sábado, 24 de agosto de 2013

Pegamento Mascherano


Pegamento Mascherano

Lesionado Puyol y sin minutos para Bartra, el argentino destaca de nuevo en el puesto de central del Barça. Los exzagueros Hierro, Ayala y Nadal analizan sus prestaciones


Mascherano protege el balón ante Jordi Alba y Villa. /ALEJANDRO RUESGA

lunes, 19 de agosto de 2013


A la velocidad de la luz

El Barcelona completa una actuación coral estupenda ante un remendado Levante



A los estrenos se les pide una cierta solemnidad, o al menos un punto de pasión, ni que sea para renovar los ánimos, sobre todo cuando juega el campeón y el resultado es previsible, como era el caso de ayer en el Camp Nou. La respuesta del Barcelona fue exquisitamente respetuosa con las exigencias de la jornada y consecuente con el guion de las dos últimas Ligas. No se pueden hacer concesiones cuando se necesitan 100 puntos y 100 goles para alcanzar el título. Los azulgrana abrasaron al Levante con un recital de fútbol colectivo que solo paró el obligado descanso (6-0). La novedad de la tarde estuvo en el protagonista del debut, que no fue Messi ni tampoco Neymar, sino Martino en tanto que técnico del Barça.

BARÇA, 7 - LEVANTE, 0

Barcelona: Valdés; Alves, Piqué, Mascherano, Adriano; Xavi, Busquets, Cesc; Pedro (Tello, m.76), Messi (Iniesta, m.71) y Alexis (Neymar, m.64). No utilizados: Pinto, Bartra, Alba y Song.
Levante: Keylor Navas; Pedro López, David Navarro, Héctor Rodas, Juanfrán; Simao Maté (Pallardó, m.46), Sergio Pinto (Adoua, m.46)); Xumetra, El Zhar (Ivanschizt, m.64), Rubén; y Barra. No utlizados: Jiménez, Vyntra, Nilos y Pedro Ríos,
Goles: 1-0. M. 2: Alexis. 2-0. M. 11; Messi. 3-0. M. 23: Alves, 4-0, M. 26. Pedro. 5-0. M. 42. Messi, de penalti. 6-0. M.45: Xavi. 7-0. M.72. Pedro.
Árbitro: Del Campo Grande. Amonestó a Adoua, Rodas y Neymar.
Camp Nou. 73.812 espectadores.
Los azulgrana recuperaron el sentido de equipo y ofrecieron una de sus mejores versiones contra un rival remendado como el Levante, incapaz de todas maneras de puntuar en su vida en el Camp Nou. Jugó el Barça con intensidad y precisión, con rotundidad, y también con la ambición de un aspirante, actitud elogiable en un plantel cubierto de trofeos y de figuras mundiales. Hasta Messi corría detrás del balón y apretaba a los centrales sin dejar de poner asistencias ni meter goles. El 10 dejó de recibir al pie y ejerció de líder y dignificó su condición de número 1. Neymar debió quedarse asombrado en el banquillo ante el despliegue de su ídolo y sus compañeros. Anémico, falto de peso desde que le quitaron las amígdalas, al brasileño le quedan todavía unos cuantos entrenamientos para jugar con la frescura de Pedro y Alexis.
Así lo cree Tata Martino y nadie se lo discutió después que la hinchada escrutara de entrada una alineación sin Neymar, Iniesta ni Jordi Alba. Un cambio por línea provocado a buen seguro por los partidos que vienen —la Supercopa y las visitas a Málaga y Valencia— y los que jugaron durante la semana España y Brasil y que para nada alteró el equilibrio del Barça. No era un día para las individualidades sino que se imponía el grupo y, por extensión, el juego asociativo. El equipo actuó con una velocidad y sincronía admirables, imposible de defender para el Levante. Aparecieron el compás de Busquets y la brújula de Xavi y para completar el triángulo de centrocampistas se descolgó estupendamente Cesc. El volante calzó tan bien en el equipo que participó prácticamente en la mitad de los goles para celebrar que se queda en el Barcelona.
El sentido de equipo, preciso, rápido y ambicioso, se impuso a los solistas
Muy juntos, los barcelonistas no pararon hasta que contaron la media docena de goles. El equipo presionó mucho y bien, desde el portero al extremo izquierdo, sin dar salida al Levante, como en los mejores tiempos de Guardiola. Los ataques fueron continuos porque la línea de recuperación se situó muy cerca del área del plantel de Caparrós. El Barça robaba la pelota pronto y la jugaba rápido. El balón silbaba por la velocidad de ejecución de la jugada. A un toque, por el interior y el exterior, a partir de triángulos o paredes, de manera coral y solidaria, los muchachos de Martino se enseñaron con el Levante.
Que el fútbol del Barça sea venerable o aborrecible depende de un metro y de un segundo, ni más ni menos, y ayer los jugadores conjugaron el espacio y el tiempo de manera matemática, como exige su libro de estilo y su carta de naturaleza. Resolvieron de forma fácil un partido sencillo por más que llegara preñado de incertidumbre por una pretemporada extravagante y por las discusiones que ha provocado la composición de la plantilla. La respuesta del equipo fue en cualquier caso excelente de la misma manera que la declaración de intenciones del entrenador resultó muy interesante por no decir convincente, sobre todo por la manera que manejó la alineación y los cambios, un anuncio claro de como funcionarán las rotaciones. Aunque la mayoría acabó de la misma manera, acompañando la jugada y el remate, los goles fueron muchos y repartidos, como demandaba la propuesta barcelonista. Y, una vez resuelta la contienda, el técnico movió el banquillo con tanta sorpresa como sentido común: sustituyó a Messi y aparentemente no pasó nada.
Messi ejerció de líder y se fue casi al mismo tiempo que entraba Neymar
Habrá que aguardar para constatar cómo funciona la cohabitación porque el 10 se fue casi al mismo tiempo que entraba Neymar, quien dejó constancia de su estreno por una tarjeta. Necesita vitaminas el brasileño, consciente de que el encuentro había quedado finiquitado antes de que pisara la cancha. El impacto de la primera parte dejó en anónima la segunda. Ya nadie discutía el liderato del campeón después de completar su mejor estreno en la Liga. Jugó bien y ganó el Barça, como pedía Martino, y volvió a sus orígenes para ser competitivo y jugar a la velocidad de la luz. Ayer goleó, como ya es norma y defendió como no era costumbre, porque cuando se presiona bien se evitan las concesiones y se olvida hasta el central que le falta.
Una buena noticia en un estreno radiante y pletórico. El partido fue tan bello y sereno que de momento la hinchada se impone celebrar que los solistas, con Mesi a la cabeza, se han puesto al servicio de la orquesta de Martino.