martes, 7 de diciembre de 2010

El fútbol se rinde a la excelencia del Barça

EDITORIAL-EL PERIÓDICO DE CATALUÑA- 7 de diciembre del 2010
El anuncio, ayer, de que el ganador del próximo Balón de Oro, el máximo reconocimiento individual a que puede aspirar un futbolista, saldrá de una terna de jugadores del Barça -Andrés Iniesta, Leo Messi y Xavi Hernández- es la certificación de que el club azulgrana ha alcanzado la cúspide mundial del deporte más popular y de que el gozo por contemplar un equipo deslumbrante como el que dirige Pep Guardiola no se limita a los seguidores azulgranas sino que es compartido por millones de aficionados de todo el planeta.

 El Balón de Oro es este año especialmente importante porque por primera vez la distinción engloba la que ya otorgaba con este nombre France Football y el FIFA World Player que concedía el máximo organismo futbolístico internacional. Tiene por tanto un valor doble. Y otra circunstancia que subraya la relevancia del premio es que solo hay dos precedentes de que el ganador y sus dos acompañantes sean del mismo club. Sucedió en los ya lejanos 1988 y 1989, cuando el gran Milan de Arrigo Sacchi copó el podio con Van Basten, Gullit y Rijkaard. Aun así, cualitativamente la comparación es favorable al Barça: si entonces se premió a tres jugadores holandeses que habían sido fichados por un club italiano cuando ya eran estrellas, Iniesta, Messi y Xavi son producto de la cantera azulgrana, el gran activo estratégico del club.

A falta de saber quién de los tres se alzará con el Balón de Oro

Iniesta es quien parece tener más posibilidades por el gol de la final del Mundial-, esta triple distinción llega cuando se acumulan los elogios por el juego del Barça. No es ocioso insistir en que los aficionados de todo el mundo tienen hoy, gracias a la televisión, la fortuna de poder contemplar un equipo con una suma de virtudes que raramente se da en el fútbol: técnica, pero también energía; calidad individual, pero también sentido colectivo; ansia de triunfo, pero también humildad. Hay que disfrutarlo mientras dure. Y desear que esa brillantísima etapa deportiva del Barça, que le granjea muchas simpatías, no se vea empañada por decisiones desafortunadas de la junta directiva, como la que, por ingenuidad o negligencia, casi costó el partido del pasado sábado en Pamplona.