domingo, 14 de septiembre de 2014


Messi y Neymar: rayo y trueno del Barça

El conjunto azulgrana gana al Athletic en el último tramo gracias a los dos goles del brasileño asistido por el argentino (2-0)


Neymar y Messi celebran uno de los dos goles. / MANU FERNANDEZ (AP)
La lluvia fina parece que ha cesado en el Camp Nou. Ahora se juega un fútbol de rayos y truenos, vertical, sin tiempo para pestañear, difícil de defender cuando se juntan Messi y Neymar. Las victorias azulgrana son por el momento una cuestión de tiempo, como ya anunció Valverde, consciente de la ambición del Barça. El Athletic se batió de manera fenomenal hasta que reventó y se asociaron el 10 y el 11 barcelonistas para rematar la faena de Munir, excelente mientras el encuentro perteneció al Athletic, derrotado por 11ª vez consecutiva en el Camp Nou.
El partido fue precioso por la competitividad y ambición de los dos contendientes, inconfundibles también con las zamarras de Cataluña y Euskadi, sobre todo porque por encima de sus colores ahora mismo son dos equipos de autor: Luis Enrique y Valverde. Ya no juega Xavi sino Rakitic y Neymar funciona por fin como socio de Messi. La diferencia la marcaron los delanteros, que juegan más cerca del área y lejos de la cal, más próximos que nunca el uno del otro, decisivos para resolver un encuentro muy difícil. No fue fácil dar con la portería de Gorka.

BARCELONA, 2-ATHLETIC, 0

Barcelona: Bravo; Montoya, Mascherano (Piqué, m. 46), Mathieu, Alba; Busquets, Rakitic, Iniesta, Munir (Neymar, m. 62), Messi y Pedro (Sandro, m. 77). No utilizados: Ter Stegen; Adriano, Xavi y Sergi Roberto.
Athletic: Iraizoz, De Marcos, Gurpegi, Laporte, Balenziaga; Iturraspe, Miguel Rico (Vigueira, m. 82), Susaeta (Ibai Gómez, m. 63), Beñat (Unai López, m. 63), Muniain; y Aduriz. No utilizados: Herrerín; Etxeita, Iraola y San José.
Goles: 1-0. M. 78. Neymar. 2-0. M. 84. Neymar.
Árbitro: Fernández Borbalán. Mostró la tarjeta amarilla a Aduriz y a Busquets.
Camp Nou: 80.181 espectadores.
Vive el Athletic un momento muy dulce, ha roto a jugar muy pronto, exigido por la eliminatoria previa de la Champions que tan bien resolvió contra el Nápoles. Hoy compite con grandeza y confianza, sin reparar en el escenario ni el rival, protagonista también en el Camp Nou. Tiene los trazos propios de los buenos equipos porque se posiciona bien, es valiente, intenso sin el balón, agresivo con la pelota y su presión es tan alta y efectiva que somete al contrario más ofensivo, como el Barcelona.
Al Barça le costó salir con la cuero desde el área de Bravo. Los protagonistas azulgrana eran los centrales, y no los centrocampistas y delanteros, unos y otros pendientes del Athletic. Aunque se apoyaba en selectivas transiciones, ni Messi ni Munir ni Pedro conseguían acabar las jugadas, a veces por falta de puntería y en otras por la intervención de Gorka Iraizoz, muy atento en la raya de gol, menos dotado fuera del arco.
Al fútbol rápido del Barcelona le faltaba continuidad, rebajado también por la poca llegada de Alba y Montoya, incapaz de filtrar el último pase en la cancha del Athletic. Muy junto, el plantel de Valverde daba pocas concesiones y exigía la máxima concentración del Barça. No entraba en juego Iniesta, el azulgrana más desequilibrante en el mano a mano junto a Messi, neutralizado por la defensa de ayudas vasca, y no había más noticia local que los desmarques de Munir. El encuentro se puso tan complicado que la hinchada la tomó con el árbitro por pitar falta en contra ante dos posibles penaltis al nuevo ídolo del Barça.
Munir fue el único que supo descifrar un panorama tan complejo para el Barça. El delantero atacó los espacios, siempre profundo, bien perfilado, y posibilitó tanto el arrebato azulgrana como la excelente respuesta del meta del Athletic. A la oleada barcelonista solo le faltó acierto en la definición para cobrar ventaja en el marcador antes de llegar al descanso después de contar hasta tres buenas ocasiones, dos del siempre presente Munir, bien auxiliado por Rakitic, ambos sostenidos por Mathieu.
No paró de atacar ni de rematar Munir en la reanudación y el árbitro le anuló un gol de forma discutible por fuera de juego cuando los laterales ya habían entrado finalmente en acción, circunstancia que obligó a recular al Athletic, menos atrevido en ataque cuando los azulgrana perdieron precisamente velocidad de corrección por la entrada de Piqué en sustitución del lastimado Mascherano. Agotado Munir, Luis Enrique recurrió a Neymar mientras Valverde refrescaba al equipo con Unai López e Ibai para administrar esfuerzos y mantener la posesión del balón.
No encontraban los azulgrana la manera de gobernar el partido, cada vez más roto y peligroso, y cuya resolución pareció quedar por tanto a expensas de cualquier detalle o intervención individual, también del colegiado, abucheado reiteradamente porque ante la duda pitaba en contra del Barça. Y una vez convenido que resolverían los mejores, aparecieron Messi y Neymar. Busquets rebanó el balón, habilitó al 10 y su asistencia fue rematada por Neymar, excelente en el control, bailador antes de definir, certero a la hora de cruzar sobre la salida de Gorka.
La pausa del brasileño contrastó con el vértigo de la jugada, acelerada por el pie de Messi. El 10 repitió después en una carrera prodigiosa y un toque sutil con el exterior de su zurda para el tiro del 11 desde el punto de penalti: Neymar se acomodó la pelota para ponerla al costado del poste izquierdo de Gorka. Los dos goles fueron tan preciosos como elogiable resultó el esfuerzo colectivo del Barça. Aunque todavía es un equipo tierno y en formación, ha recuperado a Messi, la voracidad y la competencia. La mejor versión de Neymar ha aparecido con Munir.
Alcanza con mirar el anuncio del equipo para la temporada en curso: “Todo vuelve a comenzar” en el Barça. Nueve puntos y ningún gol en contra en tres partidos. Messi atrae a los contrarios, Neymar y los chicos de la cantera los resuelven y Mathieu defiende como nadie el marco de Bravo.