ENTREVISTA: JAVIER MASCHERANO Centrocampista del Barcelona
"Ahora corro menos"
LUIS MARTÍN - EL PAÍS - 06/03/2011
A Javier Mascherano (San Lorenzo, Argentina; 1984) le llamaron Jefecito, Monster Masc y El Pulpo, pero él prefiere que le llamen Javier. Empezó de delantero hasta que a los ocho años el entrenador, su padre, exfutbolista que llegó a jugar en la Segunda argentina, le puso de medio centro. Ha hecho carrera: jugó en el River, el Corinthians, cinco partidos en el West Ham y casi cuatro años en el Liverpool. Desde agosto, el capitán de Argentina juega en el Barcelona. Y cada vez mejor.
Pregunta. Nació cerca de Rosario, pero empezó en River.
Respuesta. Se dio así y nunca quise ir a un equipo de Rosario, aunque soy hincha de Central. A los 12 años entré en la escuela de Renato Cesarini, que se encarga de llevar jugadores a clubes de Buenos Aires. Seguramente terminaré mi carrera en Argentina y ojalá sea en River.
P. ¿Por qué se fue a Brasil?
R. River tenia la necesidad de vender y Corinthians ofreció mucho. Fue raro porque o nos íbamos Lucho González, Maxi López y yo o no se hacía la operación. Para mí, era bueno en lo deportivo. Al final, jugué un año y salimos campeones, pero las cosas se pusieron difíciles. La empresa que había comprado el equipo se estaba yendo, quiso recuperar el dinero y me vendieron al West Ham. Fue un cambio terrible y no tuve la ocasión de adaptarme ni de aprender. Fue un poco raro.
P. ¿Cómo es lo de ser centrocampista en Inglaterra?
R. Es de lo mejor que me pasó en mi carrera. Es fútbol en estado puro, no existe la trampa, es pura inocencia, jugar para ganar. Es el fútbol que uno juega de chiquito. Fue una reválida para mí, que empecé a jugar en la calle. Por eso de Inglaterra tengo un gran recuerdo. Disfruté muchísimo.
P. Nada que ver con el juego brasileño, claro.
R. ¡No! El brasileño es un juego muy abierto. Para el centrocampista y el defensor es difícil de jugar. Juegas siempre mano a mano. Es un duelo permanente. Si lo pierdes, es muy factible que pierdas el partido. Yo siempre tenía que pelear con gente muy rápida, en espacios muy grandes...
P. ¿Qué le dio el Liverpool?
R. Con Rafa Benítez perfeccioné lo táctico. Me dio la oportunidad de demostrarme que podía jugar en Inglaterra. Tácticamente, es muy bueno. Lee muy bien al rival, sus debilidades. Es muy trabajador. Le gusta que el equipo esté muy ordenado.
P. ¿No encorseta en exceso a los futbolistas?
R. No. Siempre nos dio libertad para jugar, pero en lo defensivo debíamos tener orden. En el Liverpool yo era el balance. Cuando llegué, estaban Sissoko, Gerrard y Alonso y lo primero que pensé es que, si no jugaba en el West Ham, por qué iba a hacerlo en el Liverpool. Pero me dio confianza. Gerrard pasó a mediapunta por detrás de Torres y jugué con Xabi Alonso. Él se encargaba de crear y yo le daba balance, jugaba con la escoba, daba las coberturas. En el Liverpool se dio mi renacer. En muchos aspectos me sentí más cómodo que en River. Siento que es mi casa, aunque no acabó bien. El Liverpool me quiso vender. Y el negocio es parte del fútbol, ya lo tengo claro.
P. Su carrera era difícil de imaginar, pero es nada mala.
R. Siempre di un paso adelante. Nunca imaginé mi carrera de esta forma, pero estoy conforme. Lo que logré lo gané por trabajo y sacrificio. Lo importante para mí es el fútbol y no lo que lo rodea.
P. Jugó muchísimas veces contra el Arsenal.
R. ¡Sí, muchas! En la Liga, les eliminamos en la Champions, jugamos la Copa de la Liga... Casi siempre empaté y me hicieron correr. Ellos siempre tenían el control y nosotros nos organizábamos en la defensa para ganarle a la contra. Aquel era prácticamente el mismo equipo que ahora. Jugaban Flamini o Denilson por Wilshere; estaban Kolo y Gallas. Y ahora hay estos chicos, pero básicamente es lo mismo. Intentan jugar parecido al Barça. Pero, físicamente, son más fuertes, aunque es difícil verles ganar con un pelotazo. Contra Cesc jugué mil veces. Tiene ese toque diferente, ese detalle que recuerda que es del Barça, ese modo de jugar tan de aquí.
P. De niño, veía el fútbol europeo. ¿Vio algo parecido a este equipo?
R. No. Jamás vi un equipo como el Barça. Vi el Ajax de Van Gaal y otros grandes, como la Juve de Lippi, pero no algo como esto. No hay un solo camino para jugar al fútbol, todos son válidos. A mí me tocó jugar, me tocó pegarle para arriba y le pegué. Uno juega a lo que puede. Por suerte estoy aquí y sé que hay otra manera de pensar, sentir y jugar al fútbol. Afortunadamente, he tenido la ocasión de conocerla. Lo más fácil era quedarme en el Liverpool. Tenía el sitio asegurado y nadie me iba a tocar. Era muy fácil quedarme. Pero quería vivir en un equipo que luchara por los títulos. Más allá de lo que se gane o no, vine para saber si podía jugar en un equipo como este, ser parte de un equipo que va camino de ser recordado por cómo juega, no por lo que gane. Y eso es más importante que los títulos. La gente recuerda a la naranja mecánica y no ganó. Eso tiene mérito. Hay gente exitista a la que le gusta solo ganar, pero el cómo es importante. Yo no desprecio ninguna manera de jugar, pero, obviamente, esta es diferente de todas.
P. ¿Qué le pidió Guardiola, qué tuvo que cambiar?
R. Que hiciera lo que siempre hice en lo defensivo y que en lo ofensivo fuera muy participativo, me ofreciera siempre, tratara de ser simple, de dar continuidad al juego... En el Barça, el juego posicional es muy importante. Ahora corro menos, pero siempre estoy cerca de la jugada. Trato de aprender y ser mejor cada día porque mi anhelo es mirar atrás y estar orgulloso de lo que hice. Guardiola, por el fanatismo con el que vive el fútbol, me recuerda a Bielsa. Los dos piensan más en el arco de enfrente que en el suyo, en cómo hacer daño al atacar. Marcelo es más directo, más vertical; el Barça busca más la pausa.
P. Viendo los números, ¿no está jugando tan poco como podía suponer?
R. En Argentina quieren dar a entender que juego poco, pero yo estoy contento, sobre todo teniendo en cuenta el mediocampo del Barça, que es el del campeón del mundo. Es de lo mejor que se ha visto en la historia. Así que debo ser respetuoso y consciente de que, si no juego yo, lo hacen Busquets, Keita... O Xavi e Iniesta, los mejores creadores del mundo, únicos e irrepetibles. Por desgracia para el fútbol, no volveremos a ver nada igual. Y, sobre todo, está Busquets, que es el jugador perfecto para este club. Sergio, que por su talento podría jugar en cualquier equipo, ha nacido para jugar acá. Tiene todo lo que debe tener el mediocentro del Barça: quite, buena técnica y un orden táctico perfecto. Yo le miro y trato de aprender, sacar cosas. Somos perfiles diferentes. Implicación siempre he tenido. Para ser campeón necesitas un grupo. Juegan 11, cinco esperan en el banco y seis lo ven en la tribuna. Pero para hacer buenos a los 11 necesitas una competencia sana y diaria. Y yo vine para eso.
P. ¿Perdonó dinero?
R. Lo dejamos para otro día.
P. ¿Le tuvo que convencer Messi para fichar por el Barcelona?
P. ¡Nooo! ¡Fui yo el quien le convenció para que me recomendara! En serio, creo que a Leo y a Gabi (Milito) les preguntaron por cómo era dentro, en el vestuario, como persona. Les agradezco, parece que hablaron bien, porque me ficharon.
P. ¿Por qué a Messi le costó tanto ser reconocido en Argentina?
R. Seguramente porque nunca jugó allí. A todos los futbolistas se nos relaciona con un equipo y a él no. Pero eso ya pasó. Tenemos la suerte de que el mejor jugador del mundo es argentino y la gente lo quiere disfrutar.
P. En tanto que el mejor jugador del mundo, ¿ Messi está llamado a ganar un Mundial?
R. De momento tenemos que afrontar la Copa América, que este año jugamos en casa. El fútbol argentino necesita ganar un título, porque hace mucho tiempo que no ganamos nada. La gente esta muy ilusionada, es hora de que Argentina vuelva a ganar algo.
P. ¿Qué significa ser capitán de Argentina?
R. Primero, un orgullo inmenso pero también una responsabilidad. Yo tuve la suerte de tener a Ayala cuando llegué, que me agarró de la mano y me ayudó a recorrer el camino. Uno trata, con mis características y mi manera de ser, de no de imitarle- Pero sí de dejar algo. La selección es dejar algo para los que vienen, que sepan que uno trató de hacer lo mejor.
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