lunes, 19 de marzo de 2012


La reforma laboral en Finlandia.

J. Manuel Marañón.

El Gobierno ha planteado su reforma laboral como necesaria para homologarnos con los países europeos más desarrollados porque, según dice, son los países que no han incrementado su tasa de paro con la crisis. Pues parece que Finlandia no está entre esos países puesto que ha promulgado una reforma laboral en sentido absolutamente contrarío a la que se ha planteado en España.
Comencemos el análisis con algunos datos macroeconómicos. Finlandia acabó 2011 con una tasa de paro del 7,6% por un 22,9% de España y una tasa de crecimiento del 3,1% en Finlandia por el 0,7% en España. La inflación alcanzó el pasado año el 3,4%, superior en un punto a la española. Precisamente, esa inflación relativamente elevada es la que ha hecho que las agencias de renting comiencen a cuestionarse la triple A de la deuda del país nórdico. Su deuda alcanza  el 49% del PIB por el 68% de la española, aunque en el déficit público la distancia es mayor, un 2,5% frente al 8,5% español.
Pues con estos datos macroeconómicos, Finlandia ha promulgado una  reforma laboral que es producto de la negociación entre el Gobierno, la patronal y los sindicatos. Y el tema de las formas no es baladí. Una reforma pactada y consensuada siempre tiene una mayor posibilidad de mejora para el conjunto de la situación laboral y socioeconómica  de un país. Y la tradición finlandesa es que el gobierno no sea la correa de transmisión del empresariado como en España sino el elemento de equilibrio entre las contrapartes. En ese sentido es muy probable que el primer ministro de Finlandia, Jirki Katainen, del Partido Conservador, se quedaría alucinado cuando Mariano Rajoy le confesaba aquello de que la reforma laboral en España le iba a costar una huelga.
Pero vayamos al fondo. Finlandia ha atacado la dualidad en el mercado de trabajo mejorando todas las condiciones laborales de los temporales iniciando el camino hacia la total homologación con los indefinidos. Su tasa de temporalidad, por cierto, es 9 puntos inferior a la española (17% frente a 26%).
Por otra parte hay que decir que la ley de contratos de empleo, con acuerdo tripartito también, prevé una serie de medidas de seguridad en cuestión de riesgos laborales y sanitarios con el objetivo de poder alargar la vida activa de cada trabajador/a.
El poder adquisitivo de los trabajadores/as finlandeses/as se había deteriorado en 2011 en un 0,6% y, en base a este dato,  el acuerdo refleja ese mismo aumento salarial para 2012. Además, para asegurar  el futuro de las pensiones  se han incrementado las cotizaciones sociales en el 0,2% tanto a empresarios/as como a trabajadores/as, pero como contrapartida, el impuesto de la renta ha bajado en la misma proporción.
En Finlandia sí que se piensa en los más débiles. La prestación por desempleo y la ayuda básica a la renta y a la vivienda se han incrementado en porcentajes que rozan el 20%.
Y dos datos más para ver que la competitividad de la economía no pasa por el deterioro de las condiciones laborales. Los finlandeses/as trabajan 40,2 horas semanales de media por 41,7 de los españoles/as. Y el coste salarial medio unitario es de 4512 €/mes para el empresario/a finlandés y de 2787€/mes para el español.
Porque la competitividad está en otro sitio. Está en el gasto en I+D+i que es del 3,9% en Finlandia y del 1,4% en España. Y está en el núcleo del gasto social (pensiones, dependencia, sanidad y educación) que es del 34, 4% en Finlandia por el 25,2% en España. Porque Finlandia entiende el gasto social no solamente como un derecho de los ciudadanos/as sino como yacimiento de empleo e inversión de futuro. Y, lógicamente, lo pueden hacer porque su tasa impositiva es del 41,4% en Finlandia por el 32,1% en España.
En resumen, la reforma laboral del Gobierno y los recortes en Servicios Públicos de las distintas Administraciones no nos homologan con los países más desarrollados de Europa, todo lo contrario nos homologan con los países menos desarrollados.


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