El Barça de Messi venga al de Cruyff
En torno al delantero argentino, el cuadro azulgrana logra una remontada histórica que le redime del fiasco de San Siro y de la final perdida en Atenas en 1994 por idéntico marcador
Los de Roura acompañarán al Madrid en el sorteo de la próxima ronda, el viernes
Ramon Besa EL PAÍS 12 MAR 2013
Al catálogo de jornadas memorables del Barcelona, santo y seña del buen gusto
por el fútbol, le faltaba una remontada como signo de rebeldía y arrebato, señal
inequívoca de su resistencia a claudicar, y menos por culpa suya después del
fiasco de San Siro. Se tomó cumplida revancha del encuentro de ida y, si se
quiere, una vez puesto a celebrar un triunfo histórico, del 4-0 de la final de
Atenas de 1994. No será el Milan quien cante el réquiem al Barcelona de Messi,
mitad coloso, mitad guerrero, a veces estético y en otras épico, siempre
presente en una noche pletórica.
Las mejores victorias acostumbran a llegar después de las derrotas más
dolorosas, sobre todo en los grandes equipos, aquellos que marcan época y
defienden su jerarquía en los momentos más exigentes, como el Barcelona de
Messi, excelso la noche en que se cuestionaba su reinado. El mismo equipo que
presumió de despojar al Barça de su púrpura sufrió un cruel y merecido castigo.
No se juega con el Barça. Todavía quedan clases en el fútbol, y los azulgrana
son mejor equipo que el Milan, sobre todo mientras tengan a su cuarteto de
medios y a Messi.
BARCELONA, 4 - MILAN, 0Barcelona: Valdés; Alves, Piqué, Mascherano (Puyol, m. 77), Alba; Xavi, Busquets, Iniesta; Messi; Pedro (Adriano, m. 83) y Villa (Alexis, m. 75). No utilizados: Pinto; Cesc, Song y Tello.Milan: Abbiati; Abate, Mexès, Zapata, Constant; Montolivo, Ambrosini (Muntari, m. 60), Flamini (Bojan, m. 75); Boateng, Niang (Robinho, m. 60) y El Shaarawy. No utilizados: Amelia; Bonera, De Sciglio y Nocerino.Goles: 1-0. M. 5. Messi, a la escuadra. 2-0. M. 39. Messi, desde la frontal del área. 3-0. M. 55. Villa cruza el esférico tras un pase de Xavi. 4-0. M. 92. Jordi Alba resuelve un contragolpe, un pase de Alexis.Árbitro: Víktor Kassai (Hungría). Amonestó a Boateng, Pedro (se pierde la ida de los cuartos por sanción), Flamini y Mexès.Camp Nou: 94.944 espectadores.
El 10 acabó con una de las mejores organizaciones defensivas del
mundo como es la italiana. No hay cerrojo que se resista al pie de Messi. El
catenaccio cedió ante la mejor versión del omnipresente delantero
argentino. La suya es una dictadura consentida, por agradecida y amable, anoche
más dulce que nunca. Alrededor del 10, el Barça edificó un partido
majestuoso, muy bien gestionado tanto desde el punto de vista emocional como
táctico, jugado con la cabeza y los pies, bien visto por los técnicos y los
jugadores, jaleado por una entusiasta hinchada.
Apretó ya de salida el Barcelona con una alineación valiente y flexible,
sobre todo por la versatilidad de Alves, ayer más extremo que lateral,
justamente el papel contrario que Alba, tercer zaguero de un equipo desplegado a
partir del 3-4-3. Iban y venían los azulgrana sin parar, intensos y agresivos
con el balón, excelentes en la recuperación, imposibles de defender por el
Milan. Al cuarto de hora ya habían contado un gol de Messi, una ocasión de Pedro
que muy bien pudo ser penalti de Abate y dos intervenciones excelentes de
Abbiati a tiros de Iniesta y Xavi.
Extraordinario en la presión, el Barça jugaba en el campo del Milan. Acortada
la cancha, el ataque y gol era constante, como si se jugara el final del partido
y no el comienzo, encarado el equipo entero hacia la portería de Abbiati. Los
ataques eran rápidos, los remates selectivos y las ocasiones suficientes para
igualar el marcador de San Siro. El partido pertenecía a los medios: Iniesta,
Xavi, Busquets y Messi, anoche más 10 que nunca, porque Pedro y Alves
abrían el campo por las bandas y Villa ejercía de 9. Los goles
refrendaron la jerarquía sobre todo de Busquets y Messi.
Ambos armaron el 1-0 con la ayuda de Xavi: el pase filtrado del medio centro
para romper el muro italiano, el toque sutil del volante y la rosca a la
escuadra del 10. Y el 2-0 llegó después de un robo de Iniesta,
igualmente clarividente en la apertura para Messi. Ningún jugador en el mundo
tiene las caderas del 10. El centro de gravedad le permite regatear y
quebrar a los defensas y retratar a los porteros sin tocar el balón. Ya no se le
resisten ni los equipos italianos. Muy poco tuvo que decir el Milan salvo un
tiro al palo de Niang en un mano a mano con Valdés.
La jugada expresó las disfunciones de la zaga del Barça. Los dos laterales
profundizan sin atender que los centrales se quedan en situaciones de uno contra
uno con los delanteros. Así, Alba llegó hasta la línea de fondo
rossonera, puso un mal centro y en la vuelta de la jugada, Mascherano
se comió el rechace y permitió la oportunidad de Niang. Esquiva en Milán, la
fortuna estuvo ayer de parte del Barça porque el árbitro pasó por alto unas
manos de Piqué y acto seguido Messi puso el 2-0. Alcanzado el descanso, igualada
la ronda, quedaba media parte para rematar la fiesta.
Empezaba un nuevo partido en el Camp Nou. Al Barcelona le convenía medir el
riesgo, tirar la línea de cuatro defensas y al Milan no le quedaba más remedio
que adelantar la línea de presión, buscar el campo del Barça. El tanteo se acabó
a los diez minutos, después de un par de achuchones de los chicos de Allegri y
dos faltas a Messi, cuando volvió a funcionar la línea de recuperación
barcelonista: anticipó bien Mascherano y Villa coló un zurdazo espectacular a
pase de Xavi para poner el 3-0. Tuvo una el Guaje y la metió para participar de
la gloria como le corresponde a un campeón del mundo.