Apuntes sobre la dirección de los centros educativos.
J.Manuel Marañón- Director Suplemento Cantabria TE.
Javier Ramírez-Secretario General FE CC OO Cantabria.
Ventura ramos- Secretario Acción Sindical FE C OO Cantabria.
Como decimos en el título solamente pretendemos poner encima de la mesa, algunos apuntes sobe la situación, en el momento actual, de la dirección de los centros educativos.
En primer lugar, decir que el modelo de nombramiento del director/a de un centro educativo que marcan la LOE y la Ley de Educación de Cantabria supone un claro retroceso en relación con el anterior. El modelo de selección nos parece que no resuelve sino que agrava los problemas que supuestamente quiere arreglar. Y ello por mucho que la Administración Educativa de Cantabria no se reserve la mayoría en esa omisión de selección, como sí hacen las administraciones educativas de otras comunidades autónomas. Y esta modificación se ha producido de manera paralela a la que introducía la participación universal de todos los componentes de la comunidad universitaria en la elección del rector/a, con voto ponderado por sectores. Nos seguimos preguntando el porqué no se pude extender esa experiencia a la enseñanza no universitaria.
Volviendo a los problemas que se querían arreglar con el cambio de modelo, se hablaba de que más del 50% de los directores/as tenían que designarse directamente por la Administración educativa de turno. No vamos a entrar demasiado en si el nº de equipos directivos salidos de un proceso de selección va a rebajar sustancialmente ese porcentaje. El tiempo nos lo dirá, aunque creemos que no se van a modificar demasiado. Es más, viendo que es la propia administración la que concede las prórrogas de mandato, más parece querer asegurarse unos personas fieles que otra cosa.
J.Manuel Marañón- Director Suplemento Cantabria TE.
Javier Ramírez-Secretario General FE CC OO Cantabria.
Ventura ramos- Secretario Acción Sindical FE C OO Cantabria.
Como decimos en el título solamente pretendemos poner encima de la mesa, algunos apuntes sobe la situación, en el momento actual, de la dirección de los centros educativos.
En primer lugar, decir que el modelo de nombramiento del director/a de un centro educativo que marcan la LOE y la Ley de Educación de Cantabria supone un claro retroceso en relación con el anterior. El modelo de selección nos parece que no resuelve sino que agrava los problemas que supuestamente quiere arreglar. Y ello por mucho que la Administración Educativa de Cantabria no se reserve la mayoría en esa omisión de selección, como sí hacen las administraciones educativas de otras comunidades autónomas. Y esta modificación se ha producido de manera paralela a la que introducía la participación universal de todos los componentes de la comunidad universitaria en la elección del rector/a, con voto ponderado por sectores. Nos seguimos preguntando el porqué no se pude extender esa experiencia a la enseñanza no universitaria.
Volviendo a los problemas que se querían arreglar con el cambio de modelo, se hablaba de que más del 50% de los directores/as tenían que designarse directamente por la Administración educativa de turno. No vamos a entrar demasiado en si el nº de equipos directivos salidos de un proceso de selección va a rebajar sustancialmente ese porcentaje. El tiempo nos lo dirá, aunque creemos que no se van a modificar demasiado. Es más, viendo que es la propia administración la que concede las prórrogas de mandato, más parece querer asegurarse unos personas fieles que otra cosa.
Creemos que el problema está realmente en otra parte. Reside en la formación inicial y continua del profesorado y concretamente en la formación específica para la propia dirección.
Dos previos antes de entrar en esta tema de la formación. En primer lugar, obviamente, los centros educativos son muy diversos. Tenemos pequeños centros de infantil y primaria de apenas 9 unidades hasta grandes IES con más de 200 trabajadores/as, entre los cuales el 20% pueden no ser docentes. No es lo mismo un Centro en una zona en expansión de una ciudad que un centro en una zona rural, etc.
Y en segundo lugar, hace falta una capacidad, un talante de consenso para dirigir un centro educativo. Desde talantes autoritarios, desde personas incapaces de construir consensos y de generar complicidades es difícil dirigir nada y menos un centro educativo. Pero volvamos al tema de la formación. En estos momentos, hemos pasado del tiempo en el que solamente era preciso conocer la materia a enseñar a ser más importante el cómo enseñarla para que una mayoría del alumnado crezca educativamente hablando. Es mucho más importante la adquisición de competencias básicas y específicas que permitan el aprendizaje a lo largo de toda la vida que la mera transmisión de conocimientos para un examen concreto.
Pero sigue faltando una pata en esta formación. El profesorado se enfrenta a grupos de alumnado cada vez más complejos, productos de una sociedad más compleja y donde la autoridad no viene dada por ninguna ley ni costumbre ancestral sino que hay que ir ganándosela día a día para lo que la formación es imprescindible. La participación democrática que implique al alumnado en su propia formación es un objetivo muy complicado, muy difícil de conseguir sin un talante participativo, pero también sin conocer elementos de psicología individual y grupal, sin conocer técnicas de dinámica de grupos, técnicas dirección de grupos, etc.
Es decir la tarea educativa se ha complejizado enormemente y sin embargo el profesorado ni está suficientemente preparado ni se le facilitan los medios para que lo esté. Y esos medios van desde el reconocimiento profesional y salarial de su labor hasta la posibilidad de hacer esa formación en tiempo trabajo y ligada a la actividad del centro pasando por disponer de los medios materiales necesarios para poder acomodar su actuación a los tiempos que corren.
Estas cuestiones que hemos planteado sirven de alguna manera para la tarea directiva. Insistimos, el talante democrático, la capacidad de liderar grupos humanos, la capacidad de generar consensos entre intereses que, en algún momento, puede estar enfrentados, etc., todo esto es básico para una buena tarea directiva. Pero más allá de las cualidades innatas hace falta un largo recorrido formativo ligado a la tarea cotidiana en todos estos aspectos que deben acomodarse a grupos humanos cambiantes, no solamente del alumnado, sino también del profesorado, de los padres y madres y del personal no docente.
Pero quisiéramos plantear alguna cuestión más. Por ejemplo, en los centros de Primaria el equipo directivo asume crecientemente mayor número de tareas administrativas, restando tiempo a las funciones que creemos propias de la dirección. Ante un centro educativo cada vez con mayor complejidad, la dotación de una estructura administrativa se hace cada vez más urgente.
Por su parte, en los IES que sí tienen esa estructura administrativa y de servicios, no solamente debemos hablar de la figurar del director/a. La dirección de un IES con más de un ciento de profesores/as requiere de una estructura de dirección en todos y cada unos de sus compontes deben de ajustarse al perfil que hemos descrito anteriormente para la figura del propio director/a.
Una referencia final a los Comités de Directores. Una buena idea, en principio, puesto que como representantes de las comunidades educativas son unos órganos privilegiados para conocer de primera mano la información de los planes de la Consejerías y la transmisión simultánea de los problemas generales de los centros. El problema surge una asociación de estos directores/as, fundamentalmente de Secundaria, pretende constituirse en un mero grupo de presión en el que pretende sustituir a la negociación sindical en temas que afectan al conjunto de las condiciones laborales. El que quiera negociar condiciones laborales que se debiera presentarse a las elecciones. Entonces una buena idea acaba pervirtiéndose.
Para finalizar, volvamos al principio, valga la paradoja. Hemos pretendido poner encima de la mesa unas ideas para el debate y, en ningún caso un discurso cerrado y exhaustivo sobre el tema.
Dos previos antes de entrar en esta tema de la formación. En primer lugar, obviamente, los centros educativos son muy diversos. Tenemos pequeños centros de infantil y primaria de apenas 9 unidades hasta grandes IES con más de 200 trabajadores/as, entre los cuales el 20% pueden no ser docentes. No es lo mismo un Centro en una zona en expansión de una ciudad que un centro en una zona rural, etc.
Y en segundo lugar, hace falta una capacidad, un talante de consenso para dirigir un centro educativo. Desde talantes autoritarios, desde personas incapaces de construir consensos y de generar complicidades es difícil dirigir nada y menos un centro educativo. Pero volvamos al tema de la formación. En estos momentos, hemos pasado del tiempo en el que solamente era preciso conocer la materia a enseñar a ser más importante el cómo enseñarla para que una mayoría del alumnado crezca educativamente hablando. Es mucho más importante la adquisición de competencias básicas y específicas que permitan el aprendizaje a lo largo de toda la vida que la mera transmisión de conocimientos para un examen concreto.
Pero sigue faltando una pata en esta formación. El profesorado se enfrenta a grupos de alumnado cada vez más complejos, productos de una sociedad más compleja y donde la autoridad no viene dada por ninguna ley ni costumbre ancestral sino que hay que ir ganándosela día a día para lo que la formación es imprescindible. La participación democrática que implique al alumnado en su propia formación es un objetivo muy complicado, muy difícil de conseguir sin un talante participativo, pero también sin conocer elementos de psicología individual y grupal, sin conocer técnicas de dinámica de grupos, técnicas dirección de grupos, etc.
Es decir la tarea educativa se ha complejizado enormemente y sin embargo el profesorado ni está suficientemente preparado ni se le facilitan los medios para que lo esté. Y esos medios van desde el reconocimiento profesional y salarial de su labor hasta la posibilidad de hacer esa formación en tiempo trabajo y ligada a la actividad del centro pasando por disponer de los medios materiales necesarios para poder acomodar su actuación a los tiempos que corren.
Estas cuestiones que hemos planteado sirven de alguna manera para la tarea directiva. Insistimos, el talante democrático, la capacidad de liderar grupos humanos, la capacidad de generar consensos entre intereses que, en algún momento, puede estar enfrentados, etc., todo esto es básico para una buena tarea directiva. Pero más allá de las cualidades innatas hace falta un largo recorrido formativo ligado a la tarea cotidiana en todos estos aspectos que deben acomodarse a grupos humanos cambiantes, no solamente del alumnado, sino también del profesorado, de los padres y madres y del personal no docente.
Pero quisiéramos plantear alguna cuestión más. Por ejemplo, en los centros de Primaria el equipo directivo asume crecientemente mayor número de tareas administrativas, restando tiempo a las funciones que creemos propias de la dirección. Ante un centro educativo cada vez con mayor complejidad, la dotación de una estructura administrativa se hace cada vez más urgente.
Por su parte, en los IES que sí tienen esa estructura administrativa y de servicios, no solamente debemos hablar de la figurar del director/a. La dirección de un IES con más de un ciento de profesores/as requiere de una estructura de dirección en todos y cada unos de sus compontes deben de ajustarse al perfil que hemos descrito anteriormente para la figura del propio director/a.
Una referencia final a los Comités de Directores. Una buena idea, en principio, puesto que como representantes de las comunidades educativas son unos órganos privilegiados para conocer de primera mano la información de los planes de la Consejerías y la transmisión simultánea de los problemas generales de los centros. El problema surge una asociación de estos directores/as, fundamentalmente de Secundaria, pretende constituirse en un mero grupo de presión en el que pretende sustituir a la negociación sindical en temas que afectan al conjunto de las condiciones laborales. El que quiera negociar condiciones laborales que se debiera presentarse a las elecciones. Entonces una buena idea acaba pervirtiéndose.
Para finalizar, volvamos al principio, valga la paradoja. Hemos pretendido poner encima de la mesa unas ideas para el debate y, en ningún caso un discurso cerrado y exhaustivo sobre el tema.
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