lunes, 18 de octubre de 2010


Publicidad en las escuelas, otra supuesta ocurrencia de Berlusconi.


J.Manuel Marañón.


En Italia se ha planteado hace escasos días, con el apoyo entusiasta de Berlusconi, la idea de introducir publicidad en los centros educativos como una forma de allegar fondos para paliar los recortes de fondos estatales.
A estas alturas, no creo que nadie piense en una simple ocurrencia del ínclito primer ministro italiano. Es una pieza más de la idea global del desmantelamiento de los Servicio Públicos y del reinado total en ellos de la iniciativa privada. Puede que las intenciones de Berlusconi se vean a la legua, pero hay demasiados gobernantes y poderes económicos que de manera más discreta llevan empujando demasiado tiempo en esa dirección.
Este preámbulo es imprescindible cada vez que analicemos un tema similar a éste porque nunca podemos perder de vista la cadena global de la que asuntos como éste no son más que un simple eslabón. El tema de la presencia de lo privado en el Servicio Público educativo no es nuevo en absoluto. La presencia de las dos redes en España abarca todo el período democrático por no remontarnos más atrás.
Pero este no es ahora el tema. El tema se viene, también en nuestro país, pergeñando desde hace tiempo cuando se habla de Universidad y empresa o FP y empresa. Si a alguien le decimos que la Universidad tiene, entre otras funciones, la capacitación profesional y la investigación y que para eso debe estar en contacto con el tejido empresarial de su entorno e, incluso, de la economía global, no tendríamos mayor reparo, en principio. Si además se nos dice que esas empresas privadas del territorio se van a aprovechar de los recursos públicos que se emplean en la formación y en la investigación y que, por lo tanto, deben participar aportando fondos a esa universidad, en un primer vistazo nos parecerá lógico.
Pero… aunque la financiación pública siga siendo mayoritaria, ¿qué pasaría si esa mínima parte de financiación privada se hace casi imprescindible para mantener una determinada estructura docente e investigadora?. ¿No tendrían esas empresas que aportan financiación la tentación de determinar el proyecto formativo e investigador de esa universidad?.
En la FP, podemos decir tres cuartos de lo mismo. No deja de haber empresas que verbalizan con más o menos contundencia que el Centro de FP debe estar al servicio de las empresas de una determinada comarca. Sin descartar esto, en una economía globalizada la oferta formativa de la FP debe estar referenciada a un mercado productivo mucho más amplio.
Pero volvamos a la publicidad en las escuelas y vayamos más allá de la noticia inicial. Supongamos que la empresa “X” llena los espacios y el mobiliario del centro educativo de su publicidad. De entrada, decir que el negocio es redondo. Los niños/as, los adolescentes son sectores de la población enormemente sensibles a los mensajes publicitarios. Y no solo eso, su capacidad de presión sobre la población adulta para que acceda a sus peticiones de consumo, también, es creciente.
Pero, si la publicidad entra en el espacio escolar, no parece lógico que no esté presente en los libros de texto o el material escolar. Y si sucede que esa empresa “X” es la que “sponsoriza” tal editorial o tal material escolar, ¿no parece lógico que”obligue” al centro a utilizar esos libros de texto o ese material?.
Alguien puede pensar que en una sociedad crecientemente informatizada, los libros de texto o el material escolar tradicional están en retroceso. Es lo mismo. Las pizarras digitales, los ordenadores portátiles tendrán que ser comprados a la empresa “Z” que tiene un acuerdo o es del mismo grupo de empresa que la “X”. Y podríamos seguir con el sistema operativo, con los programas informáticos que se usen…..
Es decir, nos podemos encontrar en una situación en que es la empresa que “sponsoriza” el centro la que determina aspectos fundamentales de la tarea docente cotidiana. No creo que haga falta argumentar mucho más. La financiación pública de un servicio esencial cono es la educación no solamente es un tema, estrictamente, económico sino que devienen como la principal garantía de que la sociedad a través de los poderes públicos es la que determinan el sentido de ese servicio.







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