domingo, 6 de diciembre de 2009


ROBERT BASIC-EL PAÍS- 06/12/09
El Barcelona abre las puertas de La Masía, semillero de talentos en el que se forman personas y moldean astros del balón; el último, Leo Messi



La Masía está metida en obras menores, justo lo que no necesita el Barcelona. El engranaje blaugrana es un reloj de precisión suizo en el que todas las piezas están ajustadas al milímetro. Tocarlas descompondría un mecanismo perfecto. En el corazón de la filosofía azulgrana, además de futbolistas, se moldean actitudes. Fuera de sus muros se aprende a hacer paredes; dentro, a ser persona. El despertador interrumpe el sueño de los chavales a las 6.45 horas y, a partir de ahí, comienza una larga jornada de aprendizaje que concluye con el entrenamiento. Cuatro a la semana más partido. Un complejo andamiaje por el que se escala hasta la cima y sólo unos pocos hacen cumbre. Los elegidos.
La Masía no es un centro de alto rendimiento ni tampoco una instalación deportiva de última generación. Es un coqueto caserío del siglo XVIII -restaurado en 1966 y situado en las inmediaciones del Camp Nou- que desde hace treinta años funciona como la residencia oficial de los aspirantes a estrella. Del Barcelona, se entiende. Cuenta con varias habitaciones, salas de estudio con ordenadores y wifi, oficinas, comedor, cocina y un puñado de profesionales que está pendiente de los jóvenes. Lo dirige Carles Folguera, ex jugador de hockey patines y pedagogo. «Sabemos cómo son y de dónde vienen, conocemos su situación familiar y escolar, controlamos su día a día y tratamos de encajarles dentro de un modelo convivencial y formativo rico en valores».
En estos momentos, hay un total de 57 jóvenes de entre once y dieciocho años que residen en La Masía. Casi todos son futbolistas (más del 80%) y los demás se dedican al baloncesto y uno al hockey patines. «Tenemos chicos de todas partes», explica Folguera. «25 provienen de Cataluña, 16 del resto de España y otros tantos del extranjero». El Barcelona ha borrado fronteras del mapa para globalizar su cantera y convertirla en una referencia mundial. Ahora cuentan con niños de Senegal, Nigeria, Camerún, República Dominicana, Argentina, Georgia, Grecia... Las barreras idiomáticas y culturales se diluyen bajo el peso integrador del fútbol y el objetivo de llegar a ser el mejor.
Referentes
Como los referentes que tienen en el primer equipo, también esculpidos en la factoría azulgrana. En la pugna por el último Balón de Oro había tres barcelonistas entre los cuatro primeros: Messi, Xavi e Iniesta. Gente de casa. Sólo Cristiano Ronaldo logró romper la hegemonía culé y 'colarse' en el segundo lugar, muy lejos del argentino. Folguera, que ha elaborado un modelo pedagógico de lo que debe ser La Masía, considera que la clave del éxito reside en una «buena detección de talentos». De ello se encarga la red tejida por Pep Boada, responsable de un cuerpo de 30 ojeadores que rastrea el mercado español. En cuanto a los que trabajan a nivel internacional, el Barça prefiere no facilitar cifras.
Los cazatalentos radiografían los partidos de los combinados autonómicos, las finales de cadetes y juveniles, los Mundiales y Europeos de las selecciones sub'17... Elaboran informes detallados y la captación se produce a través de dos vías: la directa -el chico es tan bueno que se apuesta por él de inmediato- y la indirecta; es decir, el ojeador recomienda al club hacerle una prueba para decidir acerca de su posible incorporación. Después entra en escena el aprendizaje de una filosofía de jugar y entender el fútbol. «Siempre nos hacemos una pregunta: ¿qué queremos conseguir?», resume el director de La Masía. Un jugador tipo para cada puesto. Cuando se fabrica un '4', el molde es Pep Guardiola. El '6', Bakero.
«La forma de jugar del Barça se inculca a los chavales desde benjamines», precisa el director de La Masía. «Se celebran reuniones semanales entre entrenadores y coordinadores y los entrenamientos se ajustan siempre a un patrón de juego determinado». A grandes rasgos, cabe en tres conceptos básicos: «Toque, construcción y pase corto». Esta filosofía vertebra el proceder creativo del fútbol base y, una vez arriba cambiarán los estadios y los rivales, las camisetas y los objetivos, pero nunca la manera de entender el juego.
Albert Benaiges, coordinador de las categorías inferiores repasó las virtudes que deben tener los chavales en cada puesto. En la portería se valora «la altura, la agilidad, los reflejos y la capacidad para mandar»; los defensas deben ser «agresivos, con buen juego de cabeza y carácter. Además, es muy importante que sepan sacar bien el balón desde atrás»; los centrocampistas, la quintaesencia de este Barça, precisan de «inteligencia y buena técnica. Si hemos sacado tantos medios es por la manera de entrenar y de entender el juego. De los Milla, Amor y Guardiola a los Xavi, Iniesta y Busquets ha habido una evolución. Antes eran especialistas y los de ahora son más ofensivos y completos»; y los delanteros, concluye Benaiges, tienen que ser «rápidos, hábiles y con el don del gol».
Folguera insiste en que, además de la vertiente deportiva, La Masía está concebida como institución pedagógica que enseña una serie de valores. «El entorno y la parcela social son muy importantes. Hablamos de humildad y constancia, de educación y de 'picar piedra', de bajar los humos a un chaval que ha metido tres goles el fin de semana -si fuera necesario- y de devolver la confianza al que la ha perdido».
En sus tres décadas de historia, un total de 442 futbolistas han pasado por La Masía. 41 han llegado a estrenarse con el primer equipo y 38 pudieron colocarse en otros clubes de Primera; el resto tuvo que buscarse la vida en categorías inferiores y muchos de ellos se perdieron para el fútbol profesional.
Tres condiciones
Hacen falta «tres condiciones» para entrar: talento deportivo, que los niños quieran estar en la casa y que estén en permanente formación académica. De hecho, disponen de cuatro profesores que imparten clases de refuerzo escolar. Folguera maneja un presupuesto anual de 630.000 euros para las necesidades relativas al inmueble. Estos números no cubren las instalaciones deportivas, atención médica y psicológica ni tampoco a los entrenadores. Son gastos aparte que salen de las arcas del Barcelona.
El modelo funciona y ya cuenta con planes de expansión. La Masía prepara la mudanza y está todo preparado para la construcción de la nueva residencia, en los terrenos de la Ciudad Deportiva de Sant Joan Despí. Tendrá una capacidad para 82 chavales -ahora es de 60- y pasará de los 600 metros cuadrados actuales a la friolera de los 6.000. La fábrica blaugrana sigue echando humo, que el filtro de Guardiola transforma en oro. Como el balón de Messi. Y dicen que no será el último. Juran que saldrá del lugar donde duermen las estrellas.


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