera. Mejor jugador europeo del año 2012 y tercero en la elección del Balón de Oro, Iniesta se ha consolidado como el mejor volante del mundo en un año de sobresaliente.
“Siempre creo que lo puedo hacer mejor y cuando empieza el año, uno de los objetivos es terminar la temporada con la sensación de haber aportado más que el año anterior. En ese sentido, estoy satisfecho. Sí, estoy contento porque tengo la sensación de haber crecido, de haber aportado más”, dice Iniesta. “No me voy a poner nota, no seré tan presuntuoso, pero sí tengo la sensación de haber aportado al equipo un poco más que el año pasado”. Lo que tiene claro es que a nivel general la temporada también ha sido buena.
“Un año nunca es malo cuando se gana la Liga. Si cada año estamos con que si no ganas la Champions es un mal año, nos equivocamos en este sentido. Hemos hecho un gran año y estamos orgullosos, la Liga es el título más importante de la temporada porque está marcado por la regularidad y después de todo lo que ha pasado, tiene un valor incalculable”, asegura.
Song, en cambio, representa la cruz de una segunda línea que ha sumado poco
En ese sentido, ha estado presente de cabo a rabo. A diferencia de Pedro, Busquets, Alves y Villa, que han tenido sus momentos, de Fàbregas, que empezó fenomenal y termina irreconocible, o de Puyol, martirizado por los problemas físicos, Iniesta siempre ha estado. Seguramente, solo Valdés, Messi y Piqué le han dado la mano durante el curso; uno por sus goles, otro por sus paradas y el central, por su presencia, liderazgo y responsabilidad, incluso en el peor año defensivo del equipo.
Iniesta ha tirado del carro, como extremo o como volante, indistintamente, en función de la necesidad del equipo. “Ha jugado mucho y bien donde le hemos pedido. Iniesta nos ha dado mucho y ha sido muy regular. En ese sentido, su aportación ha sido determinante, porque ha aparecido de principio a fin, a veces como interior, pero también partiendo desde la banda”, explicó el entrenador tras el partido ante el Betis.
Liberado por Vilanova —“haz lo que quieras, Andrés”, le llegó a decir una mañana—, el 8 ha marcado el camino en no pocos partidos. Mientras se exprime a Xavi, el Barça sigue a la espera de Thiago y no ha encontrado todavía lo que esperaba en Song, en quien el cuerpo técnico ve grandes condiciones pero no aún un rendimiento como se esperaba. Si Iniesta es la cara de los titulares, Song representa la cruz de una segunda línea que ha aportado más bien poco y simboliza una serie de fichajes que no han encajado perfectamente.
A punto de cumplir 29 años, la madurez de Iniesta es evidente, en lo futbolístico y especialmente en lo personal. A partir de la estabilidad emocional, ha vuelto a edificar su rendimiento en el entrenamiento invisible, eso es, en el círculo prevención-alimentación-descanso. “Vive por y para el fútbol”, dicen en la ciudad deportiva, donde esgrimen con orgullo el único parte médico que habla esta temporada de Iniesta y que remite al regreso de un partido en Georgia con la selección española, una elongación en el aductor que le tuvo 10 días parado. Y punto, ni una lesión más. “Hemos dosificado bien”, presumen en el cuerpo técnico.
Iniesta ha dejado de ser este año complemento y se ha convertido en protagonista. Su fútbol ya no se llena de adjetivos; por sencillo que parezca, es sustantivo.


Y, entre Mourinho y Guardiola, Tito

Vilanova reivindica el protagonismo de quienes han seguido en el Camp Nou en el primer año tras la salida de Pep



Tito da instrucciones a Messi en el partido ante el Betis. /GETTY

Tito Vilanova utiliza el plural cuando habla del trabajo de entrenador del Barcelona y se refiere a los años que lleva como técnico. Nadie diría que ha debutado esta temporada en el banquillo del Camp Nou. No es que haga ver como si todo siguiera igual que el curso pasado, sino que pretende reivindicar la tarea de cuantos continúan en el Barça después de la salida de Pep Guardiola. Tito, al fin y al cabo, no estuvo en la despedida de Guardiola el 27 de abril del año pasado porque en el mismo acto dejó de ser su ayudante para convertirse en su sustituto, escena a partir de la cual se explica el enfriamiento de las relaciones entre dos íntimos amigos.
El propio Vilanova, quien en su presentación afirmó que perdería todas las comparaciones con Guardiola, recuerda: “Ya era yo quien preparaba el trabajo de campo cuando estábamos los dos”. Y si se le pregunta por la autogestión del equipo mientras a principios de año era tratado de su enfermedad en Nueva York, replica con ironía: “Si la hubo, la hicieron muy bien porque coincidimos en las alineaciones y los cambios”. Hoy ya no necesita ni mentar a Guardiola sino que se refiere al “anterior entrenador” para definir la sensación de que a su partida parecía que “se iba a hundir el mundo”. Tito y su cuerpo técnico se la jugaron por el Barcelona y reclaman su cuota de protagonismo en una obra colectiva que tiene su continuidad en el club con la conquista de Liga. No es solo una cuestión de autoestima.
Aunque pluralice, la intervención de Tito ha sido decisiva. El equipo se comportó de manera diferente en función de si estaba o no el entrenador. Hasta Navidad, el Barça funcionó como un tiro: le alcanzó con una primera vuelta de récord para desfondar al Madrid: 18 victorias y un empate precisamente en el Camp Nou contra el equipo de Mourinho. Los azulgrana plantearon los partidos como un intercambio de goles y Tito tuvo respuesta para las muchas lesiones que provocaron incluso la alineación de Adriano como central en el clásico.
El partido de referencia bien podría ser el 4-5 de Riazor. A cambio de perder control y presión, de ser más largo y vulnerable, el Barça ha ganado verticalidad, llegada y remate por el gatillo de Messi (46 goles) y la ofensiva de los laterales, aumentada por la entrada de Alba en lugar del hoy recuperado Abidal. Vilanova utilizó a menudo la misma alineación. Únicamente ha habido dos debates: Cesc e Iniesta se alternaban al inicio como interiores hasta que llegaron a formar juntos y después Villa recuperó la titularidad en detrimento de Cesc porque favorecía el juego de Messi.
Al equipo, pese a todo, le ha costado medirse a los grandes en el cuerpo a cuerpo
La inestabilidad fue manifiesta cuando recayó Vilanova de su enfermedad y en enero tuvo que ser tratado en Nueva York. Reventó el equipo por su esfuerzo en la Liga (ha cedido 12 puntos y tomado 37 goles) y penalizó en la Copa y la Champions. A pesar del 4-0 con el Milan, al Barça le costó enfrentarse a los grandes en el cuerpo a cuerpo y responder en las citas solemnes: el Madrid le ganó en la Copa y la Supercopa y el Bayern le goleó en la Champions. Alcanzado el éxito en la Liga, al final se mantienen las dos dudas del inicio: cómo encajar a Cesc y quién debe acompañar a Messi.
Hay grises que no conviene olvidar en la victoria, sobre todo por la división entre suplentes y titulares y la dificultad de adaptación de los fichajes y de ganar jugadores de la cantera. El núcleo duro del equipo, sin embargo, respondió estupendamente, sobre todo Iniesta, hilo conductor. A Vilanova le disgusta que le hagan según qué reproches porque entiende que ciertos defectos de hoy son los mismos que ya tenía ayer con Guardiola. Interpreta que se quiere quitar mérito al triunfo por haber ganado el título por anticipado y después de la dimisión del Madrid de Mourinho.
El final que protagoniza el portugués en Chamartín aumenta el mérito de Vilanova después de la salida de Guardiola. La normalidad y naturalidad frente a la emotividad y la tensión. Así que es lógico que Tito se reivindique y, de acuerdo con sus cuentas, el Barça suma 15 títulos por tres del Madrid desde 2008, el año en que llegó como técnico al Camp Nou. No se trataría por tanto de una transición sino de autoafirmación barcelonista por más que se diga que el juego perdió calidad y pasión. No ha habido más equipo en la Liga que el Barça.

Rosell: “Tras tantas barreras y complicaciones, es la Liga más especial de la historia”

“Esta Liga es muy especial, es el premio al esfuerzo, al espíritu de superación y la perseverancia de un grupo humano extraordinario”, expresó en las redes sociales Sandro Rosell, presidente del Barcelona, tras conseguir el título. Luego, en Barça TV, amplió su argumentación: “Si tuviera que grabar dos nombres en el título de Liga serían los de Tito y Abidal. Ha sido una Liga especial. La más especial de la historia del club tras tantas barreras y complicaciones. Se nos ha hecho larga”.
El dirigente azulgrana echó la mirada atrás, y reflexionó sobre las dificultades que ha afrontado el equipo de Vilanova y Roura para hacerse con el trofeo: “La nota que le pondría al equipo es excelente. Venimos de una temporada en la que hubo una caída aunque ganamos la Copa del Rey. El mejor técnico de la historia del club se fue. Por todo esto es un excelente”, explicó en el canal de televisión del club. “Para mí siempre somos los mejores del mundo. Seguimos siendo el mejor club del mundo. Pero aún así hay que hacer autocrítica. Las cosas que creíamos que había que mejorar hay que mejorarlas”, añadió, antes de referirse al papel del entrenador del equipo. “Tito tiene las ideas muy claras. Es muy respetado por todos. Me gusta todo de Tito. Es una persona que ha cubierto el lugar que ha dejado Guardiola, muy difícil de suplir".
¿Y el futuro? ¿Habrá cambios para volver a asaltar la Champions? “El ciclo del Barça sigue. La columna vertebral es la misma. Despues del partido ante el Bayern, mucha gente quería quemar el estadio, al equipo, a la directiva... Supongo que ahora no querrán quemar tanto”.