domingo, 13 de julio de 2014



Fernando Soto, memoria de la honestidad

Histórico sindicalista de CC OO, fue uno de los diez condenados en llamado 'Proceso 1001'


JUAN FERRERAS (EFE)
Ha muerto en Sevilla, a los 75 años, Fernando Soto, histórico sindicalista de CC OO y uno de los diez del llamado Proceso 1001, que en diciembre de 1973, junto a otros nueve compañeros de la dirección nacional de CC OO, fue condenado a 17 años, 4 meses y 1 día por los tribunales de la dictadura.
Fernando Soto nació en Sevilla, el 7 de diciembre de 1938. Hijo de un matrimonio de trabajadores, recibió educación en un colegio público hasta los 12 años para ingresar después en la escuela de aprendices de la Hispano Aviación. Aprendió el oficio de chapista, y como tal ingresó en la empresa a los 18 años. En agosto de 1961 se casó con María Mendoza, con quien tuvo tres hijos.
No había cumplido los 21 años cuando ingresó en la célula del PCE en su empresa. Desde entonces no paró de defender los derechos de los trabajadores y trabajadoras, participando en la creación de Comisiones Obreras de Sevilla. En 1963 fue elegido enlace sindical y vocal provincial del Sindicato del Metal, desafiando a las estructuras de la organización sindical franquista.
Detenido por primera vez en 1967 cuando se manifestaba contra el paro y la represión y en demanda de libertad sindical, fue multado con 25.000 pesetas y procesado por el Tribunal de Orden Público, que le condenó a tres meses de cárcel. Detenido de nuevo en enero de 1969 al proclamarse el Estado de excepción, pasó un mes en la cárcel de Sevilla y luego fue deportado a Valdepeñas en Ciudad Real, hasta la finalización del Estado de excepción en el mes de marzo. En diciembre de 1970, se exilió a París y a su vuelta a Madrid vivió un año en la clandestinidad, hasta que fue nuevamente detenido en la reunión de la Coordinadora Nacional de Comisiones Obreras, celebrada en el convento de los Oblatos, en Pozuelo de Alarcón (Madrid) el 24 de junio de 1972, y encarcelado en Carabanchel.
Fernando Soto fue ya, en la legalidad, parte esencial del proyecto de crecimiento y consolidación de CC OO como el primer sindicato de España.
Podría extenderme con su historial militante hasta llenar páginas suficientes para editar un libro. No sería mala idea en estos tiempos de desmemoria o de crónicas temerarias de la transición. Cuesta entender que cuando, agazapada, la derecha del tardofranquismo, derrotada estrepitosamente en las urnas en 1977, conspiraba contra la democracia, que a duras penas se abría paso en España, gracias a la lucha fundamentalmente del movimiento obrero, se pretenda ahora reconstruir la historia reciente y vender madurez democrática donde solo había resignación o asonada. Hemos de hacer un esfuerzo para que la transición democrática española sea conocida y contextualizada, y por supuesto sometida a la reflexión crítica, pero evitando la frivolidad y la opinión precipitada. El agotamiento de aquel impulso democrático y la inaplazable necesidad de cambios políticos y constitucionales, no debe llevarnos a la torpeza intelectual de abandonar tan generoso patrimonio.
Fernando Soto, como tantos otros que nos han dejado sin hacer ruido y, en muchas ocasiones, sin que nadie haga ruido por ellos, lo cual me produce vértigo, debe servirnos para que no se manipule el tiempo de la resistencia y de la libertad. CC OO hará los esfuerzos necesarios para que eso no ocurra. Reivindica y reivindicará la historia de lucha por la democracia, el papel de las Comisiones Obreras y de aquellas gentes que gracias a la memoria de la honestidad harán posible que sigan entre nosotros.
Ignacio Fernández Toxo es secretario general de CC OO.

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