sábado, 30 de enero de 2010



Busquets, el futbolista moderno
JORDI QUIXANO - EL PAÍS - 30/01/2010
El medio centro del Barça acapara tantos elogios en su propio equipo como en los rivales


En la primera temporada como técnico del Barça, Frank Rijkaard alivió sus quebraderos de cabeza con Edgar Davids, un medio centro físico con recorrido que jugaba de interior. En los años siguientes apostó por ejes como Edmilson y Márquez, de carrocería, músculo y desplazamiento del balón. Pero su decisión creó cierto revuelo entre los puritanos azulgrana, que defendían un medio centro de toque y finura. Al estilo cruyffista. Pep Guardiola, sin embargo, propone a Sergio Busquets (Sabadell, 1988), un compendio de ambos modelos. "Es importante para el equipo", le elogia el entrenador. Así lo creen todos. Incluso el Sporting, su rival de esta noche. El Barça se presenta en El Molinón sin Alves ni Keita, lesionados.
Explosión fulgurante. En el curso anterior, Busquets sorprendió en la segunda jornada liguera ante el Racing y rubricó su fútbol en la siguiente, en El Molinón. "Tiene desparpajo y supo manejarse desde el primer día", le define Ernesto Valverde, el entrenador del Villarreal. "Explotó de forma inesperada, pero siempre ha transmitido un gran equilibrio defensivo", añade Xabier Azkargorta, que ha dirigido banquillos por todo el mundo. "Fue una sorpresa muy agradable", concede Guardiola. Barral, ariete del Sporting, agrega: "Nos dejó parados porque ofreció un gran rendimiento desde el inicio". Y Miguel Ángel Lotina, el técnico del Deportivo, razona: "Es el medio centro prototipo azulgrana, el nuevo Guardiola del Barça".
Busquets no deja indiferente a nadie y menos aún a Manolo Preciado, el técnico del Sporting: "Es el futbolista moderno. Defiende bien y ataca mejor. Está entre los cuatro mejores jugadores españoles de la última década".
- Orden y equilibrio. Los jugadores del Barça no dudan. "Juega inteligente y sereno. No se pone nervioso gracias a su talento", le alaba Chigrinski. "Es bueno al primer toque, en la recuperación, en el juego aéreo... Lo tiene todo", apostilla Pedro. Preciso en el pase y atento al corte, Busquets ha jugado 41 partidos (4.731 minutos) y logrado seis goles desde que Guardiola le diera la batuta. "No atrae a la gente, pero genera fútbol y hace mejores a los demás", puntualiza el técnico. "Recupera la pelota con asiduidad y tiene sincronía con los demás", argumenta Jabo Irureta, ex entrenador del Athletic, el Deportivo y el Zaragoza. "Aporta el equilibrio", interviene Valverde. Y Azkargorta amplía: "Está donde se le requiere". Añade Barral: "Sabe qué hacer".
- Veteranía prematura. En su segundo año, Busquets ya ha celebrado seis títulos y alcanzado la selección. "Da una sensación de tranquilidad que no es normal", comenta Gerard Autet, del Sporting. "Es un futbolista maduro que mantiene el tipo durante todo el partido", resalta el punta rival, Mate Bilic. "Es muy completo para la edad que tiene", corrobora Irureta. E interviene Lotina: "Es joven, pero ya es el futbolista apoyo para sacar la pelota, jugarla o dar ayudas".
- Fútbol de contacto. No esconde la pierna Busquets, que provoca más tarjetas que nadie. El curso pasado sacó 24 cartulinas y en éste siete más. "Tiene ese puntito de mala leche. Sabe dar la patada y, cuando se la dan a él, magnificarla", advierte Azkargorta. "Es fuerte y duro. Al colectivo del Barça le va bien", replica Irureta. A los rivales, sin embargo, no les hace demasiada gracia. "Una torta suya me dejó el tobillo fatal. Siempre se queja, pero también da bastante", insiste Bilic. "Cuando el equipo ataca, está muy conectado, pendiente de lo que pueda pasar. Por eso a veces rasca. Pero es noble", concluye Pep Guardiola.
- De difícil detención. Presiona, roba y reparte. "Llega a todas partes", explica Autet. Además, quitarle la pelota resulta complicado. "Es un rival muy escurridizo", conviene Bilic; "juega y hace jugar". Para intentar evitarlo, Manuel Preciado tiene un plan: "Hay que frenarlo con el trabajo colectivo. No se le puede poner un solo hombre porque siempre inventa algo". Subraya Autet: "Tiene mucho movimiento. Hay que atarlo en corto y hacer que se sienta incómodo". Pero Barral contradice: "Antes hay que parar a Messi o Iniesta".

domingo, 24 de enero de 2010

JAVIER VEGA-MIEMBRO DE LA ACADEMY OF POLITICAL SCIENCE -EL DIARIO MONTAÑÉS-24.01.2010


Qué tienen en común la República Francesa y el Club de Fútbol Barcelona?: Un 'modelo de desarrollo', inimitable a corto plazo, que les convierte en campeones prácticamente inevitables de sus respectivas ligas. Si Bill Clinton se presentara ahora a las elecciones tendría que matizar su antiguo slogan, ya no 'es la economía, estúpido' sino 'el modelo económico'.
Pero empecemos por el Barsa. Messi es el mismo cuando juega en Barcelona que cuando juega en Argentina, pero el modelo, el sistema de juego, es radicalmente distinto; lo cual explica sus decisivas acciones en la primera y su inocua presencia en la segunda. El problema no es que Maradona sea un ególatra desequilibrado -como mucho éste sería un problema añadido-; el problema es que Maradona no podría reproducir el sistema de juego del Barcelona aunque quisiera. Su modelo de juego no se improvisa ni en una ni en dos temporadas. Messi llegó a La Masía con 13 años y esta escuela de fútbol, de la que también salió Guardiola, cumple ahora sus 30 años. Ésta es la amarga verdad, la barrera insuperable contra la que chocan los contrincantes del Barsa.
Quien más, quien menos, los otros técnicos, lo reconocen así y ya llevan algunos años intentando reconstruir el viejo 'espíritu de equipo' echado a perder por 'la liga de las estrellas'. Uno de los alumnos más aventajados, la Selección Española, lleva por lo menos ocho años formando un equipo integrado con las canteras de Barcelona, Madrid, Valencia y Sevilla; pero sólo este año ha conseguido convertirse en la mejor selección de Europa, favorita de los mundiales. Al otro extremo del espectro, el Madrid insiste en reproducir su antiguo modelo estelar, aunque uno sospecha que no es porque su directiva esté trufada de recalcitrantes irredentos, sino porque con una chequera ilimitada se puede comprar a Ronaldo, Kaká, Benzema y Xabi Alonso, pero no se puede comprar el sistema de juego. Un equipo de superestrellas es la segunda opción, bastante más ruinosa y difícil de sostener.
Supongo que ya imaginan a dónde quiero llegar: la decisiva importancia del 'modelo de crecimiento' y la insoportable levedad del capitalismo desregulado como columna vertebral sobre la cual construir la sociedad. Algo de esto debió intuir Thatcher cuando dijo que «la sociedad no existe, solo existe el individuo». Si ello fuera cierto, tratar de dar cuerpo a un ente inexistente es una fantasía; por tanto habría que dejarse de utopías sociales y eliminar toda barrera a la fuerza creadora del individuo. La crisis, sin embargo, ha venido a poner algunas cosas en su sitio.
Durante los años previos a la crisis, cuando el PIB de Francia crecía por debajo de la media europea, los franceses escucharon de todo, incluida 'la grand boutade'" de que el PIB español llegaría a sobrepasar el francés (Zapatero dixit). La América de Bush, resentida por la falta de apoyo a la guerra de Irak, puso en marcha una campaña especialmente venenosa contra el socialismo francés, es decir, de Chirac (!); la campaña incluyó el simbólico vaciado de botellas de vino francés en el Mississipi. La cosa llegó al extremo de introducir la duda en el corazón de los franceses, quienes eligieron a Sarcozy bajo la promesa de liberar la economía francesa e impedir que les disputasen su posición de líderes europeos junto a Alemania.
En esto llegó la crisis. El muy astuto Sarcozy dio un giro de 180 grados a su promesa electoral y situó la política económica exactamente en el mismo punto que la había encontrado: un modelo de desarrollo económico fuertemente regulado; una maquinaria estatal perfectamente engrasada para controlar los mercados estrechamente; y una red de seguridad, a base de inversiones masivas en obra pública y social, que amortigua los efectos de las crisis sobre los ciudadanos. El PIB francés ha crecido en 2009 más que el de cualquier otro país desarrollado, mientras conseguían mantener los tradicionales niveles de desempleo.
Ahora bien, como en el caso del Barsa, el modelo francés no puede improvisarse. Los vecinos lo miran con sana envidia mientras se ven obligados a seguir la antigua senda neoliberal, malamente recauchutada, a la espera de llevar a cabo un nuevo modelo de 'desarrollo sostenible'. Ello requerirá adoptar muchas de las características del modelo francés, en primer lugar: situar el objetivo de desarrollo de una sociedad exitosa por delante de los éxitos económicos a corto plazo. La sociedad sí existe y la cohesión social es tan importante como las libertades individuales.
Otras características importantes del modelo francés: demografía muy dinámica, tanto en número de habitantes como en su distribución por edades y sexo; un nivel de desigualdad entre las rentas de los más bajos de Europa, el cual, a partir de mediados de los ochenta, ha seguido reduciéndose, justo al contrario que el resto de países ricos; una sanidad pública clasificada entre las mejores del mundo; más producción de energía independiente del petróleo y el carbón que cualquier otro país desarrollado; y una asignatura pendiente: la integración de los inmigrantes.
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