La obra cumbre de Messi
El 10 marca la diferencia en un partido muy bien jugado por el Celta y el Barça y presidido por un penalti indirecto que transformó Luis Suárez
Ramon Besa/ El País/
El Celta es un equipo encantador, seguramente el que mejor le juega
al Barça, tanto da que el partido se dispute en Vigo como en el Camp
Nou. Tampoco importan sus alineaciones, por más futbolistas que le
falten a Berizzo. La actuación colectiva de los celestes fue de nuevo
tan irreprochable como el monólogo de Messi. El argentino lideró una
función memorable del Barça. No hay antídoto contra el 10, protagonista
de una obra majestuosa, porque convirtió en jugada de gol cada una de
sus intervenciones: marcó de falta (1-0), como Koeman o si se quiere
Kubala; asistió a Luis Suárez (2-1) y habilitó a Neymar antes de que
volviera a rematar el 9 (3-1), igual que Maradona, y se vistió de Cruyff
en la ejecución del penalti que le hizo Jonny en el 4-1.
La ficha técnica (El Periódico de Cataluña)
Barcelona 6 - Celta 1
BARCELONA: Bravo (8), Alves (5), Piqué (5), Mascherano (7), Alba (5); Sergi Roberto (6), Busquets (6), Iniesta (7); Messi (10), Suárez (10), Neymar (9).Cambios: Aleix Vidal (6) por Alves (m. 60); Rakitic (7) por Sergi Roberto (m. 60); Turan (sc ) por Iniesta (m. 77).CELTA: Sergio (4), Hugo Mallo (4), Cabral (4), Jonny (5), Planas (5); Radoja (4), Wass (6), Beauveu (6), Pablo (4), Señe (5), Guidetti (7).Cambios: Díaz (4) por Hernández (m. 64); Drazic (sc) por Guidetti (m. 76); Pape (sc) por Wass (m. 83).ÁRBITRO: Hernández Hernández (6), canario. Amonestó a Cabral (m. 10), Planas (m. 26), Hugo Mallo (m. 42), Señe (m. 74).GOLES: 1-0 (m. 26) Messi, de falta directa; 1-1 (m. 38) Guidetti, de penalti; 2-1 (m. 58) Suárez, a media altura; 3-1 (m. 75) Suárez, sobre la línea; 4-1 (m. 82) Suárez, de penalti indirecto; 5-1 (m. 84) Rakitic, de vaselina; 6-1 (m. 90) Neymar, solo ante Sergio.ESTADIO: Camp Nou (72.580 personas).
Hartos ya de fallar Messi y Neymar el tiro desde los 11 metros —seis
de 14—, el argentino tocó la pelota para la llegada del uruguayo y
sorprender a Sergio Álvarez. Más o menos como Cruyff y Jesper Olsen en
el Ajax-Helmond de diciembre de 1982. Los barcelonistas se recrearon
después de aguantar la afrenta del orgulloso Celta. No pareció una falta
de respeto sino una respuesta al escario por las penas marradas y un
lujo acorde con el momento dulce de juego que vivía el Barça. No hay
jugador más serio que Messi.
No llora el Celta; tampoco se abandona, siempre reconocible en la
cancha por su ideario, incluso cuando en la alineación no figuran los
centrales ni los delanteros titulares, remendado sobre la marcha por
Berizzo. El plan es irrenunciable: la presión alta, la intensidad máxima
y duelos individuales en las distintas zonas del Camp Nou. Jugó con la
grandeza de siempre a pesar de contar con futbolistas menores o menos
conocidos en la Liga.
A los azulgrana les escoció la derrota en Balaídos. No acostumbran a
ser condescendientes, y menos ahora que el Madrid se ha liberado con
Zidane y no cede el Atlético. Insistieron mucho, corrieron más y
buscaron el desequilibrio a partir de las aceleraciones de un excelente
Iniesta y de Messi. A la velocidad, sin embargo, le faltaba precisión,
como se vio al poco de empezar en un tiro de Neymar tapado por Sergio.
Igualmente determinante fue Bravo cuando le sacó un remate a Planas.
Los porteros mandaron durante un rato hasta que compareció Messi. El
10 transformó una falta directa desde unos 30 metros, perpendicular al
poste izquierdo del arco del Celta, con un disparo potente y colocado
que superó la barrera y se coló junto a la escuadra de Sergio Álvarez. A
buen seguro que es uno de los mejores goles a balón parado de Messi,
más templado y atinado que Neymar. El brasileño se mostró tan generoso
como errático en la toma de decisiones y en el chut al marco del Celta.
El equipo celeste, de todas maneras, tampoco atiende al marcador, ni
siquiera cuando el rival es el Barcelona. Así que siguió dale que te
pego, resistente, valiente y desafiante, punzante desde el costado de
Beauvue, atento a cualquier desatención del Barça. Y encontró la
recompensa en una imprudencia de Alba, que enganchó la pierna de
Guidetti cuando se iba en dirección contraria a la de Bravo. El árbitro
pitó el primer penalti de la Liga en contra del Barça y el ariete no
perdonó la ingenuidad de Alba.
Neymar espabiló en la reanudación con un regate prodigioso al que
Suárez no supo dar continuidad porque su tiro dio en el palo izquierdo
de Sergio Álvarez. Los azulgrana le dieron más continuidad al juego,
fueron más regulares y constantes, obsesivos en desgastar y reventar al
Celta. Los celestes, sin embargo, no aflojaban, sino que su solidaridad
defensiva fue tan extrema como la afrenta de Guidetti.
No hay, sin embargo, un futbolista más indesmayable que Luis Suárez.
El uruguayo se apoyó en Messi, excelso en el pique del cuero para
superar a la zaga, y remató a bote pronto a la red para igualar en el
pichichi con Cristiano Ronaldo: 21. La mayor implicación de Neymar y la
entrada de Aleix Vidal y Rakitic permitieron respirar al Barcelona a
pesar de que Gudetti y Wass ponían en aprietos la inestable defensa del
Barcelona.
La pugna duró hasta que volvió Messi, excelente con su diagonal,
asistente de un virguero Neymar, que se deshizo del portero para tocar
la bola al segundo palo, donde apareció la puntera de Suárez. El gol
tuvo un efecto terapéutico para los azulgrana y cerró el choque para el
Celta. Neymar afinó, persistió Suárez —máximo artillero: 23— y se superó
Messi, ahora con un penalti indirecto rematado por el 9 en el maldito
gol norte del Camp Nou. La contienda se acabó con dos tantos más que
encumbraron al tridente y coronaron la exhibición del Barça tras una
hora excelente del Celta. No hay quien pare a Messi, jugador, goleador,
asistente, más futbolista 10 que nunca, cuando se pone a jugar, y menos
en el Camp Nou.