sábado, 10 de abril de 2010



MAXI DE LA PEÑA LA RETINA ANALÓGICA-EL DIARIO MONTAÑÉS-10.04.10



Ráfagas de misterio, ruido de la hojarasca y aullidos de lobos. Por la Ruta de los Pueblos Abandonados yacen por encima de todo ruinas de viviendas y despoblados
La emigración en la Cantabria meridional ha dejado la huella de la desolación. En el municipio de Valdeprado del Río es conocida como la Ruta de los Pueblos Abandonados, donde yacen algunas viviendas en precario estado, y sobre todo, ruinas.
Son pueblos fantasma y en ellos sólo hablan las piedras y quién sabe si algún espíritu. Ráfagas de misterio, ruido de la hojarasca y aullidos de lobos.
Este itinerario pertenece al conjunto de senderos balizados de Pequeño Recorrido (PR), en el que se encuentran rutas de senderismo con una distancia que abarca entre los 10 y los 50 kilómetros. Están señalizados con marcas horizontales de pintura blanca y amarilla. La ruta PRS-34 es una ruta circular, con origen y destino en Valdeprado del Río que recorre 16 kilómetros y un desnivel de más de 500 metros. Ya nadie reside allí en estos pueblos, que nunca llegaron a tener luz eléctrica y los terrenos sólo se utilizan para el ganado.
El silencio sólo es roto por grupos de senderistas que se adentran en las entrañas de un tierra que nunca fue querida por sus gobernantes.
Desde el barrio de Corral, junto a la carretera, se sube por pista al barrio de Penilla, del que se sale cruzando una portilla para continuar después en suave ascensión entre un robledal primero y terreno despejado después. Tras pasar junto a un abrevadero, la pista gira a la derecha, casi llana, cruzando una nueva portilla, tras la cual se ignoran dos desvíos a la derecha que ascienden entre pinares de repoblación. Al poco se entra en un pueblo donde ya no quedan casas en pie y la vegetación amenaza con tragarse los escombros.
Caminando entre lo poco que queda de las casas, ya en Moroso y que pertenece a Valderredible, hay que ir hacia la derecha a la parte alta del núcleo, que como muchos pueblos de la montaña cantábrica, fue víctima hace algunas décadas del éxodo rural. Moroso lleva abandonado más de cuatro décadas, lo que queda de sus casas son ruinas invadidas por la vegetación y sólo se mantiene en pie su cementerio con alguna tumba que otra, que quedarán para el recuerdo de esas familias que abandonaron estos pueblos.
Se toma un camino entre árboles que discurre junto a las tapias de las fincas hoy en desuso, con firme bastante irregular. Sin salirse del callejo, se llega a vadear un pequeño regato, y se ignora un primer desvío a la izquierda. Al poco se llega a otro desvío a la izquierda, que sigue entrando en un tramo entre el hayedo.
Al llegar a una loma, sube a la derecha y sale a terreno despejado, donde la senda se difumina, aunque hay que subir de frente cruzando los restos de varias tapias ya derruidas. Así se alcanza un corral de ganado hecho con traviesas de ferrocarril, y se baja de frente por un sendero que lleva a un inmediato colladín, ya a 1.125 metros sobre el nivel del mar, desde el que se siguen unas rodadas que giran a la izquierda y conectan con otro callejo semiabandonado, por el que se llega a otro grupo de casas, casi todas en estado de ruina.
Candenosa, a 1.150 metros de altitud, es el pueblo situado a mayor altitud en Cantabria, aunque al estar despoblado, esta categoría la ha pasado a ostentar Cotillos, en Polaciones (1.143 metros). Alguna casa se mantiene en pie. En el año 2008 contaba con una población de 6 habitantes, según el Instituto Nacional de Estadística, pero este dato no es real porque se trata de personas que no se han dado de baja del padrón. Ellos han marchado en busca de unas condiciones de vida más prósperas.
Esta población ha figurado tanto formando un concejo independiente como formando parte del concejo de Hormiguera. Existen testimonios que avalan cualquiera de estas dos opciones, como por ejemplo los documentos que aparecen a raíz de un pleito promovido en 1649, por el concejo de Hormiguera contra los vecinos del barrio de Candenosa, sobre si ambos lugares habían de ser considerados como un solo concejo o como dos diferentes e independientes.
El camino continúa y después se toma un ancho camino a la derecha que va ascendiendo entre una repoblación de pinos hasta que alcanza una bifurcación. Tras un rato, el camino se adentra en la ladera umbría ocupada por un hayedo, y pronto se entra en otra localidad: Hormiguera. La ruta continúa a la derecha, junto a la iglesia, bajando por la carretera, para dejarla enseguida por la derecha con objeto de subir por un camino entre prados.
Al poco de cruzar una portilla se llega a otro pueblo ubicado en una loma. El núcleo se llama Sotillo y después de atravesar algunas casas se sale a la carretera, para bajar por ella, y tras abandonarla momentáneamente para ver la iglesia y el caserío de San Vitores, se desciende por ella hasta el punto de partida de esta ruta, en Valdeprado del Río.
El futuro de estos lugares despoblados es incierto, ya que muchos de ellos acabarán completamente derruidos y olvidados sin posibilidad de reconstrucción. En este caso no se ha planteadosu repoblación mediante diferentes iniciativas y fines.
Algunos de estos proyectos de repoblación y restauración puestos en marcha en otros puntos de España tienen un carácter oficial y un presupuesto concedido por el gobierno, sirva como ejemplo las localidades de Granadilla en Cáceres o Búbal en Huesca.

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