miércoles, 4 de agosto de 2010


REFLEXIONES DEL PASIEGO
Los toros y ¡…la mundial!.
J. Manuel Marañón.
El Parlamento de Cataluña aprobó la prohibición de las corridas de toros y ¡se montó la mundial!.Para que nadie tenga que esforzarse en adivinar cuál es mi postura en torno al tema de fondo, decir que si fuera parlamentario catalán (o canario en el 91) hubiera votado a favor de la prohibición y, por supuesto, si fuera ciudadano catalán hubiera suscrito la Iniciativa Legislativa Popular (ILP).
Por cierto, parece lo más presentable, democráticamente hablando, que una ILP que suscriben 280.00 ciudadanos y ciudadanas de Cataluña deba debatirse en el Parlamento. Lo que no parece razonable es que algunos hayamos suscrito ILP´s que han recogido más de las 500.000 firmas que se exigen para todo España y luego el Congreso de los Diputados no las admita a trámite. Pondré dos ejemplos: Ley de financiación del sistema educativo y Ley reguladora de la subcontratación en la construcción. A esa negativa lo llamo yo “canguelo político”. Señorías! den la cara, debatan y si quieren voten en contra de la ILP pero no sean cobardes y discútanla.
Pero volvamos al tema. No niego que desde algunos ámbitos de la política catalana, esto se haya planteado como una diferenciación de España, pero miremos la luna y no nos embobemos con el dedo, y más cuando la escandalera se monta en el caso de Cataluña y la prohibición en Canarias de hace 19 años pasó casi desapercibida para el nacionalismo español. El problema no es la libertad, ni la tradición, ni el arte, ni la cultura. El problema es, lisa y llanamente, el maltrato animal.
En 1978, la ONU publica la Declaración Universal de los derechos de los Animales y, a partir de ahí, la UE va produciendo una serie de legislación para regular la cría y la matanza de los animales que utilizamos para nuestra alimentación. Y no es ninguna broma. Conozco casos en que el SEPRONA ha multado a ganaderos por tener las vacas en “cerrados” al aire libre metidas en el barro hasta las rodillas. Por supuesto, que el SEPRONA ha multado a personas que tienen los animales de compañía sin los cuidados necesarios. El propio SEPRONA pone enormes reparos a llevar perros sueltos en la Reserva del Saja, por ejemplo, porque pueden perturbar la vida de especies como el corzo.
Por si a alguien se le ocurre descalificar la opinión con el argumento de que no seré vegetariano, decir que efectivamente, como carne y pescado y que, aunque, la base de mi alimentación son las legumbres, los lácteos y la fruta, no dejo de ingerir proteína animal. Pero a los pontífices de los espectáculos con animales, tengo que decirles, asimismo, que como buen pasiego me he criado entre animales y jamás se me ocurrió maltratarlos por simple diversión. A la ley catalana, efectivamente, le falta una cosa que es la prohibición de los “correbous”, de la misma manera que a la ley canaria la falta la prohibición de las peleas de gallos.
De todo el debate, solo ha conseguido enfurecerme la apelación a la libertad. Malo si lo dice Montilla, pero cuándo Esperanza Aguirre habla de ley liberticida recuerdo un debate sobre la Enseñanza Pública en el año 80 en un Instituto de Laredo en el cuál un antiguo chivato de la Brigada Político-Social hablaba del derecho a la libertad de elección de los padres. Por favor, la libertad es una cosa demasiado grande para que ciertos individuos del “casperío” español la manchen pronunciando su nombre. Ah¡ y pregunto ¿la obligación de abrocharse el cinturón también es una medida liberticida?.

Lo de la tradición es una cuestión muy relativa. Las tradiciones son como los seres vivos: nacen, se desarrollan y mueren. Y esta es una tradición que puede morir como todas. Y más cuándo vive con respiración asistida. Porque, vamos a ver, si hay corridas de toros es gracias a las subvenciones públicas y si hay espectáculos taurinos es porque los pagan los ayuntamientos. Allí dónde han podido, los ayuntamientos han decidido cortar con esas subvenciones y el espectáculo de maltrato animal ha desaparecido. Y digo, dónde han podido porque en lugares como Pinto, dónde el alcalde socialista en 2009 quitó las subvenciones a los espectáculos con animales con la excusa de la crisis económica ya montó un buen follón el “casperío”. Se puede quitar subvención a la cultura (la verdadera), al deporte de base.. a cualquier cosa pero por favor que nos toquen el espectáculo embrutecedor.
Otra cosa alucinante son las declaraciones de la Ministra de Cultura que califica el espectáculo de maltrato animal como hecho artístico y cultural. Por favor, señor Zapatero, en la primera crisis de Gobierno que esta muchacha encabece la lista de los cesados.
Y para finalizar, dos apuntes. El primero relativo a las preocupaciones económicas y laborales. Algunos prevén un incremento masivo del paro, ¡por favor!. Los hilos los mueven toreros y ganaderos que viven muy bien con el dinero de todos. Un solo apunte cuantitativo. Se estima que el censo de la ganadería brava era, en 2009, de cerca de 300.000 reses. En espectáculos taurinos se emplearon apenas 15.000, el 5%. ¿Y el otro 95%?. Pues se dedicó a la recría y a la venta de carne. Como muchos otros ganaderos. Y lo mismo que hay una denominación de origen “Carne de Cantabria” puede haber una denominación de origen “Carne de ganado bravo”. Lo que pasa que estos cortijeros criadores de ganado bravo, con honrosas excepciones, consideran que este otro negocio no es tan productivo y no pueden pasear su palmito de “señorito provinciano” que diría Machado porque la vida del verdadero ganadero de leche o de carne es bastante más dura.
Y el segundo apunte conecta con mi anterior artículo “identidad nacional, identidad de clase”. No soporto a los que dicen que el espectáculo taurino es algo que está en la esencia de España. Y no lo soporto, porque no soporto a esos que definen lo que hay que hacer, decir, pensar, sentir para pertenecer a una determinada comunidad de ciudadanos y ciudadanas. A lo mejor es que ellos quieren súbditos y no ciudadanos.

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