sábado, 31 de enero de 2015


El Barça es otro en el Palau

Nachbar y Hezonja se reivindican con el contundente triunfo de su equipo ante un gris Zalgiris

Jackson, entre Songaila y Milaknis. / Alberto Estévez (EFE)

El Barcelona es un equipo con dos caras. Una cuando juega lejos del Palau Blaugrana y otra cuando lo hace al amparo de su afición. No parece encontrar término medio, remedio a sus sucesivos tropiezos, siete en sus últimos nueve desplazamientos. Tocaba partido en el Palau y el equipo azulgrana actuó con la fluidez y eficacia que se espera de un bloque que reúne mucha calidad y solvencia. Por más lesionados que acumule –Abrines, con gripe, se añadió a las bajas de Navarro y Oleson-, es un equipo netamente superior a un Zalgiris animoso, con jugadores prometedores, algo congénito en el campeón lituano, pero carente de figuras de primer orden. El Barcelona salió disparado. Duro en defensa y acertado en ataque, especialmente sus pívots, Tomic y Doellman, y resolvió con autoridad: 89-72.

BARCELONA, 89; ZALGIRIS, 72

Barcelona: Marcelinho (2), Jackson (6), Thomas (8), Doellman (12), Tomic (16) –equipo inicial-; Hakanson (0), Hezonja (12), Satoransky (7), Pleiss (4), Lampe (7) y Nachbar (15).
Zalgiris Kaunas: Kariniauskas (2), Anderson (4), Ulanovas (14), Jankunas (4), Javtokas (2) –equipo inicial-; Cherry (2), Lekavicius (4), Vene (4), Gudaitis (17), Songaila (8), Milaknis (9) y Dimsa (2).
Parciales: 29-13, 22-20, 16-20 y 22-19.
Árbitros: Ziemblicki (Polonia), Bissang (Francia) y Papapetrou (Grecia).
Palau Blaugrana. 4.743 espectadores. Quinta jornada del Top 16 de la Euroliga.

El equipo verdiblanco no opuso apenas resistencia. Con Songaila ya a punto de cumplir 35 años, muy lejos de sus mejores días, o un par de americanos fuera de onda, el joven Cherry, llegado nada menos que desde los Cleveland Cavaliers, pero muy desubicado, y James Anderson, con más larga experiencia en la NBA, más curtido, pero bien defendido por Edwin Jackson, desacelerado por un golpe en la rodilla que le metió el susto en el cuerpo a punto de llegar al descanso, y desacertado cuando se animó a volver a la cancha.
Fue una magnífica jornada para que se reivindicaran algunos jugadores del Barcelona, necesitados de enmendar recientes actuaciones deslucidas. Lo consiguieron. Nachbar y Hezonja se llevaron la palma. El esloveno sumó tres triples que le devolvieron la confianza y las constantes para acumular minutos sin desesperar a Xavi Pascual y dos cuartos de lo mismo ocurrió con el joven alero croata.
El Barcelona abrió pronto una enorme brecha en el marcador, 20-4 en siete minutos y 57-37 mediado el tercer cuarto. El Zalgiris solo ganó en el rebote, pero solo recuperó dos balones y perdió 10 y, como ya se preveía, careció del mínimo acierto exterior (4 de 18 en triples) para compensar la tremenda inferioridad de sus pívots. Solo llamaron la atención las buenas prestaciones de dos de sus jóvenes perlas, Gudaitis, un ala-pívot de 21 años, y Ulanovas, un alero de 23 años recién cumplidos. Entre ambos sumaron 31 puntos. El público barcelonista, exultante, no quiso culminar la fiesta sin dejar de corear el nombre del que no hace mucho fuera uno de sus ídolos, Sarunas Jasikevicius, que hace sus pinitos como ayudante del entrenador lituano, Gintaras Krapikas.

viernes, 30 de enero de 2015


Jugad, jugad, malditos

Neymar acreditó su condición de implacable desestabilizador. Esto también es un arte en el fútbol


Neymar celebra el tercer gol del Barcelona frente al Atlético. / DANI SANCHEZ (DIARIO AS)

Cuando Neymar le hace un caño a un defensa, ya sabemos que la víctima de su artificio llegó tarde (eufemismo que se suele utilizar en el lenguaje deportivo para no referirse a la solución más expeditiva de la patada a conciencia). Dicho caño no transcurre aislado. Lo acompaña alguna pirueta suplementaria, como si el brasileño indicara con esa suerte que nada hay como una jugada con valor añadido. Pues bien, en el partido que libraron el Atlético y el Barcelona la noche del miércoles, Neymar acreditó su condición de implacable desestabilizador. Esto también es un arte en el fútbol. Neymar no conoce el directo a la mandíbula que propina Cristiano Ronaldo al contrario cuando el partido no va como a él le gusta. Tampoco le gusta la queja. Y mucho menos la dramaturgia.

Las batallas de Neymar se ciñen al único guion que conoce a la perfección: el regateo devastador en un metro cuadrado, el caño humillante,  y la velocidad eléctrica 

Las batallas de Neymar se ciñen al único guion que conoce a la perfección, porque entre otras cosas va con su naturaleza de jugador brasileño por excelencia: el regateo devastador en un metro cuadrado, el caño humillante, la alternancia entre un segundo barroco para pensar y la velocidad eléctrica enfilando la portería. Los enfados de Neymar como producto de las tarascadas que recibe, además de los codazos y las pisadas de que es objeto casi con alevosa premeditación, él los traduce con el caño, incluso cuando ya humillado el carnicero de turno Neymar lo busca para infringirle otro caño más demoledor, no sea que no quede claro que la única guerra que conoce se libra con la pelota. Con ese comportamiento el rival se va perdiendo en la furia, se diluye en la total desestabilización, se hunde en la miseria del juego sucio.
Simeone no supo encontrar el antídoto ideal para neutralizar la capacidad de supervivencia que gasta el brasileño cuando alguien le declara una guerra injusta. Neymar se toma la cuestión como un asunto muy particular, casi íntimo. La otra noche, cuando enfilaba el banquillo antes de hora, vi en su mirada un gesto de incomprensión. Incluso de cierta tristeza. Como si no llegara a entender cabalmente que nadie en el Calderón, público y jugadores colchoneros, atinara a descifrar la letal suntuosidad de su fútbol.

Noche de locos en el Calderón

El Barça elimina al Atlético tras un choque volcánico y una extensa crónica de sucesos


 
Neymar celebra uno de los goles del Barça. / JUANJO MARTÍN (EFE
De un partido volcánico, macizo y neurótico, pasado de rosca en muchos momentos, salió airoso el Barcelona, sometido a un choque al que no acostumbra, lleno de chispas, inflamado desde el pitido inicial y resuelto con dos contras y un gol ajeno en propia puerta tras un córner, esa suerte que los azulgrana dominan bien poco. El Barça se impuso por una vía inusual en un encuentro en combustión más propio del Atlético. Hubo incendios por todos los lados, piernas de mármol, broncas y más broncas, reproches y más reproches. De la caldera no sacó provecho el cuadro rojiblanco, que mientras hubo partido, o lo que fuera, se vio por dos veces a un gol de superar la eliminatoria. Luego, tras un tiempo de calentones, ya no le quedó otra que aceptar su suerte. No hubo segundo tramo, el reto se había liquidado en el cuadrilátero del primer tiempo y en su derivada en el túnel de vestuarios, donde Gabi fue expulsado. Tal fue la temperatura del choque que de la crónica de sucesos no se libró ni Ansaldi, que no estaba convocado, pero acabó en comisaría por un incidente policial fuera del estadio. De traca.

Atlético, 2-Barcelona, 3

Atlético: Oblak; Juanfran (Jesús Gámez, m. 58), Miranda, Giménez, Siqueira; García, Gabi, Suárez, Arda Turan (Cani, m. 63); Torres y Griezman (Saúl, m. 46). No utilizados: Moyà; Lucas, Mandzukic y Jiménez.
Barcelona: Ter Stegen; Alves, Piqué, Mascherano (Mathieu, m. 62), Alba; Rakitic (Rafinha, m. 70), Busquets, Iniesta; Messi, Luis Suárez y Neymar (Pedro, m. 77). No utilizados: Masip; Adriano, Bartra y Xavi.
Goles: 1-0. M. 1. Torres. 1-1. M. 9. Neymar. 2-1. M. 30. Raúl García, de penalti. 2-2. Miranda (propia puerta). 2-3. M. 42. Neymar.
Árbitro: Gil Manzano. Expulsó a Gabi en el descanso y a Mario Suárez (m. 84) por doble amarilla. Amonestó a Raúl García, Mascherano, Messi, Turan, Alves, Siqueira, Giménez, Cani
Unos 55.000 espectadores en el Calderón.
La trama pilló a un árbitro superado, tan capaz de ver penaltis donde no había como de pasar por alto los fetén. Tan comprensivo para perdonar patadas flagrantes de Mario Suárez a los tobillos de Messi como inflexible para condenar a La Pulga por desairar al balón con un punterazo. Atiza que atiza la hoguera, no estuvieron a salvo ni los linieres, que lo mismo arrearon sin querer a Jordi Alba con el mástil del banderín que se libraron de un zapatazo de Arda, que, desquiciado en medio de tanta turba arrojó uno de sus botines contra un asistente. Antes, ya había sido expulsado Gabi en el túnel de vestuarios, rumbo al descanso tras otra gresca, esta vez incendiada por Raúl García yNeymar.
A todo esto, cinco goles en un capítulo, alguno propio de este Billy El Niño en que se ha convertidoFernando Torres, al que en esta Copa le ha dado por marcar goles a la velocidad de Bolt, con el cronómetro en frío. Una locura de primer tiempo, un combate silvestre en el que se libraron mil batallas. Con 2-3 y el Atlético en inferioridad, ya no hubo más partido, solo cabía cruzar los dedos por una tregua que evitara más disgustos para unos u otros. Los técnicos protegieron a Neymar y Arda, que se habían puesto en la diana. Pero no se contuvo Mario Suárez, que a la tercera que cazó a Messi, Jesús Gil, que así se llama el colegiado, le expulsó. Por entonces, el Barça ya se limitaba a evitar zonas de conflicto.
El gol supersónico de Torres al medio minuto anticipó el zafarrancho que se avecinaba. Los centinelas de Simeone no estaban dispuestos a que el tiempo menguara su destino. A toda mecha desde la primera bocanada. Mascherano falló un pase diagonal hacia Messi, Siqueira llegó como una manada y reventó el balón. La pelota, con las costuras pateadas, le llegó al Niño, que se sacudió al propio Mascherano y ajustó el remate a la red. Como en la vuelta anterior en el Bernabéu, otra vez Torres como el mesías rojiblanco. El Barça apenas lograba ni ganar las cuerdas para el refugio. Su adversario metía mecha en cada jugada. Hasta que Messi recibió por primera vez con aire, sacó la cadena a Mario Suárez, combinó con Suárez y el uruguayo adivinó el atajo hacia el gol de Neymar por la vía central. El brasileño, que encima está afilado, no es de los que tiriten con el gol a la vista.
De la crónica de sucesos no se libró ni Ansaldi, que no estaba convocado, pero acabó en comisaría por un incidente policial. De traca
Pese al empate, no se rebajó el cuadro local. En el "cholismo" no se concibe la rendición. Eso es un ultraje, así que al Barça le costó hasta discutir la posesión, su principal credo. Sin migas de Busquets e Iniesta, el conjunto azulgrana cuidaba como podía el rancho a la espera de sus tres tenores de ataque, a los que tenía tiesos Giménez, ese prometedor Godín, ganador de casi todos los asaltos. Enfrente, el Atlético presionaba al toque de corneta de Torres, muy activo, el cordón emocional con la hinchada. Suárez y Gabi apretaban muy alto, con claros a sus espaldas, pero nadie recomendó a Messi claudicar en la banda para ocupar la espalda de los dos medios centros colchoneros, lo que hubiera abierto una fuga considerable en las filas locales. Messi siempre es la mejor salida de urgencia. Colapsado el Barça, al que le anularon un gol a Neymar por un presunto fuera de juego, por un meñique si acaso, el Atlético, a lo suyo, con la vida en juego en cada jugada, encontró la recompensa en un penalti que no lo fue. Acertó Raúl García y de nuevo el equipo estaba a un gol de la cumbre.
Tan tenso y dislocado iba el partido que no había pronóstico posible. La prueba es que desde los tiempos de Altamira los saques de esquina son patrimonio rojiblanco en las dos áreas, mientras que para los azulgrana son puramente accidentales en ataque y un engorro en defensa. Esta vez, hizo bingo. Por supuesto, sin voluntad, porque Miranda se equivocó de portería y dio carrete hacia su red a un cabezazo de Busquets. Otra cima que salvar para el Atlético, que tampoco esta vez sacó bandera blanca. Griezmann tuvo el 3-2, pero su remate lo desvió Jordi Alba con los codos. Con el francés desgañitado por el evidente penalti y Jordi Alba en estampida hacia la meta de Oblak, el Barça armó una contra con Messi al frente y Neymar cerró el marcador a pase del lateral zurdo azulgrana, que llegó con el turbo. Del posible 3-2 al 2-3 instantáneo.
El tumultuoso partido requería un poco de sosiego. Cabía prever que el descanso enfriara el asunto. Pero el encuentro no estaba para templar gaitas. De ida al vestuario se armó la marimorena y Gabi fue expulsado. "Solo le pregunté si lo de Alba no era penalti y expulsión", dijo el capitán, que deslizó que los piques con Neymar obedecían, según él, a la teatralidad. Jesús Gil se tomó a mal las palabras de Gabi, por lo que se vio. Fin de partido y fin de eliminatoria. Y, de paso, el telón para un duelo inflamado como pocos. Una tormenta que tendrá consecuencias tras una noche de locos en el Calderón.

martes, 27 de enero de 2015


Tratando de desmontar la legislación ambiental. 

 Cristina Álvarez Baquerizo*- EFE Verde- 15 de enero de 2015.

Tratando de desmontar la legislación ambiental. Por Cristina Álvarez Baquerizo*
Las reformas de las leyes ambientales abordadas en los últimos tres años están suponiendo el desmontaje del sistema jurídico de protección ambiental tan laboriosamente construido desde los años ochenta. Respetar la Ley no es solo cumplirla, es también no modificarla si no es por razones tan poderosas como las que determinaron su promulgación.
El Exministro Arias Cañete, hace ya tres largos años, nos anunció en el Parlamento, por sorpresa y sin aviso previo, pero con su simpatía y desenfado habitual que se proponía “reformar la práctica totalidad de la legislación ambiental española”.
Transcurrido este tiempo, podemos decir en justicia que fue un hombre de palabra.
En estos, insisto, tres larguísimos años, se nos han modificado absolutamente todas las normas legales que trataban de proteger el medio ambiente y la naturaleza y que no dependían directamente del Derecho Comunitario (y estas ultimas, simplemente, porque no se puede desde un solo estado, ¡pero están en ello!).
Hay que decir que todas las normas reformadas lo han sido de manera bastante coherente porque comparten muchos elementos de “estilo“común, como los siguientes: en todas ha retrocedido el grado de protección que otorgaban al medio ambiente. De todas ellas se han extraído o reducido al mínimo, los instrumentos de participación pública. Todas generarán, de nuevo, problemas competenciales, cuando ya parecían resueltos de una santa vez. Se ha renunciado a intentar la aplicación de un conjunto jurídico coherente y se ha premiado a los infractores, colocando a su nivel las exigencias legales devaluadas. Y sobre todo, en todas las reformas, intereses privados se han impuesto al interés general.
 Dura cuestión, esta del “interés general”. Muy discutible, desde el punto de vista político y moral. Mucho menos discutible, sin embargo, desde el punto de vista legal. El medio ambiente es un interés general, y además prevalente, según han declarado repetidamente nuestros más altos Tribunales. Pero esa prevalencia se fuerza, se vulnera o directamente se ignora en este lamentable proceso reformista, más propio de políticos verdaderamente antisistema. Antisistema, si, puesto que es un Sistema lo que se está desmontando. El que desde los años ochenta, en este Reino, trataba esforzadamente de construirse para contar con una legislación ambiental decente y unos sistemas de control de su cumplimiento, mas o menos dignos.
 Un sistema que ya comenzaba a contar con jurisprudencia consolidada, fruto de la labor dificultosa de unos tribunales siempre carentes de apoyo y recursos y que ahora habrán de volver a comenzar una buena parte de su tarea.
 La Ley de Costas de 1988 ha sido reformada. Quienes antes, después y durante la burbuja urbanística se aprovecharon de la corrupción imperante y del descontrol de la administración local y urbanizaron u ocuparon el litoral no enfrentaran las demoliciones previstas sino que renovaran sus concesiones ad infinitum. Ciento veinticinco mil edificaciones.
 La Ley de Parques Nacionales de 2007 ha sido reformada. El régimen de protección de los Parques no se aplicará, en virtud de la disposición adicional séptima de la nueva Ley, cuando a los propietarios privados no les parezca bien. Se puede explicar de un modo más profesional, pero se trata de eso, en síntesis.
 La Ley de Montes de 2006 ha sido reformada. Si resulta aprobado el Anteproyecto, se podrá construir en terrenos incendiados. Además, un montón de montes privados no necesitarán planes de gestión para explotarlos.
 Ahora se pretende también la modificación de la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad. En el Documento que se ha divulgado, las especies incluidas en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, podrán ver su régimen de protección eliminado (me refiero a la prohibición decapturar, poseer, naturalizar, transportar, vender, comerciar o intercambiar, etc.) si la administración juzga (sin mas detalle) que ello “podría ser beneficioso para su conservación”. Y según el nuevo articulo 60, TODO el régimen de protección podrá ser objeto de excepción en caso de “perjuicio importante a cualquier forma de propiedad”.
 Además, en las demás Leyes se ha hecho lo que se ha podido. Algunos ejemplos: según la nueva legislación de Evaluación de Impacto Ambiental, los estudios ya no necesitan contener referencias a la aceptación o rechazo social de las actividades a emprender, ni a ningún aspecto social afectado por el plan o proyecto. Se explica (mas o menos “Off the record”) que, “bueno, en realidad nadie lo hacía”. La nueva Ley de Responsabilidad Ambiental convierte el análisis de riesgo y las cauciones correspondientes en un Sudoku que con suerte veremos funcionar en algunas décadas. Y no seria mi intención parecer en extremo sarcástica si, descendiendo al nivel autonómico me refiero a las clases de caza subvencionadas para niños, o de la autorización de Castilla La Mancha para cazar perros y gatos abandonados. A tiros, si, y legalmente. Sin complejos.
 Si bien hay que tener en cuenta que la mayoría de los ciudadanos interesados en estos asuntos hemos estado, digamos, ocupadillos con otros temas en estos años, lo cierto es que seria deseable ver un mayor interés cívico por la defensa de nuestros instrumentos legales. Después de todo, y pese a los Antisistema, las leyes son útiles, defienden a los débiles frente a los fuertes, o al menos, para eso se inventaron. Y las vamos a necesitar, en cuanto escampe, para tratar de construir un futuro mas sano, mas prospero y mas feliz para la mayoría, que es de lo que se trataba.
*Cristina Álvarez Baquerizo. Abogada especializada en protección del medio ambiente desde 1982, ha trabajado profesionalmente para Greenpeace, Adena/WWF y SEO/Birdlife, entre otras entidades de Conservación de la Naturaleza. Desde 1996 hasta 2007 ha sido Directora de la Oficina española del Instituto para la Política Ambiental europea (IPAE). En la actualidad se dedica al ejercicio libre de la abogacía en temas de protección ambiental para entidades cívicas y conservacionistas

domingo, 25 de enero de 2015


Neymar se divierte en Elche

El delantero del Barcelona sale airoso de su enfrentamiento con Damián y, tras conectar con Messi, redondea un duelo que se abrió desde la estrategia


 

El Barcelona ha tomado velocidad de crucero desde que tocó fondo en Anoeta. Incluso golea en los partidos más planos, sin miga, como el de Elche, un equipo abatido por la gracia de Piqué y las virguerías de Messi y sobre todo de Neymar. Las rotaciones, necesarias a pesar de que los azulgrana no tienen margen de error, dejaron tocada la sala de máquinas. A falta de fútbol colectivo, se impuso el balón parado, una suerte extraña en el Barça, y la pegada de una delantera sin Suárez.

Elche, 0-Barcelona, 6

Elche: Tyton; Damián, Roco, Pelegrín, Cisma (Edu Albacar, m. 59); Adrián (Lombán, m. 71), Pasalic; Ñíguez (Coro, m. 81), Fajr, Víctor; y Jonathas. No utilizados: Manu Herrera; José Ángel, Álvaro y Cristian Herrera.
Barcelona: Bravo; Montoya, Piqué, Bartra, Jordi Alba (Adriano, m. 69); Rafinha, Mascherano (Busquets, m. 69), Xavi (Sergi Roberto, m. 71); Pedro, Neymar y Messi. No utilizados: Ter Stegen; Alves, Iniesta, Luis Suárez.
Goles: 0-1. M. 35. Piqué. 0-2. M. 55. Messi, de penalti. 0-3. M. 68. Neymar. 0-4. M. 71. Neymar. 0-5. M. 87. Messi. 0-6. M. 92. Pedro.
Árbitro: Clos Gómez expulsó a Fajr por doble amarilla (m. 57). Amonestó a Cisma, Ñíguez, Pelegrín, Jonathas, Mascherano, Alba y Lombán.
Martínez Valero. 28.235 espectadores.

Vencido Tyton, los goles llegaron de forma fácil y sencilla para el Barcelona. A los azulgrana les alcanzó con poca cosa para poner tierra de por medio y cerrar después el partido, sobre todo por la inferioridad del Elche, que jugó más de media hora con uno menos por la expulsión de Fayçal, tan merecida como la que le perdonó el colegiado a Pelegrín después de cometer penalti sobre Neymar, más terminal que Messi. Al argentino le dio por ejercer de 10 después de no funcionar como 9 ni como 7.
Luis Enrique cambió a los tres futbolistas de medio campo y puso a Messi de falso 9. Varió la mecánica de juego y los automatismos ante un contrario que se desplegó con tres mediocentros por detrás del gladiador Jonathas. Aumentó la posesión y el volumen de fútbol en la divisoria azulgrana y por el contrario perdió de salida verticalidad, profundidad y llegada, excesivamente pendiente de las conducciones de Messi, alejado del arco de Tyton.
A pesar de la intensidad contagiosa de Mascherano, ubicado como pivote, al equipo le faltaba sorpresa, apenas le daba velocidad al balón, no encontraba soluciones ofensivas frente al organizado rival. No había ocasiones, se echaba en falta a Alves y a Rakitic y sólo se advertía la trifulca de Neymar con Damián. Hubo un momento en que pareció como si Messi nunca hubiera jugado en la punta de ataque del Barça. La incomodidad del 10 se extendió a todo el equipo de Luis Enrique.
Los barcelonistas miraban extrañados al banquillo, hablaban más que jugaban, no aparecían los laterales y menos Montoya, poco fiable, para la tranquilidad del Elche. No jugaba ni por dentro ni por fuera el Barcelona, incapaz de rematar entre los tres palos, y Fayçal por el contrario exigió dos veces seguidas al solvente Bravo. Agresivo y bien plantado, el Elche no concedía oportunidades y sus contras tenían mucha intención, sobre todo cuando encaraban a Alba y Montoya.
El partido estuvo más de media hora muy igualado, sin desequilibrio por parte del Barça, parecido al que provocó la estruendosa caída en Anoeta. Los azulgrana no tenían más recurso que la estrategia, especialmente las faltas manejadas por Messi. Hasta que en la tercera intervino Xavi y sin demora ni pedir distancia, con la zaga local en Babia, puso la pelota en el segundo palo para el resolutivo Piqué. El central paró el cuero con el pecho y enganchó un tiro que batió a Tyton después de dar en Cisma.

El partido estuvo más de media hora muy igualado, sin desequilibrio del Barça

A partir del gol de Piqué, los azulgrana mezclaron mejor, más organizados desde que los interiores recuperaron su puesto natural (Xavi a la derecha y a la izquierda Rafinha) y Messi se desplazó hasta el extremo derecho mientras centraba su posición Pedro. A los barcelonistas, sin embargo, les costó estabilizar su fútbol, los centrales cometieron hasta tres errores seguidos y el Elche estuvo un rato cerca de Bravo.
Apareció entonces Neymar y se marcó un final de partido estupendo, en la línea de las muy buenas actuaciones que tiene desde la llegada de Luis Enrique. A la carrera, sorteando rivales, le sacó un penalti de libro a Pelegrín, transformado por Messi, y después marcó dos tantos en dos asistencias preciosas del 10. Neymar y Messi se relamieron desde la expulsión de Fayçal. El brasileño ya cuenta 19 goles mientras el argentino alcanza 31.
Messi no quiso despedirse sin dejar su tanto de jugada y le puso el punto final de forma precisa a un pase de Neymar. La guinda la firmó el trabajador Pedro, para completar la goleada de la delantera, después de un centro decisivo de Neymar en una acción iniciada por Rafinha. Ya son 23 tantos desde Anoeta y 18 ante el Elche en cuatro partidos mientras Bravo solo ha encajado nueve en la Liga. Messi cuenta los goles a favor y Luis Enrique se felicita por los que no recibe: es el equilibrio del Barça.
Aunque la intensidad defensiva fue escasa, los puntas no perdonaron ni una en una segunda parte tan divertida como dificultosa resultó la primera, cuando Neymar se las tenía con Damián. A la que se soltó, Neymar conquistó el Martínez Valero con la complicidad de Messi. Al Barça le salió un partido a pedir de boca.