viernes, 17 de julio de 2009


REFLEXIONES DEL PASIEGO
El Informe PISA y las hipócritas alusiones a Finlandia.

J. Manuel Marañón Gutiérrez.
Hace unos días, sentado en una terraza en Santiago de Compostela, oí, en la mesa contigua, una acalorada discusión sobre temas educativos, comparando lo malo del sitema educativo español con las bondades del finlandés. Por eso, reproduzco a continuación un artículo mío publicado en el Diario Montañés (18-12-07) y otros medios que creo que tiene absoluta vigencia.

Cada tres años aparece el Informe PISA que evalúa la situación de una cincuentena de países en materia educativa. Y como cada tres años, durante un par de semanas, el debate educativo se convierte en un debate central en este país. Un observador externo diría que la educación supone una gran preocupación para los ciudadanos y ciudadanas de España. Nada más lejos de la realidad. En ningún estudio sociológico que se haga sobre las preocupaciones de los españoles/as aparece la educación como un tema importante. Es más, en los últimos tres años de lo único que se ha debatido en este país en el campo educativo ha sido de la religión en la escuela y de la implantación de la materia de educación para la ciudadanía.
El Informe PISA es un estudio evaluativo serio, riguroso y complejo. Analiza toda una serie de variables para diagnosticar el estado educativo de un país. Y lo hace evaluando las competencias básicas, es decir aquellas herramientas que permiten que el alumnado que acaba la educación obligatoria pueda cumplir con sus deberes y ejercitar sus derechos como ciudadano/a de manera critica y responsable en la sociedad en la que vive. Por eso, se analizan la comprensión lectora y el conocimiento matemático y científico. Desde CC OO sugeriríamos añadir en el futuro inmediato otras dos competencias que, también, consideramos básicas como son los idiomas y el manejo crítico de las tecnologías de la comunicación y la información.
Pero, además, el informe PISA contextualiza la situación educativa de los países relacionándola con su grado de desarrollo general, su situación sociocultural y sus antecedentes educativos de tal manera que podamos ver desde dónde venimos y así poder evaluar mejor el grado de avance o de retroceso que tenemos.
Y lógicamente, en una sociedad que lee poco y que tiene poca afición a hacer análisis serios y rigurosos de cualquier cosa se busca el titular mediático que utiliza el dato que confirme el prejuicio y que "dé caña" o "salve la cara" al gobierno de turno. Y en esa situación lo primero que miramos es a ver como nos situamos en el ránking como País o como Comunidad Autónoma. Y cuándo miramos el ránking decimos de manera hipócrita que queremos ser como Finlandia. Y lo califico como hipócrita porque lo hacemos sin pararnos a analizar las características de la sociedad y de la educación finlandesa. Apuntaremos un decálogo de estas características.
1. El factor demográfico. La sociedad finlandesa es un conjunto bastante uniforme de poco más de 5 millones de habitantes. En este aspecto es y seguirá siendo muy diferente a la sociedad española tanto en número de habitantes como en flujos de inmigración.
2. El desarrollo socioeconómico. Finlandia ocupan un lugar preeminente no solamente en indicadores educativos sino también en indicadores de desarrollo socioeconómico. Pero esto no es producto de ningún milagro; es producto de la conjunción de varios factores y, entre ello, destaca su política fiscal. En ese sentido, diremos, parafraseando al añorado Vázquez Montalbán cuándo se refería a Suecia, porque en Finlandia, también "hay muchos impuestos y pocos finlandeses". La alta carga impositiva que recae sobre los ciudadanos y ciudadanas de Finlandia es la que les permite tener unos servicios públicos de una enorme calidad. En España, por contra, los dirigentes políticos rivalizan en rebajas fiscales porque suena bien a los oídos de muchos españoles/as.Y todo ello con una economía enormemente eficiente sustentada, entre otras cosas, en unos altísimos índices de transparencia política, administrativa y empresarial.
3. El peso de la Enseñanza Pública. El 95% de la educación depende de instituciones públicas con un papel absolutamente relevante de los Ayuntamientos. Creo que sobran comentarios de lo distantes que estamos de estos parámetros. Y todo completamente gratuito, incluidos el material escolar, los libros, los servicios complementarios, etc.
4. La valoración social del profesorado y el papel de las familias. La valoración social del, profesorado no solamente está en su nivel de retribuciones. En cantidades absolutas un profesor/a finlandés cobra bastante más que un español pero esa diferencia se reduce a la mínima expresión si nos atenemos al índice relativo salario/ coste de la vida. La valoración social depende, sobre todo, de otros factores. Por una parte, su formación inicial es mucho más amplia y completa que la del profesorado español. Un maestro/a lo es después de cursar una licenciatura con tesina incluida. Sus horas de formación triplican las de un maestro/a españoles. Un profesor de secundaria en Finlandia, después de cursar su especialización, tiene un periodo de formación en Ciencias de la Educación que multiplica por 10 el de sus homólogos españoles. Este factor se puede ir corrigiendo a partir de la adaptación de las universidades españolas al Espacio Europeo de Educación Superior. La titulación de maestro/a pasará a ser una titulación de grado y para impartir clases en educación secundaria se necesita aparte del titulo de grado en la especialidad, un título de postgrado en ciencias de la educación. Y, por otra parte, está la autonomía profesional. El 25% del currículo del alumnado está en manos del profesorado de cada centro.
5. El papel de las familias. La conexión familias-profesorado es muy fuerte. Es frecuente la comunicación por correo electrónico entre los profesores y la mayoría de padres y madres en el país nórdico. Apoyándose en la alta compatibilidad de la vida laboral y familiar , los padres y madres se implican, en su mayoría, en las actividades pedagógicas que ofrecen los centros y valoran en la educación de sus hijos/as por encima de los aspectos memorísticos su capacidad de pensar y estudiar y valores como la responsabilidad.
6. La enseñanza comprensiva. Para una cosa en la que estamos homologados con Finlandia, los sectores que mas se rasgan las vestiduras con nuestros niveles educativos son lo que tienen mayor militancia contra la comprensividad. Finlandia está, también, a la cabeza de la equidad educativa aquel que marca la menor distancia entre los alumnos/as de mayor nivel y los de menor nivel. Por cierto; Cantabria tiene unos niveles de equidad similares a los de Finlandia lo que unido a que nos situamos, en general, por encima de los niveles medios de la OCDE y de España, nos lleva a decir que, aunque haya aspectos muy mejorables como es el de la comprensión lectora, tenemos un sistema educativo bien encaminado.
7. Los tiempos escolares. En Finlandia el horario lectivo es un 10% inferior al español. El alumnado comienza su jornada lectiva a las 8h. y la termina según los niveles entre las 12 y las 14h., con comedor gratuito en los centros. Hay servicio de actividades extraescolares hasta las 17,00h. El curso que comienza a mediados de agosto termina a principios de junio y está dividido en seis bimestres separados por pequeños periodos vacacionales. Es decir, una organización temporal de la actividad escolar radicalmente diferente.
8. La Educación Permanente. En la Cumbre de Lisboa se fijó como objetivo que el 12% de los ciudadanos y ciudadanas que han terminado sus estudios reglados estén haciendo una actividad de formación permanente. Pues bien, en España estamos en el 6% y en Finlandia en el 16%, lo que, lógicamente, tiene que ver, entre otras cosas, con la valoración social de la educación de las respectivas sociedades.
9. La enseñanza de idiomas. Un alumno/a, en Finlandia, acaba su escolaridad obligatoria dominando cuatro idiomas: finés, sueco, inglés y un cuarto idioma optativo. Lo del sueco se debe a que hay una minoría de la población (el 7%) que le tiene como idioma materno; pero lo estudian todos los escolares del país. No es difícil imaginar el follón que se montaría en España si aparte del castellano se obligara a los escolares a estudiar catalán, gallego o vasco.
10. Por cierto, el tema de la religión y el de la educación para la ciudadanía no ocupa ningún lugar en el debate educativo. La religión tiene una presencia y una consideración en la escuela exactamente igual que en España. Y desde siempre se imparte una materia similar a la educación para la ciudadanía denominada instrucción cívica sin que haya habido campañas de objeción y sin que se acuse al gobierno de turno de aviesas intenciones adoctrinadoras.
Estos son, entre otros muchos, los elementos característicos de la sociedad y la educación finlandesas. Por lo tanto, cuando hagamos apelaciones genéricas a que queremos alcanzar sus niveles, hagamos un debate sobre estos y otros elementos para ver si estamos dispuestos a asumirlos. De lo contrario estaremos haciendo unas afirmaciones hipócritas. En todo caso, en vez de lacerarnos con los puestos que ocupamos en los ránking, debemos valorar con cordura los evidentes avances que el sistema educativo de España y de Cantabria han tenido y debemos ver con toda la crudeza del mundo las evidentes insuficiencias que todavía hay para mejorarlas.