miércoles, 1 de diciembre de 2010


El modelo consolidado del Barça gana al proyecto del Madrid. La humildad gana a la soberbia. Xavi, Iniesta y Busquets aplican su ley. El vendaval se moja en la lluvia de Barcelona. Gana la cantera, pierden los millones. Mou acobarda a los suyos y potencia al Barça.

nuevatribuna.es | José Luis Egido | 30.11.2010



Cualquiera de estas frases valdrían para titular otra derrota histórica del Madrid ante un inalcanzable Barça que ganó por un contundente 5-0 y porque no quiso más. Antes de comenzar el partido apostaba por un empate a dos goles. Veía a un Madrid fortísimo ante el Barça de siempre. Pensaba que si a los culés no les salía el partido el Madrid les podía pasar por encima. En definitiva me senté ante el televisor para ver un combate de dos colosos. La realidad me apeó de ese sueño.
Pensaba que el Madrid lo había conseguido todo. Buenos jugadores, el mejor entrenador y un modelo reconocible, mimbres suficientes para tutear al Barça en su propia casa. El Madrid salió acobardado porque su entrenador se acobardó. Echó atrás a Di María y puso a Özil a defender para regocijo de Xavi y los suyos. Resultado: un control apabullante del Barça que en todo el partido jugó como un equipo mientras que el Madrid no jugó ni siquiera con sus famosas individualidades y su contundencia goleadora. El Madrid creía que había hecho su trabajo, eso sí desde la nebulosa de la comunicación, no del fútbol. Después del rifirafe con el Gijón, Mou había calentado todo lo que podía para llevar el agua a su molino, incluso presionó al árbitro. Ni Guardiola, ni su escudero Xavi picaron el anzuelo y se dedicaron a lo suyo. Florentino y Valdano son conocidos expertos en convertir el humo de un cigarrillo en una humareda universal ayudados por un desenfreno millonario. Un modelo que ayer el Barça se encargó de hundir, una vez más.
En cuanto al partido en sí, dicen los entendidos que un instante, un detalle, condiciona los grandes partidos. Si es así ese momento estuvo en el minuto cinco cuando después de un corner Messi, en un ladrillo del área, donde había siete madridistas con su inexpugnable defensa y su imbatible portero protegiendo la portería, mandó con sutileza una vaselina inalcanzable que dio en el palo y no fue gol de milagro. A mi juicio ahí perdió el partido el Madrid porque les aplicaron el tan cacareado miedo escénico de Valdano. El vendaval arrollador quedaba herido de muerte por su propia medicina. El resto fue coser y cantar, por muy duro que resulte decirlo, a excepción de unos ocho minutos que el Madrid consiguió enloquecer el partido y poner en aprietos al Barça tras el incidente de Ronaldo con Guardiola. Xavi paró el espejismo y volvió el juego a su cauce.
En cuanto al árbitro, claramente condicionado por el poder del Madrid y de Mourinho, perdonó varias jugadas claves al Madrid, por mucho que se quiera pedir un penalti a CR7 con 2-0 en contra. Hay que agradecerle que aguantara la presión y no expulsara a nadie hasta el minuto 92. El sábado en el partido Atleti-Español un leve empujón del entrenador Quique a un españolista en el suelo fuera del campo le costó la expulsión automática y fulgurante. No se aplicó el mismo rasero en el empujón de CR7 a Guardiola que sólo le costó la tarjeta amarilla. Ni expulsó a Pepe siendo el último jugador cuando Messi se le escapaba en un contragolpe; ni a Carvalho por un codazo al mismo jugador que en otros equipos se considera agresión sin balón. Solo al final se vio obligado a expulsar a un desquiciado Ramos como símbolo del desquiciamiento general del Madrid en el segundo tiempo.
Respecto al juego, en el primer tiempo el Madrid se echó atrás para robar el balón en el centro del campo y salir como aviones. En el minuto 17 llevaba un palo y dos goles. En toda una declaración de intenciones y de impotencia, en el segundo tiempo Mou cambió a Özil por Lass y adelantó la defensa para presionar más y mejor. Otros dos goles en tres minutos, esta vez al contraataque con el modelo del vendaval. Un minuto después Mourinho escenificó su impotencia y su desquicie al cambiar a la revelación Marcelo por Arbeloa. Con él y Lass más patadas y más desquicie. Quinto gol del canterano Jefren y explosión del globo mediático por todas las costuras.
Quien haya seguido mis crónicas recordará que me preguntaba hasta cuando le duraría al Madrid ese frenesí desmesurado, ese correr como guepardos, esa presión con turboélice. El partido de ayer dio algunas respuestas. Después del partido del Madrid con el Sportin un jugador gijonés criado en los pechos del Madrid relataba su sorpresa porque no reconocía en el equipo actual el modelo que a él le habían enseñado. Florentino, Valdano, Moutinho y los pectorales deberían pensar en ello.
Del Barça no he escrito mucho. No es necesario, se explicaron en el campo y después de él. Comparto con Guardiola que un resultado tan abultado está ahí pero es algo engañoso porque no hay tanta diferencia entre los dos grandes. El resto de la liga le dará o quitará la razón. Del resto de la jornada ni a mí ni a casi ningún colega nos queda espacio para escribir. En fin…lo dejo aquí. Señoras, señores, amen la vida, amen el fútbol.

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