martes, 5 de enero de 2016



Orgullo

La generosidad de Bartomeu nos acerca al sueño de un barcelonismo unido

Manel Fuentes/ El Periódico de Cataluña/ Martes, 5 de enero del 2016
 
Orgullo
MARWAN NAAMANI
Bartomeu, en las conferencias internacionales de deporte que se celebran en Dubai.



En el 2015 el Barça hizo algo único. Se convirtió en el primer club en conseguir dos tripletes. Ganó cinco copas de seis. Batió el récord de goles en un año. Incorporó nuevas evoluciones a su juego. Reunió al mejor tridente de la historia e hizo que Messi, el mejor jugador de todos los tiempos, recuperase las ganas de seguir agrandando su leyenda. Y todo esto, con un presidente modesto.
Muchos no le han dado importancia suficiente, pero el talante de Josep Maria Bartomeu ha sido determinante para que todo haya salido así de bien. Si se fijan verán que las crisis recientes de este supertalentoso Barça han venido justamente por no haber sabido gestionar bien el éxito o por querer capitalizarlo con intereses personales, sin arremangarse ni hacer el trabajo que pedía el momento.
Certero en las revoluciones, este Barça se pierde a menudo en las evoluciones de sus modelos de éxito. La revolución futbolística del modelo llegó en los 90 con el tándem Cruyff-Rexach en el banquillo y Núñez en el palco, pero los egos de unos y otros truncaron el camino del éxito. Rijkaard y Ronaldinho, con Laporta y Rosell en la junta, lo retomaron, pero la fiesta del triunfo acabó con el propio triunfo. Y apareció otro gran tándem, Pep-Tito, que supo prescindir de las vacas sagradas del momento e hizo crecer al club alrededor de Messi. Y otra vez el tacticismo personalista. Unos utilizando el triunfo como plataforma política y otros como huida para no afrontar la renovación del sistema y de la plantilla que el equipo necesitaba. Rosell parecía no contentarse con haber ganado las elecciones y dar continuidad a los éxitos, sino que quiso poner en evidencia a Laporta. Y a resultas de estas historias de egos, amores y odios y los problemas judiciales aún por resolver, Bartomeu llegó a presidente con Luis Enrique en el banquillo.

Emoción por la humildad

¿Recuerdan cómo estábamos ahora hace justo un año? Las críticas al sistema de juego y a Luis Enrique eran absolutas. Se había traicionado el fútbol de toque, decían algunos. Pero como si de un piloto experimentado se tratara, Bartomeu asumió la tormenta sin histerias, trató discretamente con unos y otros y recondujo el proyecto. Hace dos semanas, en Dubái, fue fiel a sí mismo y al ser distinguido con los Globe Soccer Awards como el mejor presidente de club del mundo dijo que el premio no era para él, sino para todos los integrantes de su junta y también por todo el trabajo de los 39 presidentes anteriores.
Qué quieren que les diga, pero alguien que asume la responsabilidad derivada de la junta de Rosell; que acepta el reto de liderar el club cuando todo pintaba mal; que implementa el sistema; que gana las elecciones y que tras el triunfo sigue mostrando humildad, emociona. Su generosidad nos acerca al sueño de un barcelonismo unido… siempre que los profetas de sí mismos no quieran jugar a otra cosa.