sábado, 7 de agosto de 2010



Un pueblo de Burgos homenajea hoy a 20 asesinados en la Guerra Civil
EFE Gumiel del Mercado -PÚBLICO-07/08/2010
Entre ellos un alcalde, concejales y sindicalistas, encontrados en la zona de Gumiel del Mercado
El Ayuntamiento de Gumiel de Mercado (Burgos) acoge esta tarde un homenaje a las 20 personas que fueron asesinadas en la zona durante la Guerra Civil y la postguerra cuyos restos han sido encontrados en la zona en los últimos siete años.
Los restos ya identificados, que corresponden a 18 vecinos de Gumiel del Mercado y a dos de la localidad próxima de La Aguilera, han sido entregados a sus familiares para ser enterrados en un panteón en el cementerio de la localidad.
Este acto es el resultado del trabajo de los siete últimos años del grupo de trabajo de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica en Burgos, que ha dado como resultado la localización de 10 vecinos de la población en el año 2003, en la Fosa de Los Arenales, en el monte de La Horra.
De ellos, han sido encontrados e identificados el Alcalde de la población Longinos de las Heras Esteban, varios concejales y miembros de la Casa del Pueblo y del sindicato "El Viso", integrado en la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra de UGT.
En 2004 los trabajos de exhumación en la fosa del Alto de la Venta en Villamayor de los Montes determinó que entre los 46 cuerpos encontrados fue enterrado el de Ovidio Espisona Monzón, miembro de a Casa del Pueblo de Gumiel.
La exhumación posterior de la fosa del monte La Andaya (Lerma) dio como resultado la localización de 5 vecinos más, entre las 56 personas que fueron encontradas en una fosa en dicho paraje, en el verano de 2006.
Este acto
es el resultado del trabajo de siete años de trabajo.
Los trabajos del año siguiente, 2007, dieron como resultado la localización de 29 personas en la fosa 4 del monte La Andaya, lo que permitió que se pudiera identificar entre ellos el cuerpo de Cristóbal García Martínez, natural de La Aguilera, Alcalde de Gumiel de Mercado hasta mayo de 1936.
En 2009 fue localizado el cuerpo de Florencio García Molinero junto con el de Juan Aguado Solano y Victorino Velázquez Estefanía de la población de La Aguilera. Fueron asesinados en el término de La Legua en Villalba de Duero.
El acto ha contado con la presencia de José Ignacio Casado, del grupo de trabajo en Burgos de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica e investigador local, y el profesor Francisco Etxeberría y Lourdes Herrasti, ambos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, que han dirigido al equipo técnico y arqueológico que realizó las diferentes exhumaciones y los trabajos de identificación
La Religión es el problema
Anticlericalismo moderno y necesario
* Víctor Moreno - NUEVATRIBUNA.ES 05.08.2010
En cuanto al anticlericalismo, ¿qué decir que no sepan los propios obispos? Ellos conocen perfectamente cuál es el anticlericalismo que más les molesta, y si les pica es porque su actualidad resulta más que evidente y, por tanto, más que necesario poner en práctica.
La Iglesia siempre ha echado mano de la intoxicación ideológica que la tradición antirreligiosa de la izquierda ha sembrado históricamente en el Estado Español, y que aparece una y otra vez como justificación de las ganas que, pongo por caso, le tiene el socialismo a la Iglesia. Como la exactitud es la mejor enemiga del sectarismo, digamos que la tradición antirreligiosa de la izquierda jamás cobró cuerpo doctrinal ni institucional a lo largo de su andadura. Ni siquiera en la República. Y ya no digamos durante los cuarenta y tantos años de represión franquista y tampoco en el largo coletazo oscurantista de la denominada transición democrática.Diríamos más: cierta izquierda española ha sido mayormente, por voluntad propia, y también a su pesar, confesional, cristiana y de comunión dominical o pascual. Por otra parte, si el laicismo se configuró como categoría definitoria de la identidad de cierta izquierda, eso se debió a los ataques furibundos de la propia Iglesia, que confundió aposta laicismo con ateísmo e irreligiosidad. Porque, y éste es un detalle que en la historia del laicismo no suele subrayarse, ha sido la Iglesia la que más papel impreso ha gastado en escribir sobre (contra) el laicismo. Sin duda, sus inefables doctores han sido los que llenaron de contenido, espíritu y letra, la partitura muy pocas veces interpretada del laicismo. ¿Cómo se iba a interpretar si España ha estado dominada secularmente por la dictadura teológica?
Han sido tantas y tan variadas las caracterizaciones que ha recibido el laicismo en este país por parte de la Iglesia, que, en muchas ocasiones, ni el propio militante laico -ubi est- sabía realmente qué significaba. Ha sido tanta la confusión terminológica que sobre dicho concepto ha caído, y siempre de manera negativa, que hoy, bajo el intento higiénico de revitalizarlo, resulta imposible encontrar un significado denotativo y que sirva como concitación unánime de sus teóricos. Por un lado, se habla negativamente de un "laicismo intolerante", de un "laicismo agresivo" -llamado "laicismo fundamentalista"-, y, por otro, de un "laicismo moderno", de un "laicismo abierto" y de un "laicismo inclusivo". En el fondo más superficial, maneras terminológicas de confundir y no precisar con exactitud lo que significa de verdad dicho concepto y que lo único que consiguen es mantener el clericalismo en plena forma.
Y ha sido la Iglesia la que ha estado obsesionada con el laicismo, no la sociedad; ni muchísimo menos quienes eran sus militantes, los cuales han tenido peor prensa, incluso, que los comunistas. Hasta los propios institucionistas, como Giner de los Ríos, no le tenían ninguna simpatía al concepto: "La denominación de enseñanza laica ha venido a ser en muchas ocasiones bandera agresiva de un partido, muy respetable, sin duda, pero que, en vez de servir a la libertad, a la tolerancia, a la paz de las conciencias y de las sociedades, sirve en esas cosas por todo lo contrario" (Giner de los Ríos, F. Ensayos: La enseñanza confesional y la escuela, 1882).Mientras que la iglesia no ha olvidado jamás su rabia doctrinal contra el laicismo, gran parte de la sociedad española hace muchísimo tiempo que dejó en el arcén de la historia toda esa simbología refractaria, que solamente recuerdan ciertos nostálgicos del pasado, con el ánimo retórico de avivar ciertos atavismos. ¿Cuándo, por ejemplo, a lo largo de la historia cobró forma institucional una enseñanza propiamente laica, tal y como la describieron el P. Manjón y el cura Sará i Salvany, autor del best seller del XIX, El liberalismo es pecado? Ni en la República se consiguió tal sueño, que ya es decir.Y hoy mismo, si fuéramos a ser precisos, ¿qué escuela pública puede proclamar de sí misma que es laica? Ninguna. Ni siquiera el Estado lo hace, que solamente se atreverá a sostener que "ninguna confesión tendrá carácter estatal". Es más. La palabra laico no aparece en ninguno de los artículos de la Constitución, prueba inequívoca de que dicho término todavía sigue despertando ensoñaciones de todo tipo. Ninguna, positiva.
Y en cuanto al anticlericalismo, ¿qué decir que no sepan los propios obispos? Ellos conocen perfectamente cuál es el anticlericalismo que más les molesta, y si les pica es porque su actualidad resulta más que evidente y, por tanto, más que necesario poner en práctica.Hay un anticlericalismo higiénico que consiste en rechazar toda imposición derivada de unas creencias inverificables, y, por lo tanto, falsables. Hay un anticlericalismo sano que consiste en oponerse a los obispos cuando tratan de dictar al resto de la sociedad un conjunto de prohibiciones y de obediencia a sus normas que ellos contemplan como un catálogo derivado de la revelación divina. Hay un anticlericalismo profiláctico que consiste en oponerse a la exigencia de estos obispos cuando pretenden castigar lo que ellos consideran blasfemias, o cuando intentan suplantar los derechos de una democracia por unos supuestos valores religiosos y morales. Hay un anticlericalismo imperioso que consiste en defender la autonomía civil frente a las pretensiones totalitarias de la heteronomía transcendental que trata de imponer la jerarquía eclesiástica. Y hay, en fin, un anticlericalismo bien beneficioso que consiste en oponerse a los privilegios especiales, obtenidos como botín de guerra, y que los obispos exigen para sus instituciones y sociedad de creyentes.
Ninguno de estos anticlericalismos me parece desfasado. Al contrario, dada la beligerancia eclesial de los Rouco Varela y compañía, son más necesarios que nunca.
Víctor Moreno - Escritor y profesor

miércoles, 4 de agosto de 2010


REFLEXIONES DEL PASIEGO
Los toros y ¡…la mundial!.
J. Manuel Marañón.
El Parlamento de Cataluña aprobó la prohibición de las corridas de toros y ¡se montó la mundial!.Para que nadie tenga que esforzarse en adivinar cuál es mi postura en torno al tema de fondo, decir que si fuera parlamentario catalán (o canario en el 91) hubiera votado a favor de la prohibición y, por supuesto, si fuera ciudadano catalán hubiera suscrito la Iniciativa Legislativa Popular (ILP).
Por cierto, parece lo más presentable, democráticamente hablando, que una ILP que suscriben 280.00 ciudadanos y ciudadanas de Cataluña deba debatirse en el Parlamento. Lo que no parece razonable es que algunos hayamos suscrito ILP´s que han recogido más de las 500.000 firmas que se exigen para todo España y luego el Congreso de los Diputados no las admita a trámite. Pondré dos ejemplos: Ley de financiación del sistema educativo y Ley reguladora de la subcontratación en la construcción. A esa negativa lo llamo yo “canguelo político”. Señorías! den la cara, debatan y si quieren voten en contra de la ILP pero no sean cobardes y discútanla.
Pero volvamos al tema. No niego que desde algunos ámbitos de la política catalana, esto se haya planteado como una diferenciación de España, pero miremos la luna y no nos embobemos con el dedo, y más cuando la escandalera se monta en el caso de Cataluña y la prohibición en Canarias de hace 19 años pasó casi desapercibida para el nacionalismo español. El problema no es la libertad, ni la tradición, ni el arte, ni la cultura. El problema es, lisa y llanamente, el maltrato animal.
En 1978, la ONU publica la Declaración Universal de los derechos de los Animales y, a partir de ahí, la UE va produciendo una serie de legislación para regular la cría y la matanza de los animales que utilizamos para nuestra alimentación. Y no es ninguna broma. Conozco casos en que el SEPRONA ha multado a ganaderos por tener las vacas en “cerrados” al aire libre metidas en el barro hasta las rodillas. Por supuesto, que el SEPRONA ha multado a personas que tienen los animales de compañía sin los cuidados necesarios. El propio SEPRONA pone enormes reparos a llevar perros sueltos en la Reserva del Saja, por ejemplo, porque pueden perturbar la vida de especies como el corzo.
Por si a alguien se le ocurre descalificar la opinión con el argumento de que no seré vegetariano, decir que efectivamente, como carne y pescado y que, aunque, la base de mi alimentación son las legumbres, los lácteos y la fruta, no dejo de ingerir proteína animal. Pero a los pontífices de los espectáculos con animales, tengo que decirles, asimismo, que como buen pasiego me he criado entre animales y jamás se me ocurrió maltratarlos por simple diversión. A la ley catalana, efectivamente, le falta una cosa que es la prohibición de los “correbous”, de la misma manera que a la ley canaria la falta la prohibición de las peleas de gallos.
De todo el debate, solo ha conseguido enfurecerme la apelación a la libertad. Malo si lo dice Montilla, pero cuándo Esperanza Aguirre habla de ley liberticida recuerdo un debate sobre la Enseñanza Pública en el año 80 en un Instituto de Laredo en el cuál un antiguo chivato de la Brigada Político-Social hablaba del derecho a la libertad de elección de los padres. Por favor, la libertad es una cosa demasiado grande para que ciertos individuos del “casperío” español la manchen pronunciando su nombre. Ah¡ y pregunto ¿la obligación de abrocharse el cinturón también es una medida liberticida?.

Lo de la tradición es una cuestión muy relativa. Las tradiciones son como los seres vivos: nacen, se desarrollan y mueren. Y esta es una tradición que puede morir como todas. Y más cuándo vive con respiración asistida. Porque, vamos a ver, si hay corridas de toros es gracias a las subvenciones públicas y si hay espectáculos taurinos es porque los pagan los ayuntamientos. Allí dónde han podido, los ayuntamientos han decidido cortar con esas subvenciones y el espectáculo de maltrato animal ha desaparecido. Y digo, dónde han podido porque en lugares como Pinto, dónde el alcalde socialista en 2009 quitó las subvenciones a los espectáculos con animales con la excusa de la crisis económica ya montó un buen follón el “casperío”. Se puede quitar subvención a la cultura (la verdadera), al deporte de base.. a cualquier cosa pero por favor que nos toquen el espectáculo embrutecedor.
Otra cosa alucinante son las declaraciones de la Ministra de Cultura que califica el espectáculo de maltrato animal como hecho artístico y cultural. Por favor, señor Zapatero, en la primera crisis de Gobierno que esta muchacha encabece la lista de los cesados.
Y para finalizar, dos apuntes. El primero relativo a las preocupaciones económicas y laborales. Algunos prevén un incremento masivo del paro, ¡por favor!. Los hilos los mueven toreros y ganaderos que viven muy bien con el dinero de todos. Un solo apunte cuantitativo. Se estima que el censo de la ganadería brava era, en 2009, de cerca de 300.000 reses. En espectáculos taurinos se emplearon apenas 15.000, el 5%. ¿Y el otro 95%?. Pues se dedicó a la recría y a la venta de carne. Como muchos otros ganaderos. Y lo mismo que hay una denominación de origen “Carne de Cantabria” puede haber una denominación de origen “Carne de ganado bravo”. Lo que pasa que estos cortijeros criadores de ganado bravo, con honrosas excepciones, consideran que este otro negocio no es tan productivo y no pueden pasear su palmito de “señorito provinciano” que diría Machado porque la vida del verdadero ganadero de leche o de carne es bastante más dura.
Y el segundo apunte conecta con mi anterior artículo “identidad nacional, identidad de clase”. No soporto a los que dicen que el espectáculo taurino es algo que está en la esencia de España. Y no lo soporto, porque no soporto a esos que definen lo que hay que hacer, decir, pensar, sentir para pertenecer a una determinada comunidad de ciudadanos y ciudadanas. A lo mejor es que ellos quieren súbditos y no ciudadanos.


Sabina, en un pueblo con mar
JUAN CRUZ - Santander - EL PAÍS-04/08/2010
Una noche entre bambalinas en el concierto ofrecido por el cantante en Santander


Al final de la mañana del lunes no había sino bruma sobre el mar de Santander; pero por la noche, cuando los músicos de Joaquín Sabina esperaban al artista en la playa de La Magdalena, frente a las aulas de la Menéndez Pelayo, ya aquel era un pueblo con mar, dispuesto a escuchar al autor de algunas de las canciones que son parte de la memoria sentimental de décadas de España. Y de América.
"Yo besaría a todos los que vienen a
oírme", dice antes del concierto
Sabina llegó poco antes de las nueve, por carretera. Él dice que le da morbo la carretera, asociada al rock y a la poesía; para él, Jack Kerouac es una referencia, a veces lo lleva en la mesa de noche de ese transporte de día. Esta vez se llevó a Gil de Biedma y dejó Madrid con un sol que rajaba y se adentró en un viaje que le condujo tan peligrosamente a la lluvia que los organizadores de este concierto número 70 de su larga gira actual pensaron que tendrían que suspender.
No se suspendió; cuando llegó Sabina a un descampado que parecía habitado por colonos del Oeste americano, había barro, pero un sol ya melancólico hacía presagiar el latido de esa melodía que él pensó (acaso porque la vivió...) en Lanzarote: "Fue en un pueblo con mar / una noche después de un concierto...".
Era antes del concierto. Allí estaban sus músicos, algunos de los cuales llevan 30 años con él, y allí estaba lo que él quiere que haya en su camerino (ahora): champán, embutidos, tortilla española. Y el bombín. Se lo estuvo probando como quien se pone los guantes antes de una boda. A él le gusta esto de la carretera, y ahí venía, "mezcla de juglar y de roquero", desafiando el cansancio "pero feliz"; "Imagínate: te dice el médico, usted está fatal, y años después estás actuando en Santander".
Lo primero que piensa, dice Sabina, es que va a defraudar a esa gente (eran 9.000 luego, escuchándole) "que sacrifica la noche de agosto para venir aquí". Lo dijo luego en el concierto: "Con la que está cayendo, y ustedes aquí...". Sus músicos lo habían advertido: "Va a decirlo". "¿Y cómo no voy a decirlo, si lo siento?". Es un poco como Jorge Luis Borges, que quería abrazar a cada uno de los 333 compradores de su primer libro. "Yo besaría a todos los que vienen a oírme".
De momento, a quien besa, porque lo ha venido a ver a estos peculiares camerinos de mar, es al presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, que le trae anchoas. Después nos sentamos con él. Setenta conciertos y ni una suspensión. "Y siempre bien. No es un milagro, es profesión". Lo había dicho Berri, su mánager desde 1990 (y el de Joan Manuel Serrat desde hace 40 años): "Ya se pierde en la noche de los tiempos, en realidad en una noche de Gijón, la última vez que suspendió Sabina".
"No me dormiría con una canción mía,
prefiero una de Leonard Cohen"

Aquí está, dispuesto, dice. "Parece inconcebible, eh, ninguna suspensión". Él cree que aquella conjunción Serrat-Sabina de hace tres años le "puso las pilas". "Me dio alas para entender qué es el orgullo del buen artesano y el amor al oficio". Fue aquella gira (Dos pájaros de un tiro) "un importante momento humano. Para mí, y para el catalán también". Como si le jalara de ciertas melancolías y le pusiera a tono "con las responsabilidades del oficio".
Antes miraba al Nano (como llama a Serrat) "de abajo arriba, como se mira a un maestro; ahora lo sigo mirando de abajo arriba, pero como se mira a un hermano". Un silencio, y prosigue: "Difícil disfrutar y no pelear por un cachito de escenario".
Parecería raro, le digo, que no le preguntara por los toros y el Parlamento catalán. "Ah, estoy con el corazón dolorido. Son unos catetos ignorantes. ¡En nombre del ecologismo! ¡Si no hay nadie más ecológico que quien ama esa fiesta maravillosa! ¡Por seis votos no se puede acabar con una tradición centenaria!".
Los músicos le gritan: "¡Comparte!". Se refieren a las anchoas. Le han estado esperando "con la tranquilidad que da", dicen Pancho Varona y Antonio García Diego, dos de los inseparables músicos que le han ayudado a construir su carrera, "no necesitar hacer ni siquiera pruebas de sonido". La hacen, de todos modos, ante el eco fantasmagórico de la campa vacía. El escenario está lleno de guitarras y de vatios, y por allí deambulan, con la destreza de los que han hecho esto 1.000 veces, Pedro Barceló, el batería; Jaime Asúa, a las guitarras eléctricas; Mara Barros, que hace los coros; los ya citados Varona y García de Diego (voz, guitarrón mexicano, guitarra acústica, en el caso de Varona; teclado, armónica, guitarra, voz, en el de García de Diego); José Miguel Sagaste (flauta, saxo, teclado, acordeón, clarinete...), que además aporta a la ensalada que preparan en la campa unos tomates inmensos traídos de su huerta de Egea de los Caballeros, Aragón.
Es una familia que, según dicen ellos, ya tiene la costumbre de llevarse muy bien. A veces, cuenta Antonio García de Diego, "se produce una especie de emoción grande, te dan ganas de llorar, de felicidad". A veces se trunca la racha y la cosa no "les sale bien". "Como en Úbeda; se nos funden los plomos". "Pero a veces" (dicen ellos, y corrobora Sabina) "se produce el chispazo y somos tan felices actuando como la noche de Las Ventas".
Hay un momento en que ya el sol se convierte en un hilillo naranja, y acaso porque está flotando esa melancolía Varona y García de Diego hablan de su vocación de componer, "como si a veces sucediera que se nos interrumpe la energía". ¿La edad, será?, se preguntan. Y quedan en seguir hablando de ello, porque ahora hay demasiada faena: empieza un concierto, se ha ido llenando de gente aquella tierra que fue ciénaga. Sabina departe con el poeta Benjamín Prado, que le ayudó a componer muchas de las canciones de Vinagre y rosas, el último disco, y antes de que se pusiera el bombín nosotros le preguntamos con qué canción suya se dormiría. "Con ninguna. Me dormiré siempre con una de Leonard Cohen". Antes de salir al escenario, y aun antes de arreglar el bombín desarreglado, a Sabina le esperaban tarareando esa canción que empieza enunciando "Fue en un pueblo con mar, una noche después de un concierto...".