domingo, 11 de octubre de 2009



El Plan Eólico de Cantabria (1).

Decir, de entrada, que estoy de acuerdo con llevar delante el Plan Eólico de Cantabria. No podría ser de otra manera. Si desde CC OO llevamos años clamando por un nuevo modelo productivo y por un modelo energético sostenible, parecería incongruente plantear una oposición a este plan que deberá hacerse, como hasta ahora, desde un respeto escrupuloso a la legislación vigente tanto en el área medioambietal como en otras áreas.
En medio del debate suscitado creo que se han vertido contra las personas de la Umniversidad de Cantabria que hicieron uno de los estudios que han servido al Gobierno de Cántabra para tomar sus decisiones, acusaciones que, conociendo la trayectoria profesional de algunas de ellas, me parecen, absolutamente, fuera de lugar.
Por eso transcribo un artículo que el Diario Montañés publica hoy. Ah¡, una frase importante. oponerse a este plan no es solamente eso, es apostar por otras energías , ¿las fósiles?, ¿la nuclear?

Antonio Cendrero y César Otero, dos de los 'padres' del estudio para fijar las ubicación de los futuros parques, explican el alcance de su trabajo del que reivindican su independencia .

PILAR CHATO-EL DIARIO MONTAÑÉS 11.10.09


«La Universidad de Cantabria no bendice ni condena el plan eólico». ¿Es que la universidad no se moja? No, es que quiere dejar claro su papel, que no es respaldar o no la política del Gobierno en materia eólica, sino darle una herramienta más para que tome decisiones. «La independencia no puede quedar en duda». Y es que sin quererlo la UC se ha visto metida de lleno en la polémica en torno al desarrollo eólico de la región por ser la autora del estudio que fija las zonas susceptibles de albergar parques eólicos.
Quizá por eso, para apoyar ese papel solo técnico, Antonio Cendrero, catedrático de Geodinámica de la UC, y coordinador del proyecto elige su despacho de la universidad para esta entrevista en la que está acompañado por César Otero, profesor titular de diseño asistido por ordenador, que es quien firma las simulaciones de los parques. Quizá por eso no quieren protagonismos, ni fotos. Son sólo las voces de un equipo formado por una veintena de arqueólogos, ingenieros, prehistoriadores, geólogos, biólogos y naturalistas. A todos ellos les une, por razones personales o profesionales, una trayectoria de interés por la protección y conservación del medio ambiente.
La charla se prolonga durante dos horas rodeados de montañas de libros, expedientes, publicaciones universitarias y un protagonista central: el estudio de la UC, más de 500 páginas, y no las 20 colgadas en la web del Gobierno, que pasa y repasa Cendrero, saltando de la literatura a los gráficos, de las cifras a las simulaciones, para respaldar cada una de sus palabras.

«El estudio de la UC no es un plan, es un
documento de apoyo a la toma de decisiones»

El estudio de la UC no es un plan, es un documento de apoyo a la toma de decisiones para comprende mejor y más ámpliamente el problema desde el punto de vista ambiental. Delimita las zonas donde la instalación de parques eólicos puede hacerse con impactos limitados y plantea cómo podrían ser sus efectos visuales a través de simulaciones. Y además, resaltan ambos técnicos, propone salvaguardas y precisiones ambientales y visuales específicas que «deberían leerse detenidamente y tenerse en cuenta».

Otros criterios.


Cendrero va más allá y asegura que si el Gobierno sólo tiene en cuenta este estudio «lo estará haciendo mal» porque hay otros criterios tan importantes cómo éste que no se abordan en él: energético, estratégico, laboral, económico... «Cómo voy a pensar que mi punto de vista es él único a tener en cuenta, sería de una soberbia...».
Tal vez por ello, Cendrero asegura que el estudio no entra «para nada» en la discusión de cuál es el modelo de generación de energía más adecuado para Cantabria ni cuántos aerogeneradores son necesarios. «Es falso que el estudio esté predeterminando cuántos molinos. La UC no ha dicho 700. Ha dicho que desde el punto de vista de las restricciones ambientales se estima que podrían entrar en sus polígonos entre 500 y 700, es una estimación grosera, luego estarían las restricciones visuales», explica Otero.



Desde algunos ámbitos se ha cuestionado la imparcialidad del estudio. A estos sectores les explican que por parte de la Consejería de Industria se les indicó que se planteaban entre 1.000 y 1.500 megavatios, pero «en absoluto» se exigió llegar a ese valor. Tambien se fijaron algunas restricciones técnicas que condicionan el número de generadores en una zona: que los molinos estén separados 270 metros entre sí y que no se ubiquen en pendientes superiores a un determinado valor.
El estudio sí incluye para cada parque considerado aceptable ambientalmente una lista de pros y contras que analizan cuestiones como los accesos, la cercanía a polígonos industriales, la presencia de cabañas, limitaciones geotécnicas o la visibilidad de los molinos, entre otros factores.
Cendrero va leyendo páginas del estudio mientras habla. Cuando se les pregunta si en base a esos pros y contras ellos eliminarían alguno de esos parques, no hay una respuesta directa, aunque afirma que «a grandes rasgos, así, genéricamente, te diré que todos los parques tendrían algún impacto, como no puede ser de otro modo. Desde el punto de vista paisajístico, los que en conjunto tendrían más efectos serían los de la zona B (los más próximos a la bahía)». Otero insiste, en este sentido, que el estudio no incluye deliberadamente una conclusión de cada parque, ni del conjunto: «nosotros no nos pronunciamos: lo hacen las imágenes de los impactos y los mapas de visibilidad».

«La gente no es consciente de que cuando
dice no a una energía dice sí a otras»


Lo que sí incluye el estudio son recomendaciones y medidas correctoras y se recomienda que en la adjudicación de los parques se incluya la condición de que los molinos que una vez en marcha evidencien impactos (por ejemplo sobre las aves), sean desplazados o eliminados.
Debate social
«Nosotros hemos mantenido nuestra opinión personal fuera del estudio». «Hemos desarrollado una herramienta que permite traducir a términos manejables algo tan etéreo y difuso con la afección al paisaje».



Otero y Cendrero suman sus opiniones y asienten con la cabeza a lo que uno y otro expone en este asunto. Ambos respaldan los beneficios del debate social que se ha generado: «Las críticas al plan en ningún caso van a empeorarlo, las sugerencias sólo pueden mejorarlo y nosotros, si el plan es mejor, encantados. No somos el oráculo».


«La percepción del paisaje no es medible,
pero mostramos cómo quedará»

La Consejería no prefijó ni zonas ni el
número de aerogeneradores que debían contener

1 comentario:

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