lunes, 18 de octubre de 2010


Y ahora qué.

J.Manuel Marañón

Escribí este artículo hace una semana cuándo uno tenía "esperanzas" de que alguien se enterara de que ha existido una HG  que ha tenido amplio seguimiento y una altísima comprensión de sus motivos.
Pero parece que "zapatero", que ha rectificado en casi todo, aquí se muestra firme. Típica actitud del que es fuerte con los que débiles o los que el cree débiles.

Y que decir del indocumentado presidente de la Patronal.  A eso de que "hay que trabaja más..." le ha dado buena respuesta Botín con aquello de que lo que hay que hacer es "estudiar más...". Me dan ganas de jalear "Botin, presidente... de la Patronal". Al menos, enfrente, tendríamos alguien que esta en las antípodas de un bobo.

En este  escenario es, por lo tanto, imprescindible seguir demostrando con movilizaciones que detrás de nosotros hay una mayoría social que rechaza los recorte de derechos.



La huelga general del 29 de septiembre cumplió los objetivos que, desde CC OO, nos habíamos planteado. Y sobre todo, uno, demostrar nuestra capacidad de movilización y representación que hace imposible que sin contar con nosotros se planteen medidas que afecten a la vida laboral y social de los trabajadores/as.
Por la experiencia de las anteriores HG, sabemos que su influencia en la normativa que rige las relaciones laborales cotidianas no es inmediata. ¿Por dónde deberían pasar las modificaciones de la Ley? Por supuesto, de entrada, por la retirada total de la propia Ley.
Pero, si analizamos una  normativa desigual en sus contenidos, hablaremos de dos escenarios. Por una parte, está todo lo referente al despido en lo cuál la Ley es taxativa y, por lo tanto, solamente nos queda pedir la retirada total o, en su defecto, una modificación parcial a partir de una negociación real.
Por otra parte, hay una serie de aspectos que la Ley deja bastante abiertos, aunque indicando una dirección lesiva para los derechos de los trabajadores/as. En estos aspectos seguiríamos demandando al retirada de la Ley, aunque podemos revertir la situación  través de los desarrollos reglamentarios, siempre y cuando gobierno y patronales demuestren una verdadera voluntad de negociación.
Entre estos aspectos, citaría, en primer lugar, la negociación colectiva. Y dentro de este apartado, la validez de los convenios sectoriales y la capacidad de descuelgue.  En un tejido productivo compuesto esencialmente por PYME´s, el descuelgue supondrá, en la práctica, que las condiciones laborales de los trabajadores/as podrá fijarlas unilateralmente el empresario/a.
Pero tenemos que citar, asimismo, en este capítulo, otros asuntos que han podido quedar en segundo plano en el debate de la Ley, asuntos que van desde la entrada de la ETT´s en la construcción, lo que puede derivar en una aumento de la siniestralidad, y en las administraciones públicas cargándose los principios básicos de acceso a la función pública hasta la transferencia de fondos púbicos a la empresa privada con las sustitución de la sanidad pública por las clónicas de las Mutuas.
Todo esto inevitablemente se va a cruzar con la discusión sobre la reforma del sistema de Pensiones. Ya está en marcha la discusión en la comisión parlamentaria del pacto de Toledo.
No voy a insistir en las propuestas de CCOO que pasan por cumplir acuerdos ya firmados que permitirían aumentar el nº de cotizantes e incrementar los ingresos, ni volveré a repetir nuestra oposición a ampliar forzosamente la edad de jubilación o el período de cálculo.
Voy a plantear otra cuestión como es el interés del “pensamiento único” en hablar de los temas de manera aislada para irnos quitando derechos uno a uno.
Lo diré con dos ejemplos. Se dice que el problema va a ser la relación entre cotizantes y pensionistas y la solución disminuir el nº de pensionistas y el importe de la pensión. Podríamos hablar, sin embargo, de incremento del nº de cotizantes, lo cuál parece lógico en un país con más de 4 millones de parados/as y en el que la tasa de ocupación de los mayores de 55 años está 20 puntos por debajo del tramo 40-55 años.
Y el 2º ejemplo es el de los 100 economistas famosos (los de FEDEA). De entrada decir que me parece un colectivo profundamente antidemocrático, cuando dice que la reforma de las pensiones tiene que estar en manos de técnicos independientes (supongo que ellos/as se consideran así), apartando a políticos, sindicalistas… (sólo les ha faltado añadir...y demás ralea).
Pues bien, estos señores/as nada independientes  proponen la adopción del modelo sueco. No les voy a contestar directamente, pero una vez más cogen un aspecto parcial y no miran, porque no les conviene, el conjunto de la vida económica, social y laboral del país nórdico. Si queréis un extracto de lo que proponen no tenéis más que ir a:
Los cien economistas plantean el modelo sueco de pensiones. www.publico.es/dinero
Y si queréis saber mi respuesta la aporta el Gran Wyoming en Ideología disfrazada de ciencia. www.publico.es/asuntos&cuestiones.

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