lunes, 25 de abril de 2011

Real Madrid-Barcelona, o la legión extranjera frente a La Roja

Antonio Mora Plaza | Economista/nuevatribuna.es | 24 Abril 2011


Hubo un tiempo que el Real Madrid representaba las esencias del futbol patrio pasado, eso sí, pasado por el tamiz de la furia franquista. El Real, en pleno franquismo, ganaba 5 copas de Europa (de 1955 a 1960) con la inestimable ayuda de un argentino, Di Stefano - máximo goleador en todas ellas- y la sexta en la temporada 1965-66, ya con la generación ye-yé, siendo su máximo goleador Puskas (húngaro). En el Bernabeu se jugaba la final de la copa del Generalísimo porque el dictador no quería salir de Madrid y casi su único recorrido fijo al año era desde El Pardo al estadio del Real. Ya se sabe que los dictadores con delitos de sangre –no recuerdo excepción- acaban paranoicos. Y en cuanto a lo de jugar siempre en el estadio madrileño era injusto porque muchas veces era finalista de la copa del dictador el propio equipo blanco. En ese estadio se hacía la ridícula demostración sindical, que era una especia de pan y circo (panem et circenses) romano, pero rebajado a las cloacas éticas del dictador con el fin de agradar a sus huestes franquistas. A todo esto se prestaba el Real y don Santiago, aunque a veces, parece ser, a regañadientes. Era por cuestiones deportivas y no ideológicas, porque don Santiago era tan franquista como el que más. El Real aportaba y ha aportado hasta épocas recientes a la selección -a la Roja que ahora se la llama para disgusto del P.P.- jugadores procedentes de la cantera. Actualmente sólo aporta a Casillas, don Iker, considerado el mejor portero del mundo.
El Real hoy de Mou-Florentino se ha convertido en la legión extranjera, en una selección mundial: Ronaldo (portugués), Özil (alemán), Benzema (francés), Higuaín (argentino), Kaká (brasileño), Khedira (alemán), Pepe (portugués), Adebayor (togolés), Di Maria (argentino), Marcelo (brasileño), Carvalho (portugués), Lass Diarra (francés), Gago (argentino), Dudek (polaco). De hecho, el gol del Real que les da la copa del Rey 2011 es una combinación entre el brasileño y el argentino que remata el portugués. Un gol multicultural; mejor, multinacional, porque de cultura los futbolistas andan más bien justos. Eso sí, la parte de atrás del Real es más patria, más nacional: Xabi (vasco), Ramos (sevillano), Casillas (madrileño). Albiol (valenciano), Arbeloa (aragonés). Es verdad que tiene otros buenos jugadores hispanos como Canales, Pedro León, Granero, pero estos apenas juegan, no cuentan para Mou. Frente a esta selección comprada por don Florentino y sus negocios inmobiliarios más la negociación Ciudad Deportiva-Gallardón, está el Barcelona, considerado el mejor equipo del mundo y columna vertebral de la selección. Ahí están los campeones del Mundo Piqué, Puyol, Busquets, Xavi, Iniesta, Villa, Pedro. También el portero Valdés, aunque para Del Bosque fuera el tercer portero de la selección. Es verdad que en el Real había 4 campeones del Mundo frente a los 6 del Barcelona (Puyol estaba lesionado) cuando el pasado día 20 de abril se disputó la Copa del Rey, pero de los cuatro del equipo merengue sólo Casillas es decisivo en el juego de la Roja. Forofismos aparte y visto por alguien como yo que no soy de ninguno de los dos, creo que la legión extranjera (Real Madrid) gane a la columna vertebral y sostén de la selección (Barcelona) es una mala noticia para la Roja porque esta juega como el equipo catalán. Ahí, en la selección, Piqué, Busquets, Xavi e Iniesta imponen su estilo, al igual que lo imponen en su club. Del Bosque y Guardiola deben repensar las cosas, aunque sería lamentable para el espectáculo que lo transmutaran y que la Roja imitara al Real. Tampoco podría, porque cada estilo exige los jugadores apropiados. Los jugadores del Real son jugadores-talón, fichados por un empresario, perdón, por un constructor, que ha obtenido pingües beneficios gracias –no a pesar- de la crisis y de las negociaciones con el vampiro de la M-30.
Mirado fríamente, no obstante, dos de las tres ocasiones de gol del Real el día 20 fueron obra de la parte atlética de ese buen jugador que es el portugués Ronaldo. La primera, fruto de una carrera portentosa; el gol, fruto de un salto aún más portentoso y mal defendido por un no muy alto defensa que es Adriano. Eso sí, el gol viene precedido de la mejor jugada del Real del partido elaborada, como queda dicho, entre el brasileño Marcelo y el argentino Di María. Hubo un cuasi-gol por mor de un remate de Pepe el portugués, otro portento físico, que le saca 2 cabezas al defensor, y que no fue gol porque hay postes. El Real, a pesar de las inversiones –la palabra inversión está devaluada- en jugadores sólo puede ganar al Barcelona en contraataques. La segunda parte del Barcelona el día 20 de abril es un baño absoluto al equipo merengue, que se convirtió en un espectador más. A los aficionados del Real que además les gusta el futbol –que es de esperar que los haya- no olvidarán esta segunda parte, a pesar de que fuera en ese tiempo cuando marcara su equipo y le diera la Copa del Rey 2011. Hay que recordar que la directiva del equipo merengue echó hace unos años a un entrenador a pesar de ganar una liga. A pesar de esa segunda parte, Guardiola debe meditar si Adriano e incluso Alves son los laterales idóneos para este equipo de bajitos, porque Piqué no puede con todo y menos si no le acompaña Puyol.
Mou es un tipo listo. No llega a chulo, pero es antipático como el solo. Pero es listo, acomplejado, pero listo. Mou, un portugués que fuera segundo con Bobby Robson en el Barcelona, aún muestra un inevitable complejo de inferioridad: ser segundo del borrachín inglés –que además fuera ex-coach de la selección inglesa- es para acomplejarse. Sobre todo si tienes ambición. Pero a mí no me cae mal porque al menos lo que dice y hace no es trivial, porque precisamente una de las formas de sacudirse complejos es no hacer nada que sea correcto, equilibrado y trivial. Sobre todo si tienes oportunidad de aparecer en los medios. En realidad, Mou es simplemente un niño mal educado, pero un niño. Para mí su principal defecto es que no tiene gracia, no es gracioso. Si lo fuera todo sería diferente. Frente al portugués, Guardiola, Pep para sus allegados, consigue algo muy difícil: es la corrección sin caer en la trivialidad. Siempre habla bien del equipo contrario, de las dificultades que supone jugar y ganar. En el campo fue uno de los mejores centrocampistas que ha habido, y entonces llevaba la voz cantante de la selección a pesar de que el capitán fuera el madridista Hierro. Recuerdo un partido contra Alemania que dio 40 pases de más de 30 metros sin cometer un error. Los teutones acabaron mareados viendo pasar el balón y no llegando nunca. Ambos –Mou y Pep- son elegantes vistiendo, aunque el portugués no lo parece por sus gestos. En realidad, Mou es un tipo elegante y correcto cuando no habla y no se mueve; otra cosa es que eso no tenga mérito.
El partido del día 20 fue emocionante y bonito: la emoción la puso el resultado y la belleza el equipo de Pep, pero la grandeza del futbol –entre otras- es que no siempre gana el que se lo merece. Por eso, además de deporte, es un espectáculo universal que levanta pasiones. Y mejorará con el tiempo si de las pasiones pasamos, simplemente, a las emociones. Las pasiones separan, las emociones unen. Y ahora a esperar a la semifinal de la Champions.

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