lunes, 20 de abril de 2009

Recomendaciones hosteleras





REFLEXIONES DEL PASIEGO
El cambio en el modelo productivo, también, tiene que darse en el sector de la hostelería.

Los sindicatos llevamos desde hace mucho tiempo demandando un cambio en el modelo productivo, cambio imprescindible en estos momentos de grave crisis económica. Y cuándo se oye esta expresión a muchas personas les suena a industria, I+D+i, tecnología…. Y efectivamente no puede haber un cambio en el modelo productivo en España sin que se sustente en estos pilares.
Pero el cambio debe hacerse en el conjunto de todos los sectores productivos. Y, también en el sector servicios y dentro de él en los servicios para el ocio. Sector que engloba la cultura, el deporte, la hostelería, el turismo, etc. Me referiré, en concreto, al sector del turismo y la hostelera.
Ha sido un sector que, tradicionalmente, se le ha asociado con empleo precario y poco cualificado, un sector intensivo en mano de obra y para el que, según el inconsciente popular, cualquiera vale independientemente de sus capacidades y formación.
Esta mentalidad deriva del boom turístico de los años 60 y 70 en España que creó un modelo de turismo barato de sol y playa, un modelo depredador con el medio ambiente, modelo agotado en los destinos turísticos tradicionales (Mediterráneo e Islas) y claramente insuficiente para el resto del país.

Afortunadamente, el desarrollo cultural y económico de los últimos 30 años ha cambiado sustancialmente una buena parte de la demanda que, ahora, se dirige al turismo de la cultura, la naturaleza y el patrimonio. Por lo tanto, es un segmento ciudadano exigente con el servicio que le gusta disfrutar y con el dinero que paga por él, que, en resumidas cuentas, demanda una buena relación calidad-precio.
Y en relación con ello, el sector de manera creciente ha incrementando su nivel de profesionalidad en el servicio que presta y cada vez es mas raro encontrar un establecimiento en el que al entrar tienes la sensación de estar molestando.

Y voy a referirme a varios ejemplos de profesionalidad de los que he disfrutado en los últimos meses y en los que se ha dado una alta relación calidad-precio.
En Cantabria voy a situar el primer ejemplo que es el de un establecimiento de gestión pública, elemento que a la gente de izquierda siempre nos llena de especial orgullo. Me refiero al Restaurante del Golf de Nestares en Campoo, gestionado como toda la instalación por CANTUR, empresa pública del Gobierno de Cantabria. Acudí un domingo con dos familiares y disfrutamos de un excelente menú de 22 € con platos exquisitamente preparados y servidos con esmero. Es más ante un pequeño retraso al principio sin mayor importancia se presentaron las correspondientes excusas. Todo ello de manera muy profesional, insisto.
Otro restaurante que recomiendo en Cantabria es la Posada del Pas en S. Vicente de Toranzo.

Antes de hacer referencia al primer establecimiento de fuera de Cantabria me referiré, ahora, al camino de Santiago, un itinerario cultural que cobra un enorme auge a principio de los 90, tras su declaración como tal en 1986 por parte del Consejo de Europa. Tradicionalmente hago con Carmen, mi mujer, un tramo de 100-120 Kms cada año lo que, para agnósticos como nosotros, significa una semana de desconexión. Y en torno a este camino cultural se han desarrollado unas series de servicios hosteleros de diverso tipos y calidades.
Este año hemos caminado de Ponferrada hasta Sarria y nuestra primera etapa ha sido Ponferrada- Villafranca del Bierzo. Y en esta última población berciana, quiero hacer una mención especial al microhotel restaurante “La Puerta del Perdón”. La parte de alojamiento la habían inaugurando en el mes de agosto restaurando con un enorme gusto y una gran funcionalidad una vieja casona. Y el restaurante en el que llevan tres años en la parte baja de esa casona conjuga una excelente cocina con un servicio esmerado y una atención personalizada de su dueño. Lo recomiendo de veras.

Y finalizaré con dos recomendaciones más. En primer lugar, Restaurante “Casa Vallecas” en Berlanga de Duero, en el que comí hace un año. Tiene, también, alojamiento. Y el Hotel Dª Blanca en Albarracín, en que hace unos años pasé un fin de semana.
Insisto y volviendo al principio en que el cambio en el modelo productivo ha de ser global y abarcar al conjunto de los sectores.

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