lunes, 16 de febrero de 2015


Y Messi pidió perdón a Neymar

El Barcelona supera con facilidad al Levante gracias a un triplete de La Pulga, y a los tantos del brasileño y Luis Suárez

 
Messi celebra con Neymar la consecución de uno de los cuatro tantos marcados al Levante. / Vicens Giménez

Messi pidió ayer perdón a Neymar. No atinó el 10 en dos jugadas preciosas del 11. La definición parecía tan sencilla, necesaria después de las deliciosas conducciones del brasileño, que el argentino bajó la cabeza y se lamentó por los fallos, la mejor manera de rendir homenaje a un excelso Neymar. Nadie hubiera dicho que Messi metió tres goles más en su partido 300 de Liga. El gesto del argentino después de una tarde de nuevo tan fecunda subraya la grandeza de la actuación del brasileño, autor del 1-0, aclamado por la hinchada cuando fue sustituido por Luis Suárez. No quiso ser menos el uruguayo, que se sumó a la fiesta con un gol de tijera precioso, el quinto, muy celebrado por la hinchada, tan contenta que coreó el nombre de Luis Enrique.

Barcelona, 5 - Levante, 0

Barcelona: Bravo; Montoya, Bartra, Mascherano, Adriano; Rakitic (Sergi Roberto, m. 57), Busquets, Xavi; Pedro, Messi y Neymar (Luis Suárez, m. 67). No utilizados: Ter stegen; Piqué, Rafinha, Alba y Mathieu.
Levante: Mariño; Iván López, Navarro, Ramis, Toño; Simão, Diop (José Mari, m. 79); Xumetra, Barral, Morales (Jason, m. 71); y Uche (Casadesús, m. 57). No utilizados: J. Fernández; Vyntra, Rubén y Juanfran.
Goles: 1-0. M. 17. Neymar. 2-0. M. 38. Messi. 3-0. M. 59. Messi. 4-0. M. 65. Messi, de penalti. 5-0. M. 73. Luis Suárez.
Árbitro: Melero López. Mostró la cartulina amarilla a Ramis, Barral, Busquets.
Camp Nou: 74.963 espectadores.

La pareja Neymar-Messi fue tan diabólica como agradecida resultó la entrada de Suárez. El fútbol del Barça gira alrededor de Messi, con dos y tres delanteros, tanto da, imparable como va el equipo desde Anoeta. Ya suma 11 victorias seguidas, tantas como las que consiguió el equipo de Guardiola en la temporada 2008-2009, sólo superadas por las 18 de los tiempos de Rijkaard. El Barcelona está en racha y en el estadio se cuentan los goles, los puntos, los récords, las marcas y los kilómetros de los jugadores como si con la gastroenteritis de Messi se hubiera evacuado la porquería acumulada en el Camp Nou. Juega el Barça con velocidad, precisión y energía, lozano físicamente y rico futbolísticamente, feliz por tener a Messi y Neymar.
No es fácil encontrar el punto a las rotaciones por más necesarias que sean, sobre todo cuando se avecina la Champions, se disputan las semifinales de la Copa, se remonta en la Liga y al Camp Nou llega el Levante, un equipo que jamás ganó en el estadio y compite por evitar el descenso, mejor organizado desde la llegada de Lucas Alcaraz. Luis Enrique tocó todas las líneas, hubo hasta ocho jugadores nuevos, diez futbolistas ocuparon posiciones distintas respecto al partido del Villarreal. Hay muchas cosas negociables en el barcelonismo salvo la alineación de Messi. Y el 10 formó de falso 9 en ausencia de Suárez, suplente con Piqué y Alba, sancionado Alves, constipado Iniesta. No importó en un equipo embalado; cayó otro saco de goles: 5-0.
No disminuyó la intensidad del equipo, ni tampoco la atención defensiva, y menos su efectividad: convirtió en gol su primer tiro a portería, la ocasión más clara, pasado el cuarto de hora, cuando Neymar embocó sorprendentemente un centro cruzado desde la derecha de Messi. El 10 se cansó de ejercer de 9, volvió a vestirse de 7 y su pase fue muy bien interpretado por el 11, espléndido en el desmarque, certero en el toque sin dejar que botara la pelota, no se sabe muy bien si queriendo o por fortuna, certero en el globo que superó al portero y provocó la admiración de Pedro. El canario, muy listo en su función de ariete, se quitó de la jugada para que el árbitro no pudiera pitar fuera de juego, mientras el suspense se apoderaba del Camp Nou.

La pareja Neymar-Messi fue tan diabólica como agradecida resultó la entrada de Suárez

Neymar ya lleva tantos goles como el Levante: 17. Errático el miércoles en la Copa, fallón incluso desde el punto de penalti, el brasileño recuperó la verticalidad y la chispa en la Liga. A cada córner del Levante, y se contaron hasta cuatro en media hora, seguía la carrera a campo abierto de Neymar. Las conducciones, los cambios de orientación y las asistencias del 11 fueron tan naturales y desequilibrantes que Messi se disculpó después de marrar dos tiros sencillos, menos complicados del que metió al lado del palo derecho de Mariño. Bartra adelantó la línea de presión, robó el cuero a la salida del área y habilitó al 10, cuyo remate cruzado con la derecha resultó imposible para el portero del Levante.
Messi ya lleva 37 goles de los 110 del equipo, un número extraordinario que celebró como Dios manda, después de una excelente actuación en un partido sencillo por la poca exigencia del Levante. Inofensivo ante Bravo, tampoco pudo cerrar el marco de Mariño, desbordado por la carrera de Neymar, las recuperaciones de Bartra o la inteligencia de Messi. No necesitaron los azulgrana ni la mejor versión de Xavi. Igual de efectivo en corto que en largo, resolutivo posicionalmente o en carrera, siempre con el punto de tensión necesario para marcar las diferencias en los momentos importantes del partido, el Barcelona deleitó a los muchos niños presentes en el Camp Nou.
Los goles fueron cayendo sin parar, a cual más bonito, hasta el 5-0. El tercero fue estupendo por la apertura de Busquets, el centro sin parar de Pedro y el remate de Messi. El morbo del cuarto estuvo en el penalti de Iván López a Neymar. Ayer Messi no admitió discusión, como el miércoles cuando delegó en el brasileño, sino que tomó el cuero y lo metió en la red de Mariño. Y hubo mucho jolgorio por el quinto: Mascherano abrió para Adriano y el centro del brasileño desde la izquierda fue rematado de cuchara por Suárez. Un golazo para cerrar un encuentro estupendo para el Barcelona. Ahora mismo todo funciona a pedir de boca en el Camp Nou. Tanto que Messi pide perdón a Neymar cuando falla un gol en una tarde en que metió tres del 5-0.

domingo, 15 de febrero de 2015

El Barça se toma la revancha en Badalona

Marcelinho conduce a los de Pascual a una contundente victoria ante un desconocido Joventut

Hannah intenta un pase ante la oposición de Pleiss. / Andreu Dalmau (EFE)

Sólo había perdido el Joventut un partido en su casa. Pero llegó el Barcelona con ganas de borrar aquella derrota de noviembre forjada con un baloncesto rápido y trepidante, alegre, y gracias a una canasta de Suton en el último minuto. Y esta Penya no fue aquella. No necesitaron los de Pascual tirar de épica. Tan solo imponer el orden, desde la defensa, desde el rebote, y dejarse guiar por un Marcelinho excelso. El acierto en el tiro hizo el resto. Se tomó la revancha el Barça en Badalona. Y se demostró a sí mismo que con trabajo es posible ganar también fuera de casa. Así sumó su 15ª victoria. Y empata con el Bilbao en la tercera plaza, buena manera de acercarse a las islas Canarias la semana próxima y soñar con ganar la Copa.
Los nervios, la tensión, dominaron el inicio del partido. Se sucedían los errores y las pérdidas de unos y otros. No existía el juego interior. No había asistencia alguna. Y la suerte se probaba desde los 6,75 metros. Así arrancó el encuentro: con un triple de Mallet. No acertó Doellman con su réplica, pero sí Hezonja unos minutos después. Fue un tanteo inicial que para nada hacía presagiar cómo crecería el Barcelona en los minutos sucesivos.
Las estadísticas lo dicen todo: 19 rebotes para La Penya, 46 para el Barcelona; 8 asistencias de los primeros, 19 de los segundos
Se empezaron a gustar los de Pascual cuando, además de afianzarse desde la línea exterior (13 triples en total), encontraron en Marcelinho un perfecto director de orquesta. Fue él quien obligó a sus compañeros a pisar la pintura más a menudo. Fue él quien encontró dispuestos a Pleiss, primero, a Nachbar, a Abrines y, muy a menudo a Doellman, acertadísimo (16 puntos). Gracias a su batuta y a la omnipresencia de Tomic, excelente en defensa, a la caza de todos los rebotes (a uno y otro lado de la cancha), afinado también en la pintura (15 puntos), logró el Barça entrar en el partido y marcar la pauta ya en el segundo cuarto.
La Penya no encontraba su juego, no ejercían de enlace sus bases, que hacían la guerra por su cuenta y riesgo, como ocurrió con Mallet (12 puntos, máximo anotador de su equipo) o Savané, y se encomendaba el equipo a tiros de tres que no entraban y a sumar de uno en uno al forzar las faltas. Les podían las prisas. Y no cazaban ni un rebote ofensivo. Una fiesta para el Barça, que llegó a marcharse de 21 puntos al borde del descanso gracias a un parcial de 0-13. Sólo en aquellos últimos minutos pareció espabilar La Penya, que había dejado olvidado en el vestuario su juego alegre, veloz. Lo quiso recuperar Mallet, anotaron Llovet y Suton de uno en uno, y aprovechó el juego interior Kirskay. Pero no había quien frenara a Huertas, tan elegante, tan oportuno. Aunque no todo fue sólo cosa de Huertas. El Barça parecía duplicar sus esfuerzos. Y todos funcionaban, también Satoransky o Hezonja (16 puntos, máximo anotador junto a Doellman).
Tras el descanso (26-45) siguieron enchufados los de Pascual. Oleson, ya recuperado, probó desde el perímetro. Tres puntos. Se revolvió Miralles. Pero nada. Y la transición del Barça, frenética, dio con la exhibición de Satoransky bajo la canasta. Lo volvía a intentar el Joventut, sin éxito. Y volvía a anotar el visitante: Doellman, Abrines... La suerte no acompañaba a los locales. El aro repelía cualquier intento. Apenas Suton tuvo buena fortuna. Las estadísticas lo dicen todo: 19 rebotes para La Penya, 46 para el Barcelona; 8 asistencias de los primeros, 19 de los segundos.

JOVENTUT, 61 - BARCELONA, 99

FIATC Joventut: Vidal (0), Llovet (5), Miralles (1), Hannah (9), Suton (9), Ventura (6), Savané (2), Kirksay (2), Barrera (6), Suárez (9), Mallet (1)2.
FC Barcelona: Doellman (16), Hezonja (16), Huertas (4), Abrines (11), Satoransky (6), Pleiss (7), Thomas (9), Oleson (5), Jackson (5), Nachbar (5), Tomic (15).
Parciales: 12-19, 14-26, 12-25, 23-29.

Y así, el Barça volvió a escaparse un poco más mientras la moral de los hombres dirigidos por Maldonado se hundía. El entrenador dio descanso a uno de sus mejores hombres, Savané; parecía inútil agotar su juego y sus minutos en un partido abocado al fracaso cuando la Copa del Rey está a la vuelta de la esquina. Y el encuentro fue pereciendo en el juego de muñeca de Doellman, merced a la conexión Huertas-Tomic, o el buen hacer de Hezonja, con Abrines o Pleiss en la cancha –y esta vez no desentonaron–; Ventura buscaba reducir distancias, forzaba tiros libres, intentaba escaparse. Pero nada impidió al Barcelona igualar e incluso superar (56-97, a falta de un minuto para el final) la máxima diferencia histórica (40 puntos) en un partido contra el Joventut. Lo hizo en 1979 y volvió a lograrlo, en esta ocasión con 41 puntos, este domingo en el Olímpic de Badalona.