domingo, 17 de octubre de 2010


Un amigo inolvidable.

Impactado por la muerte de Chema Fínez. Hacía más de 10 años que no tenia la oportunidad de hablar con él. A mediados de los 90, compartí espacio político con él  en Cantabria y siempre ma pareció una mente lúcida de izquierdas que son dos calificativos que, desgraciadamente, no siempre van unidos. Quiero mandar un abrazo a Susana, Susana Marañón que fue mi profesora en un curso de formación en la Facultad de Educación. j.m.marañón

Idoia Mendia Cueva-EL PAÍS-17/10/2010 

No nos lo terminamos de creer. "¿Que se ha muerto quién?". No sé cuántas veces he escuchado esa frase desde la tarde del viernes, cuando el enorme corazón de mi amigo Txema Fínez se detuvo para siempre. Una figura insustituible, un amigo insustituible. Es verdad que la sonrisa de Txema y su sentido del humor no se los puede llevar nadie. Son eternos. Su trabajo concienzudo y su dedicación como servidor público estarán de nuevo mañana lunes en su despacho de Lakua. Seguro. Se ha ido en silencio, sin querer ver los avisos de un corazón castigado por el trabajo que tanto amaba. ¡Qué paradoja! Un hombre de gran corazón traicionado por ese enrevesado sistema de válvulas y conductos que a veces nos juega malas pasadas. Que avisa aunque no le prestemos la suficiente atención.

      Txema Fínez fue el juez que dio el salto a la política entendida como servicio público



      No nos lo queremos creer. Se ha marchado sin sobresaltos, pensando hasta el último minuto en toda la tarea que tenía por delante: la implantación de la Nueva Oficina Judicial en el País Vasco, la administración de la justicia en un bilingüismo real, la mediación intrajudicial en la jurisdicción mercantil..., así hasta nueve objetivos inmediatos que ahora descansan en la cartera de cuero que paseaba orgulloso por todos los despachos, juzgados y locales varios. Porque Txema Fínez también sabía vivir y disfrutar; con los suyos y con el resto de personas que le hemos tratado. Con todos los que hemos tenido la suerte de compartir horas, ganas, conversaciones y trabajo con él.
      La justicia era su gran pasión, un terreno que ha sabido pisar con diligencia y al que ha dedicado prácticamente los 48 años de su vida; sí, el pequeño Fínez ha nadado entre las dos aguas de la justicia: en la carrera judicial, donde dejó su sello personal en los juzgados, en tantas y tantas sentencias y, sobre todo, en toda la gente que le conoció y que ayer se acercaba incrédula hasta el Palacio de Justicia para dar el último adiós a un "amigo insustituible". Porque eso es lo que ha sido sobre todo Txema. Pero también fue el juez que dio el salto a la política entendida como servicio público. Y ahí aprendió rápido a remontar y nadar con éxito en las siempre difíciles y a veces turbulentas aguas de lo público: en el Departamento de Justicia, en Lakua, en las sedes de los juzgados, y también en los colegios de abogados, en los bufetes, las notarías, los registradores, en las redacciones de los medios de comunicación. Fue un fichaje aplaudido coralmente y sin descanso desde el primer día: el primer viceconsejero vasco de Justicia que salía de la carrera judicial. No lo dudó ni un segundo, el que le hizo falta para comentárselo a Susana, esposa y confidente durante tantos años, y a sus hijos Aitor y Olatz. La misma que en las últimas semanas le recordaba al oído los buenos tiempos pasados este verano en Huelva.
      No puede ser verdad. Uno de los más grandes servidores de la justicia ha dejado de servirla, un juez bueno, librepensador, creyente y un conversador siempre dispuesto. Maestro de maestros, juez de jueces, amigo entre amigos. Esta carta abierta de despedida no es como esos manidos obituarios que hacen bueno a los personajes solo después de muertos. Brota de mi corazón, más que de mi mente.
      El lunes 25 de octubre es un gran día para los vascos y para toda la legión de amigos de un magistrado cabal como ha sido Txema Fínez. Celebramos la Fiesta del Estatuto de Gernika y quien más quien menos ya tenía en su mente el regalo que iba a darle a nuestro viceconsejero. Ese día cumpliría 49 años. Tenía tantas ganas de trabajar que es justo lo que nos va a dar fuerza para continuar su tarea inacabada. Decía la canción que "la vida es lo que te pasa mientras estás atareado en planear otras cosas". Va a ser difícil llenar el vacío que nos dejas. Pero precisamente aupados en tu gran corazón -traidor en la tarde del pasado viernes- y en tu contagiosa capacidad de trabajo daremos buena cuenta de esos nueve objetivos y de todas tus ideas, las que están en marcha, las que has dejado por hacer y las que sobrevuelan en tu despacho de Lakua. Las vamos a coger al vuelo, Txema. Ya estamos en la tarea, Txema, ya estamos en ello.


      Idoia Mendia Cueva es consejera de Justicia y Administración Pública del Gobierno vasco.

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