lunes, 7 de septiembre de 2009



COMARCA PASIEGA.

De la pag web de J.Manuel García Diego (www.garcia-diego.com)

Uno de los lugares más hermosos de Cantabria, y también de los más olvidados, es el impresionante rincón encaramado entre los montes divisorios de Cantabria con Castilla, conocido como los montes de Pas. Protege la cordillera el sur de esta comarca y sus puertos de entrada a los valles, que se adosan a sus breñas serpenteantes.

La sierra, como una atalaya vigilante, se extiende desde el Castro Valnera al puerto del Escudo, con alturas de más de 1000 metros, entre las que sobresalen: Cantos Calientes, El Cotero, Cerro la Marruya, Masas de Pardo, Peña Negra, La Torcosa, Pico Miel y Valnera. El Castro Valnera, un gigantón pétreo de 1.707 metros de altura, que se yergue sobre la cordillera hasta asomarse por encima de la bahía de Santander, a caballo entre la Vega, San Roque y tierras burgalesas, es el padre de los dos ríos pasiegos nacidos entre las peñas de sus crestas: el Miera, cerca del puerto de la Lunada, y el Pas, en el arroyo de Pandillo, este último ha dado nombre a toda la comarca y a sus habitantes, no sabemos por qué, ya que apenas nace, pasa rápido por la villa de la Vega para escurrirse fugaz por el valle de Toranzo, al que riega en su largo recorrido.

El Miera, su hermano, no se conforma con dar nombre a la villa de San Roque, bautizada o motizada con el río Miera, sino que lo que hace con la región limítrofe, la verde y marítima Merindad de Trasmiera. La tercera villa pasiega, San Pedro del Romeral, es madre de tres pequeños riachuelos, que aumentan el aún pobre caudal del Pas. Estas tres villas, con nombres religiosos: Nuestra Señora de la Vega, San Pedro del Romeral y San Roque de Rio Miera, asombran por su belleza arisca y bravía, pero siempre verde y sedante. Las tres, juntamente con Espinosa de los Monteros, componían una ciudad antiguamente, en la cual, los reyes, "desde tiempo inmemorial", escogían sus monteros, por la "limpieza de sangre" que les caracterizaba , contra las opiniones nunca probadas de quienes les creen judíos.
Existe una carta de la reina Juana la Loca en que lo asevera, y prohíbe el paso de los semitas por estas villas para evitar el cruce de sangre de aquellos con estas gentes racialmente "puras". Asimismo se comprueba de este dato en los padrones de hidalguía por los que vemos que todos los vecinos eran de la calidad de nobles. Son , pues, nuestros pasiegos de el mismo origen que el resto de los cántabros o montañeros que componen todo lo que hoy es nuestra región; acaso algo distinto por su aislamiento entre las breñas, sus costumbres ancestrales, conservadas y diferenciadas del resto de Cantabria por su modo de vida acomodado al hábitat que lo rodea.
La Vega de Pas tiene como barrios: Candolías, La Gurueba, Guzparras, Pandillo, Viaña y Yera. Tiene una extensión de 87,60 Km2. García-Lomas lo llama "municipio antieucaliptal" en alusión a que no existe este tipo de bosque, tan frecuente en Cantabria.

San Pedro del Romeral está compuesto por los siguientes barrios: Aldano, Bustalejín, Bustiyerro, Hornedillo, La Peredilla, Ronquillo, La Sota, Vegaloscorrales, Vegalosbaos. Su superficie abarca 57,32 Km2.
San Roque sólo tiene tres, que son: Carcabal, Merilla y la Concha. Tiene una superficie de 36,01 Km2.
A pesar de la homogeneidad de su tradición, geográficamente las tres villas son distintas: San Roque de Río Miera se ajusta al río de su nombre y se extiende de norte a sur, con la corriente a un lado, sirviendo de linde entre Pas y Soba y la carretera al otro, serpenteando entre praderas "pindias". En contraste la Vega de Pas, o antiguamente Santa María de la Vega, vista desde lo alto de la Braguía, es casí un nacimiento de los que poníamos de niños por Navidad.

Es como una gran alfombra ondulada en donde todo son verdes que se cuartean en un mosaico de linderos o rodanos, interrumpidos por el hosco ocre de los montes. Allá abajo las casas se apiñan junto a la iglesia, mientras arriba las cabañas se esparcen entre la braniza.

San Pedro del Romeral acusa más esta dispersión de sus casas, mientras se suavizan los relieves de sus vertientes, menos agrestes que las de San Roque. En la plaza existía, y creemos que existirá todavía, una añosa encina frente a la iglesia parroquial.

A pesar de habernos referido sólo a las tres villas pasiegas, es verdad que hay una zona de influencia pasiega que abarca desde Soba a Ruesga, el valle de Carriedo con su capitalidad repartida - y enfrentada a veces - entre Villacarriedo y Selaya, localidad esta última que acoge a la Virgen de Valvanuz , auténtica patrona de los pasiegos, cuya festividad el día 15 de Agosto, se celebra de forma multitudinaria en las praderas del santuario erigido a la misma.

A todos los cántabros, cuando estamos fuera de nuestra tierra, nos llaman genéricamente pasiegos. Pero han de saber todos que eso nos enorgullece, como recuerda aquella copla de la canción montañesa , cantada por el Coro Ronda Garcilaso de Torrelavega, dirigido por el llorado Pepín del Río, al que tuve oportunidad de propiciar su primera y única actuación en la plaza de la Vega, dándole la ocasión de posar sus partituras sobre la mesa de concejos, mientras manejaba con su maestría proverbial la batuta que dejó huérfana ya hace algunos años:
" Me llamaste pasieguca pensando que era vileza,me pusiste un ramilletede los pies a la cabeza."

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